Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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"Con el Covid, el enfermero pasa a ser la familia del paciente que está internado"

Luis Alberto Becerra es el supervisor del área de enfermería en la guardia del Hospital Matera de la Asociación Empleados de Comercio y se refirió a los trabajos que desarrollan las más de 120 personas de ese sector tan esencial que tiene el nosocomio.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Pablo Andrés Alvarez / palvarez@lanueva.com

   Luis Alberto Becerra es nacido en Cuchillo-Có, un pequeño pueblo de La Pampa que tiene poco más de 200 habitantes. 

   Está radicado en Bahía desde 2005 y vive con su hermana Vanesa, enfermera de la UTI del Hospital Italiano.

   Empezó en residencias geriátricas y en 2012 se enroló en el Hospital Matera de Empleados de Comercio, momento en el que se afilió al gremio de los mercantiles que lidera Miguel Aolita.

   “Actualmente soy el supervisor del área de enfermería en la guardia y de seguimiento de pacientes, como así también quien está a cargo del sistema estadístico de positivos y negativos. En total, somos más de 120 enfermeros en todo el Hospital”, dice y cuenta que el Matera tiene un equipo de 6 médicos que se comunican con los pacientes positivos ambulatorios. Es él quien se encarga de coordinar los llamados. 

   Sobre el rol de los enfermeros, esgrime que va mucho más allá de una simple atención clínica.

   “El enfermero no sólo se ocupa de eso, sino también emocional, porque se debe empatizar con ellos para reemplazar el calor afectivo de un familiar. Y, su vez, atender a los familiares cuando requieren información, ya que aquí están internados sin compañía. Una de las cuestiones que genera el covid es la soledad, que se trasluce en incertidumbre y miedo. Ahí, el enfermero pasa a ser su familia, el que le da confianza y fuerzas para seguir adelante”.

   Señala que se debe tener un gran manejo de la situación para tratar a los pacientes.

   “Muchos llegan sin un diagnóstico a la guardia y terminan siendo dudosos o positivos, por lo que se deben adoptar varios protocolos que los ponen nerviosos. En esos casos hay que contenerlos para lograr tranquilizarlos”.

   Por ello, admite que no es fácil dejar toda la carga emocional que acarrea trabajar en esta pandemia. 

   “La institución puso a disposición un equipo de psicólogos, porque hay casos que atraviesan el profesionalismo e impactan en nuestro ánimo o estado anímico. También sentimos muchísima contención de los directivos y supervisores y también del gremio de los mercantiles para que no falte nada o que uno no se sienta abrumado”.

   “La verdad es que nos proveen de todos las herramientas necesarias para cuidarnos nosotros y cuidar a los pacientes. Nos sentimos muy cuidados”.

   Alberto manifiesta que los dramas familiares son los más difíciles de asimilar.

   “Por ejemplo, nos llegó un paciente de la zona, que pocos días antes perdió a su hermana y a su madre por Covid. Y simultáneamente fue internado el cuñado. Y fuera del hospital quedaron sus sobrinas, de muy corta edad, y una hija de menos de 2 años. Es imposible que no te afecte esa angustia”.

    Alberto cuenta que no ve a sus padres desde 2019.

   “Por eso, cuando veo a gente que no se cuida, me da una amargura tremenda. Porque siento que nuestro trabajo no es reconocido. Nadie se imagina lo que es tener la mascarilla todo el día puesta, usar los equipos de protección y vestirse y desvertirse constantemente cuando toca ingresar o salir del área Covid. Mientras hay gente que aún no cree en la gravedad del virus, hay familias que la están pasando muy mal, ya sea por una perdida o por la incertidumbre que genera tener a un ser querido internado”.