Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

La medalla del subcampeón

   La mentalidad exitista no reconoce el valor del camino de llegar a una finla deportiva.

   En materia deportiva, cada torneo o campeonato tiene un ganador. Un campeón. No hay manera de que sean dos. La definición, sin embargo, involucra a dos protagonistas, los que llegan a la instancia final.

   Hace unas semanas se disputó la final de la copa UEFA, en Europa, entre dos equipos ingleses: Manchester City y Chelsea, encuentro que tuvo, como corresponde, un ganador, en este caso Chelsea, por apenas la diferencia de un gol.

   Lo singular de esta historia es la cantidad de críticas realizadas a Josep Guardiola, el afamado y exitoso técnico del Manchester, quien al recibir la medalla como subcampeón de la copa, la besó en signo de agradecimiento y aceptación.

   Parece ser que en nuestro país se ha arraigado la consigna de que fuera de ser el ganador, no guarda ningún mérito ni merece reconocimiento alguno ser el perdedor de esa instancia final.

   Una filosofía que en materia deportiva fue impulsada por Carlos Salvador Bilardo, al señalar que ser segundo es un logro destinado al olvido, sin ningún mérito.

   Es decir que quien llega a una instancia final, que recorrió todo un camino y superó todos los obstáculos para disputar el máximo cetro se convierte de pronto en nadie si no es capaz de triunfar en ese último desafío.

   Ese pensamiento ha privado de reconocer en nuestra historia verdaderos logros, como aquel de ingresar a disputar la final del mundial 2014, cuando no fueron los locales sino los nuestros quienes ingresaron al mítico Maracaná.

   La realidad es que se debe valorar el esfuerzo, la dedicación, el trabajo, el talento y la capacidad de superación. Es el camino el verdadero merecedor de la medalla, mientras que el último paso es apenas anecdótico.

   Sería sano que se valorara esta situación. Esa medalla que se besa y no es la del campeón es un premio tan merecido y valioso como el primero.