Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Trabajo del diablo en Siria

“Las sanciones atacan a la gente inocente, a los pobres, a los vulnerables. Son la forma  más cruel  de guerra que podemos librar.”

   El Coronel (R) del Ejército de los EE.UU. Richard Black es en quien me baso para desnudar las Sanciones César contra Siria como “bestiales e inmorales”. Su larga carrera en las fuerzas armadas -Jefe de División del Ejército   en el Pentágono, Jefe del Cuerpo de Abogacía General de la Marina y miembro del Senado de Virginia -respaldan la autoridad de mi fuente. Al respecto, dijo: “Las sanciones no hacen otra cosa sino atacar a la gente inocente, a los pobres, a los vulnerables. Son la forma  más cruel  de guerra que podemos librar".


   “En 2011 enviaron agentes de la CIA que fueron a coordinar y dirigir las acciones de terroristas vinculados a al-Qaeda que estaban atacando a Siria y a su gobierno legítimo, y juraron decapitar a todos los cristianos, a los alauitas, a los chiítas, y vender sus hijas y sus esposas en los mercados de esclavos”. Expresiones elocuentes del mes pasado. Para agregar: “Durante la primavera árabe, qué hicimos en Libia? Saquear sus almacenes de armas enviándolas a Siria para armar a los terroristas  de allí”. “La   idea de que estábamos aliados a al-Qaeda fue impactante. El pueblo de Siria rechazaba completamente a todos los terroristas que nosotros impulsamos. Pueblo que avanzó con el presidente Bashar al-Assad y con el Ejército Sirio, forzando a los terroristas a que dejaran el país, habrían purgado completamente a Siria de los terroristas si no hubiera sido por el hecho de que EE.UU. se metió y colocó físicamente tropas en el norte de Siria”.


   “Con una minoría kurda, que utilizamos como aliados para robarle a toda Siria su trigo y su combustible, pero ni eso fue suficiente para derrocar al gobierno (...) El propósito era y es crear hambruna y miseria en Siria, y evitar que se pueda reconstruir luego de diez años de guerra que nosotros les hemos impuesto con sus niños muriendo de hambre (...) El 90% de las familias tienen  que ir a  las bases de EE.UU., donde tiran su basura en los botaderos y los niños sirios limpian la comida de las latas que encuentran que EE.UU. ha  tirado. Reducimos así al pueblo que alguna vez fue orgulloso, inteligente y productivo obligando a los soldados y marines de EE.UU. a hacer el trabajo del diablo en Siria (...) Ayudamos a los turcos a saquear más de 1.000 fábricas en ciudad de Alepo (...) ¡Es despreciable! Me avergüenza lo que estamos haciendo. No es el EE.UU. en el que creci. Le impusimos bloqueo naval, y al no declararle la guerra a Siria cada barco que se le incauta  es un acto de piratería. Nos hemos convertido en un dictador global. Las sanciones son incompatibles con cualquier noción de misericordia, y decencia”.


   Damasco -su capital- 6.000 años a.C. fue fundada por arameos -idioma en que hablaba Cristo- y Pablo, camino a ella, cayó del caballo cuando Jesús lo increpó:  “¿Saulo,por que me persigues?” De Homs  vino mi abuela paterna judía, con 15 años y con Nazim escondido en un  canasto. La esperaba José -su esposo musulmán- porque había que empedrar Dorrego y levantar las paredes en la calle Lequerica, criar ocho hijos mas, bautizarlos por inmersión en el rito ortodoxo siriaco de Antioquía. Pero esa es otra historia y se la debo -coronel Black- si el chirolita de Inglaterra que hoy gobierna su país no concreta instalar una base militar en Usuhaia, previo balcanizar la Argentina con gobernadores separatistas.