Bahía Blanca | Martes, 01 de julio

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Género: cuando la víctima está más presa que su agresor

Su pareja casi la mata a golpes. Salió del coma y escribió su nombre en un papel. Luego cambió la versión aunque no evitó que lo condenaran a 13 años. Ella lo visita en la cárcel, donde concibieron el tercer hijo en común.

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Audionota: Florencia Albanesi

Juan Pablo Gorbal / [email protected]

   "Yo estoy así por el Chuky, la cara…después de golpearme tanto con el candado".

   Tamara salió del coma casi por milagro. Despertó intubada, en la terapia intensiva del hospital Municipal. Alterada, quería hablar. Como en las películas, un médico la tranquilizó, le dio un papel y un fibrón y escribió esa frase.

   Presentes en la sala, a su madre y a una de las hermanas -que filmó la escena con el celular- no les llamó la atención. Sabían que era tortuosa su relación con "Chuky". Se conocían desde los 13 y llevaban más de 10 años de idas y vueltas, con el nacimiento de dos hijos en el camino.

   Tamara (nombre de fantasía) había entrado en el Municipal al mediodía del domingo 7 de abril de 2019, luego de ser atacada por su pareja, J.L.C., en la vivienda que ambos compartían en la calle Nicolás Levalle, barrio Colón de nuestra ciudad.

   La chica -es paciente de riesgo por haber sufrido un duro traumatismo de cráneo durante un accidente de tránsito en 2018- recibió golpes en la cabeza y el rostro y fue encerrada en una habitación, de la que logró escapar, como pudo, por una pequeña ventana a cuya reja le faltaba un barrote.

   Ensangrentada, descalza y totalmente desalineada, corrió 200 metros hasta la verdulería atentida por su hermana, en cuyo frente se desmayó, aunque antes alcanzó a balbucear "Chuky" cuando le preguntaban insistentemente qué le había pasado y quién había sido.

   La ambulancia trasladó a la joven y un patrullero del Comando arrestó a J.L.C. cuando estaba escondido en un galpón de la vivienda, a punto de escapar.

   Mejorada en su salud pero aún internada, Tamara empezó a recibir mensajes de su suegra y su cuñada y cambió la versión. Dijo que J.L.C. se había peleado con un ex suyo y que ella fue golpeada en esas circunstancias pero no por su pareja.

   Llegó a pedirles a sus hermanas y a su madre que no declararan en contra de él, que era bueno y que no la maltrataba.

   Los antecedentes no dicen lo mismo. Entre 2014 y 2018 lo había denunciado 5 veces por amenazas, daño y lesiones y J.L.C. había recibido prohibiciones temporarias de acercamiento a ella y sus hijos.

Aislamiento y violencia de género: qué pueden hacer las víctimas

   "Todo el tiempo la denigraba, le decía 'puta' delante de quien fuera", advirtió una hermana de Tamara.

   "Él siempre le pegó. Lo han tratado de ayudar ofreciéndole trabajo, para que cambiara, dejara de tomar y de golpear, pero no hacía nada. Necesitan tratamiento urgente los dos. Mi hija está dominada y se deja manipular", agregó su madre.

   La insistencia de Tamara no cambió la postura de su familia de origen ni de sus amigas, que también declararon en el juicio que se hizo a fines de diciembre e incriminaron a J.L.C.

   "Me llamo para que no me presentara y, sino, que mintiera, pero yo le dije que iba a decir la verdad y se enojó. Una vez traté de interceder en una discusión y hasta la hermana de él llegó a amenazarme por Facebook", dijo ante el Tribunal en lo Criminal N° 3 una amiga de Tamara.

Se hacía pasar por ella

   La misma chica reconoció que llegaron a descubrir que él se hacía pasar por ella en las redes sociales para enterarse de lo que opinaban y luego tenía motivos para agredirla.

   "Le ha pegado porque no sabía hacer una hamburguesa y ella le daba la razón, siempre le decía que tenía la culpa", dijo Jesica.

   En el juicio, Tamara mantuvo la "defensa" a ultranza de J.L.C.

   Y su cuñada Graciela arremetió contra los que querían verlo preso: "Está muy bien todo esto de la violencia de género y los pañuelitos verdes, pero no es este el caso, ellos discuten como cualquier pareja pero tienen una relación linda. Hoy hacen videollamadas por la cuarentena", expresó.

   De hecho, el tercer hijo de la tortuosa relación nació hace 8 meses, con el hombre en prisión. Y el vínculo deberá mantenerse con distancimiento, pero no por el Covid-19 sino porque la justicia rechazó las coartadas y condenó a J.L.C. a 13 años de prisión por homicidio calificado (por el vínculo y por mediar violencia de género) en grado de tentativa, con el agravante de desplegar conductas en un contexto de violencia de género.

   Lo decidieron los jueces Eugenio Casas, Daniela Fabiana Castaño y Eduardo d'Empaire.

