Escenario político: las explicaciones sobre la Sputnik en Bahía y el juego electoral que asoma
En la comuna interpretaron que el envío de 450 dosis al Penna y por ahora ninguna al Municipal es una jugada política. La respuesta de la Provincia. Además, cómo se empieza a perfilar un año que combinará pandemia con urnas.
Maximiliano Allica / [email protected]
El inicio del operativo de vacunación en el país y el mundo abre la expectativa de encontrar un punto final a la pandemia, el hecho histórico más significativo del nuevo siglo y probablemente el único que se cuente con detalles en los libros de Historia del año 3000.
Aun si la humanidad derrota al virus, se alza triunfante un nuevo paradigma. A partir de ahora existe la posibilidad permanente de que ocurran pandemias similares, porque nunca antes los ciudadanos del mundo estuvieron tan interconectados. Una persona que contraiga cualquier virus desconocido de propagación veloz se convertirá en una amenaza para el sistema mundial de interrelaciones.
Por lo pronto, la efectividad de todas las vacunas está por verse. La Sputnik V, al igual que el resto, evidenció ciertos resultados en cuanto a la generación de inmunidad pero no sobre su durabilidad. Sobre todo, no hay manera de conocer los efectos adversos porque para eso se requiere lo que la pandemia no da: tiempo.
Tomando el escenario más benévolo, en el cual la ciencia empieza a doblegar en breve al COVID-19, el 2021 será otro año de restricciones por motivos sanitarios. Y de grieta política.
A Bahía Blanca llegó una remesa de 450 dosis el martes, todas al Hospital Penna, aunque están destinadas al personal de terapia de cualquier sanatorio que se inscriba para aplicársela. En el Hospital Municipal esperaban un envío similar, pero luego se programó para el próximo lunes y ahora parece que demorará unos días más.
El secretario de Salud, Pablo Acrogliano, sugirió que podía haber una decisión partidaria al privilegiar al Penna, que depende de la Provincia (Frente de Todos), y no al Municipal, que está a cargo de la comuna (Juntos por el Cambio).
Fuentes provinciales consultadas por La Nueva. descartaron esa idea. "En ningún distrito se distribuyeron vacunas en más de un hospital. Y de 135 municipios, recibieron vacunas 89 y el resto todavía está a la espera. ¿Por qué Bahía tendría dos partidas cuando hay otros que no tienen nada? La semana que viene se va a completar la tanda de 46 municipios que faltan y va a empezar la segunda entrega, que en el caso bahiense va a ir al Municipal".
También hubo cuestionamientos debido a que la misma cantidad de dosis para Bahía se entregó en distritos notablemente más chicos, incluso de la región.
La explicación de la Gobernación es que se trata de packs indivisibles de 450 dosis, conformados por 90 ampollas con 5 dosis cada una, dentro de una caja especial que requiere un tratamiento específico, bajo instrucciones del laboratorio ruso Gamaleya. De ahí que todos los distritos hayan recibido la misma cantidad en el inicio, aunque la diferencia estará en la cantidad de cajas que se enviarán de ahora en adelante.
Agrega el mismo funcionario, con llegada a los más altos niveles en La Plata: "No es sencilla la logística con un tema tan delicado y, además, no es cierto que los médicos del Penna tengan prioridad. El que se anota para recibirla la recibe, no importa en qué hospital trabaja".
Y explica: "¿Por qué se entregan con este sistema de envíos parciales y no todas juntas? Protocolo sanitario. Menos cajas fuera del depósito oficial son menos chances de pérdidas. En el mundo se calcula un porcentaje alto de pérdida de vacunas (por ejemplo, por no lograr un buen estado de conservación). No queremos correr ese riesgo".
Una lectura del enojo municipal es que, en medio de tantas dudas planteadas en torno a la Sputnik V desde Juntos por el Cambio, las autoridades locales sí interpretan que es una vacuna eficaz para intentar combatir al coronavirus. Por eso la exigen.
