“Esta tercera operación no me quita el sueño de volver y ser mejor de lo que fui”
Aunque no recibió el alta médica definitiva, Lucas Ezequiel Argüello empezó a hacer fútbol y se ilusiona con ser otra vez el 5 de Olimpo. En octubre del año pasado sufrió la rotura del injerto del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha, pero le contó a La Nueva. porqué no hay nada ni nadie que lo detenga.
Por Sergio Daniel Peyssé / [email protected]
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“Me siento pleno y pretendo volver a mi mejor nivel, sé que voy a poder porque mentalmente no hubo, ni hay ni habrá nada que me detenga“.
La fuerza interior de Lucas Ezequiel Argüello es admirable. Tras superar una tercera operación de rodilla, la segunda en la pierna derecha, insiste en que todavía le quedan sueños por cumplir. Y entre ellos se encuentra ascender con Olimpo a la Primera Nacional.
Se sumó al aurinegro en enero de 2020 (proveniente de Chaco For Ever) y fue el motor que potenció a ese equipo dirigido por Alejandro Abaurre para salir del fondo de la tabla y terminar con una campaña más que prestigiosa: 7 triunfos, 2 empates y 3 derrotas en 12 partidos.
Pero el año no iba a terminar de la manera que el volante neuquino --formado en la CAI de Comodoro Rivadavia-- hubiese preferido: el 16 de octubre sufrió la rotura del injerto del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha y dos meses más tarde, cuando la zona estuvo apta y desinflamada, fue intervenido quirúrgicamente por el doctor Alberto Tulli.
Hoy, este mediocampista de fuste y temple, que me pidió por favor que no le mencione los días que pasaron y que no haga cálculos de ningún tipo, ya está haciendo fútbol de manera normal y entrena a la par de sus compañeros.
Como que lo peor ya pasó, más allá de que Lucas no pueda enterrar definitivamente esos golpazos del pasado (tres roturas ligamentarias en 8 años) que generalmente no son tan normales en la carrera de un futbolista profesional.
“Las lesiones pasan por algo, pero el dolor y la amargura no pueden afectar tu optimismo y las ganas de ser quien vos quieras ser”, arrancó diciendo este “5” de “pata ancha”, que será una especie de refuerzo sin cupo en el plantel que conduce Carlos Mayor.
“Me acuerdo del momento en que me lastimé y me da risa. Fue una pavada, en un fútbol reducido: Furios (Iván) se me cayó encima, su cuerpo hizo palanca con mi rodilla y el crack me erizó la piel. Cuando intenté moverme me di cuenta que la rótula estaba sin estabilidad”, rememoró sin querer puntualizar demasiado.
--Hablemos del presente, de tu vuelta a las prácticas y de lo que el cuerpo técnico está esperando de vos.
--Hace dos semanas empecé a hacer fútbol, exigí la pierna y siento como que no hubiese pasado nada. Todavía no recibí el alta médica definitiva, aunque no hago ningún trabajo diferenciado y cumplo con las mismas tareas que le piden al grupo.
“Tulli me recomendó ir de a poco, que sume minutos sin terminar fundido o con la rodilla al hombro; que la confianza la iba a ir adquiriendo paulatinamente y no en un solo día de entrenamiento”.
--Pavada de consejo.
--Con Tulli tengo una excelente relación. Es un fenómeno, como amigo y como profesional. Te habla con sinceridad, no te siembra la duda y en todo momento, al principio y al final de mi rehabilitación, me alentó con un “pibe, confío plenamente en vos ehhh…”
--Nunca escuché que se corte el injerto de una operación anterior. ¿Qué explicación te dio Tulli, a que se debió lo que te pasó?
--Me comentó que la lesión no se pudo evitar, que la rodilla quedó indefensa frente a un cuerpo de mayor porte (el de Iván Furios) y que las consecuencias, lamentablemente y por mala suerte, fueron las peores. También me aclaró que lo que pasó ahora no tiene nada que ver con la rotura anterior, que no fue una resultante de una operación mal realizada o de un injerto que no cumplió la función que tenía que cumplir.