"Círculo destructivo"

   El tribunal sostuvo que al escuchar a Tamara, su forma de expresarse, su posición y gestos concluyó que su relato fue con la clara intención de beneficiar a su pareja, porque "sigue estando sumamente vulnerable y sin conocer y poder utilizar los derechos que, por su condición de persona, le corresponden dado el contexto de género en el cual está inmersa".

   Más allá de los testimonios de una y otra parte, consideraron clave el dato del candado, solo aportado por la víctima cuando hizo la anotación en el hospital.

   "Nadie más podía saberlo", dijeron los jueces, para agregar que el candado, con manchas de sangre, se encontró debajo del almohadón de un sillón de la vivienda del barrio Colón.

   Sí se reconoció como "complejo" el análisis de la prueba en un caso que "se corresponde con una problemática que afecta a muchas mujeres en nuestro país", dijeron los jueces.

   "(La chica) no está simplemente mintiendo, sino que continúa siendo víctima, atrapada por ese círculo destructivo de su dignidad y sometimiento de su voluntad, a partir de la violencia -física y psíquica- que se ha desplegado sobre ella por tanto tiempo y que evidentemente hoy perdura", sostuvieron.

   "La eliminación de la violencia contra la mujer es una condición necesaria para su desarrollo individual y social, para que logre así participar en todas las esferas de la vida en igualdad y en plena libertad", ampliaron.

   Al margen de la condena a 13 años de prisión, y "teniendo en cuenta la violencia" que aún ejercen contra ella su pareja y la familia de él, el tribunal ordenó la intervención del Centro de Asistencia a la Víctima de la Fiscalía General y de la Oficina de Asistencia a las Víctimas del Ministerio de Justicia para tratar de darle protección a Tamara.

"Síntoma postraumático del maltrato infantil"

   Corina Fernández dedicó la segunda parte de su vida a la defensa del género, luego de padecer la primera, con más de 20 años de violencia machista y un intento de femicidio (recibió 3 disparos) del que milagrosamente sobrevivió.

   Como promotora de la ONG Hay una salida, es palabra autorizada para analizar estos casos y opinar de qué manera se puede auxiliar a una persona en un contexto como el de Tamara.

   "La violencia de género es el síntoma postraumático del maltrato infantil. No solo el golpe, sino el desamor, el destrato y el descuido. Esa chica, para estar involucrada en una situación así no salió de un repollo, posiblemente venga de un contexto familiar difícil", consideró.

   Según Fernández, la clave está en los primeros 7 años de la infancia, donde se produce el desarrollo de la psiquis y la formación de la personalidad.

   "La mujer puede convertirse en sumisa y el hombre, en victimario. Luego pueden llegar a conectarse por la carga postraumática que traen ambos", argumentó.

   Para la especialista, Tamara "no está en condiciones de darse cuenta de su relación enferma" y también dijo que necesita, como cualquier otra mujer en su caso, un "tratamiento psicológico urgente, para recuperar la autoestima y la dignidad, porque de lo contrario nada va a cambiar".

Acompañar

   Para Ana Maceratesi, encargada de Dirección de Políticas de Género de la Municipalidad, la clave del entorno familiar es "acompañar sin presionar".

   "En la medida que se pueda hay que estar al lado de la persona e intentar que no se aleje de su círculo. Sucede que la familia muchas veces denuncia pero después la víctima no ratifica esa denuncia y sigue en riesgo", explicó.

   En casos como el de Tamara es compleja la intervención del Estado, en la medida que se trata de una persona adulta que decide por sus medios continuar esa relación, que a la vista es tóxica para todos menos para ella.

   "Es mucho más común de lo que se cree y sí me parece importante, como mensaje, la condena de la justicia", opinó Maceratesi.

   A modo de consejo, recomendó a familiares de víctimas que utilicen la línea de asesoramiento 144, que es gratuita y funciona las 24 horas y, ante una situación de emergencia latente, comunicarse al 911. También se puede recurrir a la comisaría de la Mujer, Beruti 650 o a la Fiscalía, Moreno 25.

   El área comunal de Género, a su vez, atiende de lunes a viernes en dependencias de la avenida Cerri 757.

Vías de auxilio

Teléfonos. Para comunicarse con la Dirección de Políticas de Género hay que comunicarse a 4552131/ 4550042/ 0800-222-4554. Atienden todos los días hábiles de 9 a 14.

El Nido. Esta ONG, de larga trayectoria, también otorga orientación o asesoramiento a las víctimas. Teléfonos: 4566645 o 154069771 (Facebook: El NIDO Bahía Blanca; correo: [email protected]).

Emergencia. Cuando una situación de violencia se desencadena en el momento, cualquier persona puede llamar al 911 o a la comisaría de la Mujer (4558762).

Psicología. Para atención psicológica se pueden comunicar con el Colegio de Psicólogos (2914420349).