Máximo Kirchner y Martín Insaurralde
El operativo vacunatorio en todo el país, coinciden los especialistas, no tendrá efectos de inmunidad inmediata para el grueso de la población. Es esperable que en pocas semanas los gobiernos de Alberto Fernández y Axel Kicillof presenten los trazos gruesos de cómo van a encarar la pandemia en la primera parte del año, con ítems ineludibles como la presencialidad o no de las clases, las reaperturas o cierres de actividades productivas y los probables aumentos del gasto público a partir de la emisión de moneda sin respaldo. A todo eso, se sumará el calor de las elecciones.
Todavía con el debate por la suspensión de las PASO sin resolver, ya se pueden proyectar algunas ideas. Si bien todos quieren ganar la elección de medio término, cada vez está más claro que los vencedores de las legislativas no necesariamente proyectan esa racha a las ejecutivas, que en definitiva son las que valen.
Las últimas tres elecciones intermedias lo demuestran. Francisco de Narváez se impuso a Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires en 2009, pero en el turno electoral de 2011 Cristina reeligió con el 54% en primera vuelta.
En 2013 Sergio Massa se impuso al candidato K Martín Insaurralde y parecía que pavimentaba su camino a la presidencia. De hecho, ese año el macrismo seguía siendo una expresión solo interesante dentro su burbuja porteña, pero sin tentáculos en los lugares donde se deciden las elecciones nacionales. Lo que pasó en las urnas con Massa y Macri en 2015 es por todos conocido.
Y en 2017 un dirigente de segunda línea del Pro, Esteban Bullrich, batió a la expresidenta en la principal batalla de ese año, en suelo bonaerense. ¿Dónde está Cristina desde diciembre de 2019 y, dónde, los amarillos?
La elección de medio término no sirve como garantía de resultados futuros pero sí será útil en este caso para algo más interesante. La conformación final de las listas mostrará cómo se van posicionando los equilibrios internos dentro de las dos principales coaliciones del país, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio.
En el peronismo, todas las señales apuntan a que el kirchnerismo duro manejará la lapicera. La jugada del tándem Máximo Kirchner-Martín Insaurralde para que el hijo de los expresidentes ocupe la presidencia del PJ bonaerense, desplazando a dos intendentes del Conurbano, es una muestra más de que su plan de inserción en los distritos más populosos marcha según lo planeado.
La Cámpora está abandonando su condición de agrupación juvenil para ir convirtiéndose en una construcción bastante más amplia, ante la cual se rinden muchos popes que en otras épocas la miraban con recelo. Y son implacables cuando se ponen un objetivo. Máximo podría haber esperado unos meses para que venzan los mandatos en el PJ provincial de los intendentes Gustavo Menéndez (Merlo) y Fernando Gray (Esteban Echeverría), sin embargo, pidió el control a partir de marzo y se lo van a dar.
¿Por qué interesa su crecimiento en el plano local? Porque dos de los tres principales referentes del peronismo bahiense están alineados con esa estructura. La consolidación de Máximo afirma en sus roles al jefe local camporista, el diputado provincial Gabriel Godoy, y al titular portuario Federico Susbielles, que no pertenece a La Cámpora pero que reconoce en el kirchnerismo al claro liderazgo del Frente de Todos.
El tercer referente de relevancia es el senador bonaerense Marcelo Feliú, que hoy trabaja integradamente dentro de ese frente pero no tiene el escudo K en su camiseta.
Este va a ser un año donde probablemente Susbielles utilice recursos portuarios para anunciar obras y aportes no solo dentro de ese ámbito sino más allá de los límites de Ingeniero White. El excandidato a intendente se expondrá, de ese modo, a las críticas por el uso de la abultada caja del Puerto con fines políticos.
