La “víctima” que lucha para que su “abusador” recupere la libertad
Una joven de 18 años se presentó como particular damnificada y pidió el sobreseimiento del acusado, ahora su pareja y padre de su hijo. Rechazaron el planteo y lo mandan a juicio, con riesgo de una pena alta.
Juan Pablo Gorbal / [email protected] - Twitter: @Juanpagor
La finitud del límite amor/odio, relación de convivencia/posición dominante, discusión de pareja/naturalización de la violencia y los alcances de la Justicia, entre lo público y lo privado.
Todas esas circunstancias reúne una tremenda historia de vida que se da en una localidad cercana a Bahía, con una joven de apenas 18 años como protagonista central y...¿víctima?.
"Lucía" -así será de ahora en más, para preservar su identidad- está envuelta en una fuerte encrucijada entre lo que hoy quiere y lo que le impone la ley.
Cuando ella tenía 15 se radicó una denuncia por abusos sexuales contra un hombre que, en la actualidad, es su pareja y padre de su hijo.
La investigación, en manos de la fiscal Marina Lara, avanzó hasta que, hace poco, la causa fue elevada a juicio.
El acusado afronta cargos graves, que lo pueden dejar en prisión por muchos años: abuso sexual con acceso carnal en concurso ideal con abuso sexual gravemente ultrajante (3 hechos).
"Lucía" quiere impedirlo a toda costa. Asegura que ella declaró condicionada siendo menor y que no fue quien lo denunció.
Y que luego sí realizó una presentación en contra de su pareja, por violencia de género, pero en ese caso fue presionada por su madre, quien la excluyó de su hogar una vez que se enteró de que había quedado embarazada.
En su rol de "víctima" del abuso, la joven pudo acceder formalmente al expediente judicial como particular damnificada y, paradójicamente, en vez de solicitar una condena reclama el sobreseimiento del hombre.
La jueza de Garantías Marisa Promé, a mitad de año, rechazó esa posibilidad y en los últimos días la Cámara Penal confirmó la resolución y mandó al acusado a juicio.
Los camaristas Gustavo Barbieri y Pablo Soumoulou no hicieron lugar al planteo de la abogada Melisa Lang, defensora del "sospechoso" ni al de Facundo Sandoval, representante legal de "Lucía".
La joven, incluso, exigió su derecho a ser oída como víctima y los jueces le concedieron una audiencia a distancia, a través de Microsoft Teams, pero no atendieron su ruego y mantuvieron la postura.
La condena a una persona que es mi pareja actual, con quien tengo un hijo en común, por un hecho que no denuncié, estaría produciendo una violación sobre mi proyecto personal", advirtió "Lucía" frente a los jueces.
Su abogado opinó que la Justicia actúa de manera "arbitraria" y vulnera sus derechos y que ella solo pretende que su hijo pueda desarrollarse en un ambiente con padre y madre.
Y sostuvo que no debería haberse actuado de oficio en el impulso de la causa.
El cambio de la ley
La Justicia, en sus dos instancias, no dejó de marcar un hecho casi fortuito y que le da otro cariz al caso: tiene que ver con la reforma que, el 25 de octubre de 2018 -cuatro días después de la primera declaración de "Lucía"-, introdujo una ley al artículo 72 del Código Penal.
Esa modificación, justamente, habilitó al Estado a "actuar de oficio" en este tipo de casos cuando la víctima fuera menor de 18.
Desde la defensa aseguraron que la modificación legal fue posterior a los hechos y no se debe aplicar.
Pero la Cámara adhirió a la posición de la jueza de primera instancia y rechazó el argumento, al remarcar otras declaraciones de la joven "arrepentida" que fueron posteriores, como una que se dio el 18 de diciembre de ese año.
"Se aplica la ley reformada", sentenciaron.
"La normativa procura la posibilidad de persecución penal de esta clase de ilícitos cuando son cometidos contra menores de edad y evitar así la impunidad de ciertos hechos", explicaron.
La reforma que impuso el legislador, según los jueces, tiene ese propósito: la posibilidad de investigar de oficio y juzgar en tiempo oportuno ataques a la integridad sexual contra un menor, "aún ante la falta de instancia de acción por su propia parte o de sus representante legales".
Y para este punto no hay excepción, según lo dispone el Código Procesal Penal: "El ejercicio de la acción no podrá suspenderse, interrumpirse, ni hacerse cesar", salvo excepciones que en esta discusión no surgen.
Por otra parte, la Cámara, a partir del análisis pericial, no descartó que en la actualidad también pueda "estar presionada", como dice haberlo estado por su madre en el pasado.
Lo aconsejable sería esperar a que se encuentre en condiciones psíquicas de "decidir sobre su persona y su futuro", hoy sesgadas por las características personales de inmadurez y dependencia afectiva".
Dichos y pericias
La Justicia advirtió que desde el inicio de la causa, en 2018, hasta la actualidad, la joven prestó distintas declaraciones coincidentes sobre situaciones de violencia padecidas de parte del acusado, así como de los abusos y que recién este año "se presentó manifestando su deseo de que no continúe la investigación y que habría actuado coaccionada por presiones de su madre".
Luego de esta nueva posición, "Lucía" volvió a ser sometida a una pericia psicológica.
La entrevista concluyó que su única motivación es que "el imputado recupere la libertad".
"Todo su discurso gira en torno a ello", escribió la profesional.
"Los elementos contenidos sugieren características de inmadurez psíquica. No puede fundamentar sus afirmaciones más allá de insistir en las mismas, sin aportar otros elementos que ofrezcan argumentación", amplió.
Casi "de manera ingenua" espera (exige) que "los otros puedan responder sus deseos como si fueran órdenes".
Demuestra enojo, malestar anímico y un sentimiento de culpa por la privación de libertad de su pareja.
"Sin poder hacerse responsable de esa variación subjetiva, considera que la Justicia se ha excedido en el tratamiento de los hechos denunciados".
En consecuencia, el acusado deberá ir a juicio, con el riesgo latente de recibir una pena alta de prisión.
De todas maneras, la defensa y el abogado de "Lucía" se van a jugar la última carta de apelación: hicieron reserva del caso federal.
La etapa de la "luna de miel"
Círculo. Los distintos psicólogos que atendieron a "Lucía" remarcaron que la relación pasaba de "amorosa y feliz" a "violenta y marcada por el impulso controlador" de su pareja, hecho que incluso revocó la prisión domiciliaria que en algún momento había recibido el acusado.
Etapas. Ahora, siempre según los profesionales, están en lo que se llama "luna de miel", que es una parte del ciclo de violencia de género, que "fluctúa entre el amor y la tranquilidad a las agresiones y amenazas y ejercicio de poder".
Contradicción. "Lucía" negó haber denunciado abusos sexuales aunque aceptó "haber sido forzada a tener relaciones sexuales". "Se desdice y niega la veracidad de sus propios dichos".
Romanticismo. Los psicólogos también marcaron la "mirada romántica e idealista en torno al lazo amoroso que la une al imputado, alimentando la expectativa de llevar a la realidad una convivencia armónica y feliz con él y su hijo".
Víctima. La joven asegura que dio "motivos" para ciertos "desbordes" de él, como forma de justificar la violencia. Minimiza las dificultades y las adjudica a factores ajenos.