“En definitiva, me dijo que el injerto se cortó por una fuerza externa, por una presión en forma de palanca de uno y otro lado, y que no piense que esto fue producto de un desgaste o una mala praxis”.
Argüello, de 27 años, se había roto meniscos y el ligamento cruzado anterior de esa misma rodilla el 12 de noviembre de 2017, cuando defendía los colores de Juventud Unida Universitario de San Luis.
En aquella ocasión, para poder reconstruir el ligamento dañado, le extrajeron parte del tendón rotuliano para que actúe como injerto. Esta vez, la elección fue diferente y el “pac-man” olimpiense trató de traducir en palabras el diagnóstico clínico que recibió.
“Tulli optó por sacar tejido del músculo de los isquiotibiales, y la evolución fue sin el más mínimo sufrimiento. Sin tener que comparar ésta última operación con la anterior, porque no viene al caso, en esta oportunidad sí noté que la recuperación fue a un ritmo más acelerado; la rodilla, al no estar rígida, siempre la pude mover para adelante y para atrás”.
“La intervención de hace casi cuatro años fue un éxito, pero me dejó secuelas en el tendón rotuliano, de donde me habían sacado una buena parte de tejido que tardó en regenerarse. Por un largo tiempo tuve que soportar una tendinitis y diferentes molestias al pisar y al estirar”.
A tiempo y sin locuras
Según Alberto Tulli y el médico del plantel aurinegro, Federico Zurita, el jugador se encuentra dentro de los parámetros normales para la recuperación de una operación con cierta complejidad en una rodilla que ya estaba dañada.
Aunque salió todo más que bien, y en eso mucho tuvo que ver que Lucas “haya respetado los tiempos sin haber hecho locuras”.
--¿Cómo te sentís?
--Seguro, con la pierna firme y pensando en el reencuentro con la pelota de manera oficial. Estoy tan motivado que me tienen que andar parando, me paso de rosca, estoy a mil revoluciones por minuto... (risas). Anímicamente, esta operación fue la más difícil de llevar, pero a su vez la que me fortaleció espiritualmente, porque tuve mucho tiempo para pensar en mí y en un regreso feliz.
“En los ejercicios de velocidad y reacción no tuve problemas y siento que la rodilla se encuentra estable. En realidad, entro a la cancha y me olvido, y según los especialistas esa también es una buena sensación. Además no aumenté de peso, me mantuve, algo que siempre me costó conseguir en los otros procesos de rehabilitación. La clave fue no vivir sedentariamente y ocuparme de ejercitar varias veces al día en períodos cortitos de tiempo”.
--¿Por qué decís que está última recuperación te costó?
--Por la pandemia, que me obligó a estar lejos de mi familia y mis seres queridos. Psicológicamente no fue fácil, hubo momentos donde no pude cumplir con kinesiología en tiempo y en forma y tuve que hacer doble o triple turno de entrenamientos en mi casa sin las herramientas adecuadas.
“Me ayudó mucho que Mariano Miravalles, de Sports Gym, me abra el gimnasio a cualquier hora, de noche o de madrugada, para que yo pueda ganar masa muscular y fortalecer la rodilla. A otro que le debo este presente es a Juan Blasco (fisiorecuperador del plantel de Olimpo), quien en cada charla supo controlar mis impulsos para que pueda mantener la cabeza fría".
La primera lesión de rodilla que sufrió “Luquitas”, en este caso en la pierna derecha, fue en septiembre de 2013, cuando daba sus primeros pasos en la CAI, antes de emigrar y pasar por Juventud Unida de San Luis, Brown de Puerto Madryn, Chaco For Ever y Olimpo.
“También estoy operado de la rotura del ligamento cruzado anterior”, se apuró en manifestar.
