El 2 y el 5 de ese Olimpo, además de carácter y presencia, te hacían “pelo y barba”
Se cumplieron 20 años del primer ascenso aurinegro a la elite del fútbol argentino y no podían faltar los recuerdos del “mariscal” y el capitán de ese equipo que se coronó campeón en la última fecha, el 27 de diciembre de 2001. Con ustedes, Mauro Laspada y Ceferino Díaz...
Por Sergio Daniel Peyssé / [email protected]
Siempre son palabras calificadas para recordar aquel ascenso de Olimpo del 27 de diciembre de 2001.
Veinticuatro jugadores compusieron ese histórico plantel conducido por Gustavo Alfaro, pero si ahora mismo hago una encuesta entre los hinchas aurinegros que vivieron a pleno ese logro tan increíble como inesperado y les pido dos nombres en un abrir y cerrar de ojos, un altísimo porcentaje va a elegir a Mauro Laspada y Ceferino Díaz.
Es así, uno como periodista siempre quiere escuchar y transmitir el pensamiento y la opinión de dos “pesos pesados” de aquel grupo de hombres que enalteció el prestigio del club Olimpo con un ascenso que no estaba en los planes de nadie.
Dos preguntas para el “Mariscal” y el capitán: ¿qué significó el ascenso en sus carreras deportivas?, ¿por qué ese equipo fue campeón cuando el objetivo primordial era permanecer en la categoría?
Primero el 2: “el ascenso con Olimpo me hizo trascender a nivel nacional, me dio la posibilidad de jugar en Primera después de tanto esfuerzo y dedicación en una carrera deportiva que no fue fácil. Lo que nunca imaginé fue lo que iba a pasar después, en la relación de Olimpo con su gente y de los hinchas conmigo. En el momento del ascenso, fue tocar el cielo con las manos, porque subimos siendo campeones, y no todo el mundo tiene la oportunidad de salir campeón”.
Siguió el “Pelado” de Punta Alta, plenamente identificado con los colores amarillo y negro: “ese logro fue un punto de inflexión en mi vida deportiva y será un agradecimiento eterno hacia Olimpo. Pasan los años y cualquiera que lea esta nota puede llegar a decir `este siempre dice lo mismo´, pero ese es el verdadero sentimiento; nunca me voy a cansar de decir gracias. Haber ascendido con Olimpo me cambió la vida, y es por eso que defendí esa camiseta con todo mi ser dentro y fuera de la cancha”.
Y contestó una más: “Ese equipo ascendió porque se armó un grupo de jugadores con mucho carácter, porque las condiciones a las que estábamos sometidos en el campeonato eran muy adversas, sobre todo en las estadísticas. Se consiguió con un técnico muy capaz, estudioso y conocedor, y con un gran presidente (Jorge Ledo), que no es un detalle menor, sobre todo por todo lo que se ve ahora, en el manejo del fútbol actual”.
Otra: “A medida que fueron pasando los partidos y seguíamos sumando puntos, el objetivo de la permanencia pasó a segundo plano ya que apareció la chance concreta de pelear arriba. Y ese carácter que tenía el grupo se canalizó en la capacidad y en la hombría para no arrugar ante nada y ante nadie e ir para adelante”.
Y cerró con una anécdota: “Hay una que representa de cuerpo entero a ese grupo. Viajamos a Córdoba para enfrentar a Racing, llegamos al aeropuerto casi a la hora de cenar, pero no nos fue a buscar nadie a la hora que nos habían dicho. Quedamos varados ahí hasta la una de la mañana, que fue cuando se dignaron a irnos a buscar. El partido era ese mismo día a las 15, por lo que se alteraba bastante la logística de la delegación, sobre todo en el descanso y la alimentación. Con bronca acumulada y sin ser llorones, entramos a la cancha a comernos crudo al rival, le ganamos 3-1 pero podría haber sido por más goles. Eso era el grupo de Olimpo”.
Ceferino, el de la cinta eterna
Trabajando en el campo, cerca de Necochea, Ceferino Díaz no dejó pasar la posibilidad de recordar otra vez aquel logro que a muchos le modifcó, para bien, su carrera futbolística.
“El ascenso fue muy importante para mi, desde lo deportivo, desde lo personal y desde lo anímico. Llegué a Olimpo después de perder las finales con Quilmes, y no me iba a permitir otro fracaso. Subir con Olimpo fue maravilloso, sabía que se me tenía que dar, porque fui testarudo, cabeza dura... Viajé a Bahía con ese desafío, quería que mi familia deje de sufrir por verme mal a mi. Fue una fiesta inolvidable, impresionante, un recuerdo que no me voy a olvidar ni aunque alguna vez pierda la memoria”, admitió el capitán.
"¿Por qué conseguimos el ascenso? En el plantel había jugadores sobresalientes, de enormes condiciones, además de ser serios, trabajadores y responsables. Y por sobre todo, esos futbolistas eran excelente personas, que se despojaron de las metas individuales para priorizar lo colectivo. El equipo rendía jugara quien jugara y los cambios no resentían la estructura de los once dentro de la cancha. Había una perfecta armonía entre dirigencia, cuerpo técnico y jugadores”.
Y se acordó del presidente Jorge Ledo: “Cuando llegué, me fue muy clarito: `te llamé para ser campeón, no para pelear el descenso´. Esas palabras, con la voz ronca que lo caracterizaba, me movilizaron bastante, pero si mirabas la tabla, Olimpo estaba último en los promedios y descendían siete. La verdad, no le creí, hasta que después confirmó un plantel de la puta madre, se dieron todas las condiciones, Jorge cumplió en todo y los que dudamos de él al final le tuvimos que dar la razón. No se equivocó en nada”.
Y también se atrevió a una anécdota: “Antes de la pretemporada, a Alfaro le hice pasar un fin de semana de terror. Resulta que yo había arreglado con Jorge el contrato y el salario en la semana, pero Ledo, en ese entonces presidente, me pidió que no le diga nada al DT. Me tenía que presentar el lunes, y ese finde Alfaro llamaba a Ledo para preguntarle por mi, y terminaban discutiendo porque, supuestamente, yo no había llegado a un acuerdo. El lunes, cuando llegué al hotel, a Bahía, al primero que encuentro es a Gustavo, quien me dijo: `estás loco, me hiciste sufrir como un condenado´. Pero bueno, eran las formas de manejarse que tenía Ledo, aunque hoy puedo decir que le ocultó información al divino botón”.
Y para concluir, hizo un pedido especial: “Dejame agradecerle a toda la gente de Bahía, que me siguen demostrando cariño y afecto pese a que ya pasaron 20 años. Un saludo a todos mis ex compañeros, a la hinchada, y a todos aquellos que acompañeron de alguna manera al plantel, a todos ellos gracias. Pasé un año sensacional junto a gente maravillosa”.