Contestan desde el peronismo: "Puede ser que lo critiquen, pero ahí hay dos temas. Uno, si al Puerto le va bien, ¿no es lógico que haga contribuciones para mejorar a la sociedad donde se desenvuelve? ¿No sería más criticable que en medio de una pandemia devastadora se siente arriba de la plata? Y dos, cualquier aporte para obras o donaciones como se hicieron a los hospitales públicos hace unos meses tiene que pasar por el directorio, no lo puede decidir Federico porque sí".
A todo esto, los memoriosos se preguntan si la supuesta voluntad del gobernador Axel Kicillof para avanzar con la eliminación de la autonomía portuaria estará en carpeta. Darle un perfil estatal puro al Puerto eriza la piel de los actores privados. Si bien nada se puede descartar, ese punto no parece figurar en la agenda del oficialismo provincial, al menos por ahora.
¿Nombres de potenciales candidatos? Impredecible. A Godoy se le vence su segundo mandato consecutivo en la Cámara Baja y no es seguro que quiera volver a jugar por un puesto legislativo. Feliú tiene senaduría hasta 2023 y Susbielles, en principio, no pretendería meterse en ninguna lista. Salvo que lo llamen desde arriba y no se pueda negar, claro.
Gay, Nardelli y Vitalini.
En cuanto a Juntos por el Cambio, a nivel de sus grandes ligas deberán definir los liderazgos. Mauricio Macri y Patricia Bullrich como sector más a orientado la derecha, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal en el ala más dialoguista.
La pregunta: ¿Qué le conviene a JxC? ¿Construir desde el extremo? ¿O buscar posiciones más centristas para captar peronistas desencantados y otros satélites? En este escenario, lo ideal es fortalecer una identidad sólida aun cuando se aleje de la moderación, para buscar a último momento disputar el terreno del medio si la pelea viene muy pareja. En 2019 el macrismo falló en esa jugada, al no transpirar hasta la última gota para atraer a Massa o, como mínimo, impedir que se aliara con Cristina y Alberto.
Es arriesgado predecir cómo le irá a la alianza opositora este año en las urnas, pero no es tan complejo advertir que habrá ganadores y perdedores internos. Quien sea que se imponga deberá levantar mucho el perfil si quiere ser una opción competitiva en 2023.
En Bahía se da la situación inversa. Los amarillos son oficialismo y tienen una base del 45% de los votos, de acuerdo con las últimas tres elecciones. La trinidad Moirano-Nardelli-Gay no perdió un gramo de poder y solo asoma como duda en el horizonte la sucesión del intendente.
Una posibilidad es que quienes encabecen las listas de concejales y de diputados por la Sexta sean quienes piquen en punta para aspirar a esa sucesión. Gay dijo días atrás que, aun si se modifica la ley que le impide ir por otra reelección, él no quiere renovar. Y agregó que le gustaría que lo suceda una mujer, por lo que todos pensaron en la senadora Nidia Moirano. No es malo como discurso, nadie mejor que ella para bajar la espuma de muchos y absorber la presión de las miradas.
¿Nombres de potenciales candidatos para este año? También impredecible. Como dato sí se puede mencionar que les vence el segundo mandato, respectivamente, al diputado Santiago Nardelli y al concejal Nicolás Vitalini, tomando a los referentes.
A todo esto, la UCR nacional sigue pulseando para ir a primarias y medir músculos con el Pro. Uno de los radicales que se siente con ganas de aspirar a más es el senador nacional Martín Lousteau. Un ala que lo impulsa en Bahía Blanca lo invitó a la ciudad para febrero, junto al intendente de San Isidro, Gustavo Posse, que busca la presidencia del comité provincial. ¿El anfitrión? El exconcejal Martín Salaberry, quien está moviendo piezas para reinsertarse en el tablero.
Cuenta la historia que en 2015, si Gay no era el candidato de Cambiemos, Salaberry tenía todos los boletos. Es más, en 2013 habían compartido boleta en el denarvaísmo, el primero como aspirante a diputado bonaerense y, el segundo, a concejal. Por ahora, ambos caminan por veredas diferentes.