--Ahora, cualquiera que lee esta nota se puede estar preguntando: ¿puede recuperar su mejor nivel o volver a ser competitivo un futbolista que está operado de las dos rodillas, y en una de ellas dos veces?
--Sí, y a las pruebas me remito. Si estoy entrenando a full es porque las rodillas me lo permiten. En plena etapa de recuperación me propuse volver a tocar una pelota a los seis meses y a hacer fútbol en forma normal a los siete. Cumplí ambas, siempre llevando al pie de la letra las recomendaciones de Tulli, quien me vive frenando con tal de que no me traicione la ansiedad.
“Ya me dijo de esperar un mes más, que a la rodilla le va a hacer bien y a mi también. En las prácticas sigo sumando ritmo, trabo, freno, arranco, siento que está todo normal... Hasta mis compañeros se sorprendieron con mi seguridad para exigir la pierna sin escatimar esfuerzos. Me conozco y sé lo que puedo dar, por eso quiero demostrar que estoy para jugar más allá de que todos me recomiendan esperar unos días más”.
“Desde el cuerpo técnico me dicen que me ven óptimo, incluso `Patrulla´ (Jorge Jiménez, ayudante de campo de Carlos Mayor) me apunta ciertas cuestiones futbolísticas del equipo sabiendo que ni siquiera voy al banco”, esgrimió.
Olimpo no sumará refuerzos en el puesto donde se desempeña Argüello, quien disputó su último cotejo oficial el 15 de marzo de 2020. Ese día, en cancha de Libertad, el de Bahía le ganó 2-0 a Estudiantes de San Luis y el “5” de Centenario marcó un golazo desde afuera del área.
“Todos me dicen lo mismo, incluso hasta yo me convencí de que voy a reforzar a un equipo con otra mentalidad y que supo interpretar el vocabulario de la categoría. Corro con ciertas ventajas, es cierto, porque conozco la idea del entrenador, lo que quieren mis compañeros y cuál es el objetivo del club y la dirigencia. Ojalá pueda aportar mi granito de arena y poder sentirme importante dentro de la cancha y en el vestuario”.
--¿Con quién te ves conformando el doble 5: con Ezequiel Ham o el “Pipa” Fernández?
--Con cualquiera de los dos, lo que más quiero es jugar. Me estoy preparando para eso, éste tiene que ser mi año. Soy un hombre de fe y eso me ayudó a superar las distintas adversidades. Hoy me toca dejar atrás un momento duro, y sé que lo mejor está por venir.
Difícil de digerir
Durante la pandemia, Lucas permaneció en Bahía, junto a su esposa Florencia y el hijo de ambos: Léon, de un año y ocho meses.
“Fue muy duro no ver a mi mamá (Monica), a mis hermanas (Agustina, Camila y Valentina) y a mis abuelos (Genoveva y Daniel) durante tanto tiempo. Ellos estuvieron alentándome en cada paso de mi carrera, me apoyaron en las malas y me levantaron anímicamente frente a cada dificultad”, sostuvo compungido.
“También extrañé horrores a mi otra hija (Chiara), que tuvimos con una pareja anterior y que vive en Comodoro Rivadavia. No poder planificar un viaje o hacer que ella venga me hacía caminar por las paredes; encima el tiempo, estando encerrado, se te hace eterno. Los primeros meses fueron durísimos, hasta que empecé a salir de casa para trotar y moverme en espacios más amplios. Necesitaba que la cabeza me haga un click: el cambió fue rotundo, me volvió el alma al cuerpo”.
“Además de los chicos del plantel, Nicolás López Macri (ex compañero en Olimpo) estuvo a disposición siempre y el `Mono´ Silva (acaba de rescindir su contrato con el aurinegro) me preguntaba todos los días si necesitaba algo. La verdad, nunca me sentí solo”, dijo agradecido.
