Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Los gobernadores y las presidenciales de 2023, una piedra en el zapato de Alberto

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

Archivo La Nueva.

   En las últimas horas y en el medio de los análisis que se hicieron y se siguen haciendo sobre el panorama a futuro en el gobierno tras la derrota del 14 de noviembre, negada a rajatabla por el oficialismo, el presidente Alberto Fernández debió atender una nueva y voluminosa carpeta que desde el lunes 15 reposa sobre su escritorio. Tiene que ver con la estrategia puesta en marcha por algunos gobernadores, y no todos subidos al mismo carro, para postularse ellos también como candidatos presidenciales en 2023.

   El sanjuanino Sergio Uñac, el bonaerense Axel Kicillof -aunque con sus acciones bastante devaluadas según el ojo de Cristina Fernández, dicen fuentes informadas- el tucumano con licencia Juan Manzur y el cordobés Juan Schiaretti, cada uno por su lado y con sus miradas distintas sobre el escenario, son al menos en una primera etapa, pueden aparecer otros, los nombres que tiene Alberto en esa carpeta.

   Esa aspiración sobre la que Fernández dejó señales claras en aquel acto de la Plaza de Mayo, donde reclamó una interna entre todos los que quieren competir por la carrera presidencial, por lo menos en el arranque no se sabe si recibirá rechazos, pero por lo menos es seguro que deberá primero consensuarla con los mandatarios.

  De la tropa de gobernadores peronistas que continúan alineados a la Casa Rosada pero no a Cristina Fernández o al cristinismo duro, algunos de los cuales lo acompañaron en el acto del Día de la Militancia, los que quieren terciar por la candidatura en 2023 avisan de antemano que no confrontarán con el proyecto del Presidente para atravesar sin riesgos o acechanzas a la gobernabilidad sus dos últimos años en el poder. Pero advierten a la vez que no se bajarán del caballo y que aceptan el convite de jugar todas las cartas en unas PASO del Frente de Todos.

   Antes de desmenuzar la estrategia de los aspirantes, conviene refrescar un dato que no hace fácil el trámite: Cristina rechaza las primarias obligatorias pese a que fueron ideadas por Néstor Kirchner tras la derrota electoral de 2029 en la provincia de Buenos Aires. “Santilli nos ganó porque ellos juntaron los votos de Manes y nosotros no hicimos interna, de lo contrario no nos ganaban”, reflexionan con el diario del lunes los laderos del Presidente. Un sentimiento que no sería ajeno a la misma catarsis que se realiza en el Instituto Patria. ¿Y en El Calafate, donde descansa en silencio absoluto la vice?

   Veamos a estas alturas los movimientos de un partido larguísimo que recién se inicia. Uñac no disimula que tiene aspiraciones, y hasta se lo ha dicho a Fernández. Por ahora arranca con un grupito de colegas que lo apoyarían, con los que ya ha mantenido varias reuniones: el riojano Ricardo Quintela, el santafesino Omar Perotti y el catamarqueño Raúl Jalil hicieron punta. Se dice que también Oscar Herrera Ahuad (Misiones) y Omar Gutiérrez (Neuquén) podrían apoyar esa candidatura de un hombre al que se le reconoce “gestión”, que a juicio de alguno de ellos es lo que estaría faltando en la Casa Rosada.

   Por otra banda aparece la cascoteada pero por ahora no abandonada ilusión de Manzur, de hacer de su gestión en la Jefatura de Gabinete el trampolín para lanzarse a competir en aquella interna presidencial. Más si, como dicen a su lado, nadie debería olvidar que llegó como sucesor de Santiago Cafiero apalancado por la propia Cristina, que sugirió -una forma de decir- su designación.

   La estrella de Manzur, sin embargo, había dejado de brillar apenas arrancó, golpes de efecto mediante, su gestión en la Jefatura de Gabinete. Y si bien era apoyado por varios de aquellos de sus pares del Norte Grande, los problemas para conseguir una ajustada victoria en su provincia el 14 de noviembre afectaron el valor de sus acciones. “Juan no se baja”, juran igual a su lado.

   Por cuerda separada, por último, viene el cordobés Juan Schiaretti, quien no tiene reelección en su provincia y días atrás no descartó ante una pregunta puntual anotarse en la carrera hacia la Casa Rosada. Incluso se asegura en fuentes del “cordobesismo” que el santafecino Perotti podría acompañarlo en esa patriada para recrear la Liga de Gobernadores y derrotar al tan criticado centralismo porteño.

   Los gobernadores deberían saber que Alberto se imagina reelecto dentro de dos años con el apoyo justamente de esa nueva Liga, inclusive los que hoy ya palpitan una lucha interna para discutirle la candidatura. Capítulo absolutamente abierto.