--Olimpo también se portó bien con vos, porque te ofreció renovar contrato (hasta diciembre de 2002) a los pocos días de haberte lesionado.
--Uhhh... De maravillas. Antes de romperme, y como había recibido algunas ofertas de la B Nacional, el hoy presidente (Alfredo Dagna) me ofreció la renovación de contrato por un monto muy similar a las propuestas que me estaban llegando. A los días me lesioné, pero no tuve tiempo de pensar qué podía llegar a pasar porque Dagna me llamó y me comunicó que lo pactado seguía en pie y no iba a sufrir modificaciones.
“Me aclaró que el club no me iba a dejar tirado y que confiaba en mí. Me acuerdo que me dijo: `quédate tranquilo, no te vamos a soltar la mano, aunque depende de vos volver a ser el jugador que fuiste´. Esperó a que pasen unos días, a que yo me sienta bien, para aparecerse con los papeles y que los dos firmemos lo que habíamos arreglado de palabra”.
“Dagna, tranquilamente, me podría haber dejado en libertad de acción, pero se hizo cargo de mi situación y me cumplió con lo que prometió. Me demostró ser una persona sensata y con sentido común, que se fijó más en la persona que en el jugador. No quiso sacar ventajas y me ayudó en todo lo que yo necesitaba”, declaró.
A los 27 años, Lucas siente que su historia futbolística tiene varios capítulos más por escribir, sobre todo porque está dispuesto a seguir recorriendo el país, de sur a norte como ya lo hizo o de la manera que le depare el destino.
“Volvería a cualquiera de los clubes por donde pasé. Hice amigos en todos lados, pero sé que mi lugar en el mundo, para residir claro, será el valle, en alguna ciudad entre Neuquén y Comodoro, de donde es mi señora. Nací en Centenario, mi familia está ahí, y es lo que más tira para un posible regreso”.
--¿Cuál fue tu mejor momento deportivo?
--Cuando ascendimos a la B Nacional con Juventud, en 2015. Tenía 23 años y no estaba lo suficientemente maduro como jugador, pero disfruté porque fui valorado por el técnico, por los dirigentes y por los hinchas. Cuando llegué a Olimpo y tuvimos esa remontada terrible con Abaurre como DT, también sentí que estaba en un gran nivel, pleno de la cabeza hasta los pies.
“En ese Olimpo había encontrado un rumbo, me sentía importante, casi un referente, hasta que pasó lo de la maldita lesión. En los últimos partidos me había convertido en el eje del equipo, estábamos bien pese a que la campaña tuvo un triste final en el cruce eliminatorio frente a Sportivo Las Parejas”.
--¿Con qué te ilusionás?
--Con el ascenso de Olimpo, y ojalá sea conmigo en cancha. Este club, por historia y por lo que representa, merece volver a la B Nacional, y sería fantástico colaborar con ese logro.
“Solo estando acá, siendo parte de Olimpo, te das cuenta que lo que dicen sobre esta institución es cierto. Es un club de otra categoría”.
--Viendo los partidos desde afuera, ¿qué diferencias notás entre este equipo y el de la edición pasada?
--Este es un plantel con mucha juventud, con ganas, hambre y compromiso. Al principio del torneo pecamos de soberbios y así nos fue. Teníamos el ego muy alto, no nos conocíamos entre si y queríamos jugar lindo antes de cumplir con lo que exigía la categoría.
“Cuando empezamos a ser más humildes como grupo todo cambió; entendimos que cualquiera podía jugar y que para que nos vaya bien teníamos que tirar todos para el mismo lado, desde el más chico hasta el más grande. Recién ahora estamos derechitos, por el camino que todos estamos dispuestos a transitar”.
--Entiendo a que te referís.
--Olimpo bajó el copete y se amoldó a la categoría. Te doy un ejemplo: “Pipa” Fernández debutó como titular y juega como si tuviera mil partidos en una divisional áspera y donde no es fácil la adaptación. Le dieron la oportunidad y el pibe la aprovechó. Hay que aprender que no se puede juzgar a nadie y los que deciden, siempre, son el técnico y los dirigentes.
“El grupo se fortaleció y reina la buena onda, sin internas ni ventajas desleales entre compañeros. Cuando pasa eso te das cuenta que vas por el mejor camino”.
--¿Qué elegís hacer en los ratos libres?
--Le dedico mucho tiempo a mi hijo, sobre todo cuando mi señora trabaja (es Profe de Educación Física). Me vuelve loco, quiere ir todos los días a la plaza y se enoja si no le doy lo que quiere. Si, lo sé, lo estoy malcriando...(risas).
--Es muy chiquito, ¿pero le ves pasta de futbolista?
--Como todo padre, mi deseo es que crezca feliz, pero le encanta patear, llevar la pelota de un lado a otro. Ojalá sea futbolista, aunque a veces pienso que no quiero que sufra ni pase por nada de lo que yo viví como jugador del ascenso en la Argentina.
“El fútbol nunca dejará de ser hermoso, pero a veces lo estropean ciertos personajes que no saben si la pelota es redonda o cuadrada”.
--¿A quiénes te referís?
--A todos aquellos que te adoran la píldora y después no cumplen con lo prometido. Muchos jugadores se van lejos de sus familias, no cobran durante meses y a casi nadie le importa que estén solos y no tengan ni para comer. Yo lo viví, muchas veces la pasé realmente mal, pero el dinero y el poder marea a unos cuantos.
--Vuelvo a insistir: ¿de quién o quiénes hablás?
--De esos dirigentes o pseudos directivos que sacan ventajas todo el tiempo, que desprestigian al jugador y que valoran el negocio por sobre cualquier otra cuestión. Muchos te quieren arreglar pagándote dos o tres meses sabiendo que el contrato es de 6; a nadie le importa nada y el trato en el fútbol es un “viva la pepa” constante.
“Si alguna vez mi hijo se convierte en jugador profesional, ojalá tenga la suerte de venir a Olimpo, un club serio, que cumple y que no le hace el verso a nadie”.
--Se nota que en alguno de los equipos por donde pasaste no te fue del todo bien, ¿se puede saber en cuál?
--Te repito: volvería a cualquiera de ellos. El problema no es el club, sino la gente que maneja el fútbol deliberadamente en esa determinada entidad. No me rodearía de ciertos dirigentes nocivos; no les daría otra vez la confianza que les dí, simplemente eso.
“Hay directivos que le hacen mal al fútbol, pero que siguen siendo bancados por los clubes. Están, opinan y son los que arman y desarman planteles sin medir ningún tipo de consecuencias. Entiendo que son personajes inevitables porque son los que ponen o consiguen la plata, que para ciertas instituciones no hay otra manera de progresar”.
“Hay clubes que por disposición económica de terceros consiguen participar de un torneo Argentino o de un certamen superior a su Liga de origen. Entonces, ¿cómo los echas? Imposible”, expresó Lucas, quien en Olimpo disputó 8 encuentros y marcó un gol.
“Muchos se pasan de la raya, por el poder que reciben de los clubes se creen que tienen derecho a faltarle el respeto a los jugadores, a meterse en cuestiones que no les corresponden y a conseguir siempre lo que quieren por manejar dinero pero sin la más mínima capacidad dirigencial. Para muchos viene bien el refrán: `no hay mal que por bien no venga´. Lamentablemente es así”.
--Bien, ¿cuándo pensás que será la fecha de tu regreso?
--Calculo que dentro de seis fechas, a principios de agosto. Tulli me dijo que no me quería ver más la cara, pero cuando me puso los plazos me anticipó que iba a volver en seis meses, después lo alargó a siete y ahora ya pasaron ocho y no me da el alta definitiva...(risas). Quiero volver y rendir a pleno, de eso se trata.