Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Quique Borgarelli: “Ojalá resucite la cultura del esfuerzo”

Una mirada clara y profunda. Sobre el mundo de los adolescentes. Pero también acerca de los padres y formadores.

Por Walter Gullaci

   A punto de cumplir 70 años, Enrique Borgarelli es un fuerte referente de la psicología deportiva y del abordaje de las distintas complejidades que deben sobrellevar los jóvenes.
   Ya jubilado del ámbito judicial, Quique suele brindar charlas y debates en clubes y otros escenarios, generalmente destinados a ese grupo etario lleno de incertidumbres. De sueños e inseguridades.
   Una mirada clara y profunda. Sobre el mundo de los adolescentes. Pero también acerca de los padres y formadores.

En diez conceptos

   1. “Revisando mi infancia veo que viví el deporte en el Colegio Don Bosco, donde eran puras canchas de fútbol con gente que nos daba lugar para jugar a todos. No quedaba un solo chico afuera y eso me marcó muchísimo. Lo mismo en Olimpo. Recuerdo que fui a probarme y éramos como 200 chicos en el Carminatti. Lo dividieron en diez canchitas y jugamos todos. Nadie afuera. Se habla mucho de inclusión… Ya existía en esa época, por el ´64, ´65”.

   2. “Vivimos en una picadora de carne donde un chico está expuesto a todo. Desde el grooming, a padres exigentes, entrenadores despiadados. En el fútbol formativo muchos padres ven al hijo como un instrumento para que a ellos les vaya bien, cuando la realidad pasa por dejarlos jugar, divertirse, siendo que eso es parte de su crecimiento como persona. Después vayamos metiéndole otros conceptos, como la táctica, la estrategia. Cuando el chico comienza a competir desde muy chiquito corremos el riesgo de que a los 15 años se sature y no quiera jugar más”.

   3. “El deporte es el codo entre el brazo y el antebrazo. Este último es la salud, y el brazo es la educación. O sea que desde el deporte uno le enseña al chico a compartir, a ver en el otro un adversario no un enemigo al que tengo que destruir. La competencia no es mala. Es natural. Pero hay que enseñar de qué se trata la buena competencia. Que si el otro te sacó la pelota, no hay que ir a romperlo de una patada”.

   4. “La escuela también educa más allá de que muchos docentes dicen que están para instruir y que la educación corre por cuenta de los padres. La escuela educa, como el club educa, por eso le doy tanto valor a las instituciones deportivas”.

   5. “Hay que separar a los pibes cracks, que son bien contenidos, de los que no son tan cracks y en muchos casos quedan afuera. Hay clubes que a esos pibes los barren como si fueran un montículo de basura”.

   6. “Me jubilé de la Justicia hace tres años. Conviví con temas muy duros, de violencia familiar, abuso sexual… Recuerdo que en 2001 tuve que trabajar con una familia muy violenta, donde todos se golpeaban. Un día fuimos a entrevistar al único muchachito de la familia, de unos 18 años, que no aparecía. Su padre, un hombre muy mal arriado,  directamente nos dijo: ´estará durmiendo ese vago’. Entonces fuimos hasta la casa. Después de golpear un rato la puerta, el pibe abrió, en muy mal estado, pasado de ‘mercadería’. Mi compañero le dijo: ´flaco, dejá de falopearte, te vas a morir’. Y el chico nos respondió: “¿Y qué? ¿Voy a ser el único acá en el barrio que deje de hacerlo? Si dejo, no pertenezco más”. ¡¡¡No pertenezco más!!! Cuando hablamos de sentido de pertenencia y de identidad ahí lo vemos claramente. Estamos ante un gran problema social y cultural”.

   7. “Con relación a la pandemia por el coronavirus, el encierro, el confinamiento y la limitación han generado un impacto tremendo. Al principio fue casi una diversión eso de ponerse el barbijo, ´total esto ya va a pasar’… Pero pasaron más de seis meses y creo que más allá de lo pandémico, hay gente que se ha enfermado y que le ha dado mucho más de comer a los miedos, a las persecuciones psicológicas internas que al propio bicho. Han aumentado patologías de obsesividad en extremo. Gente que limpia sobre lo limpio catorce veces”.

   8. “Mucho de lo que he logrado en la vida se lo debo a mi hermano Pipo, quien lamentablemente falleció junto a mi hermana Susana en un accidente automovilístico, en 1995. Era como mi segundo padre. El me dio el empujón para atreverme a ir a estudiar psicología a Córdoba, lo que no era sencillo por entonces. Ahí aprendí que cuando abría la heladera si no había puesto una botella de agua no tenía nada fresco para tomar. Así de sencillo. Con mi mamá (Julia) al lado estaba todo hecho”.

   9. “Con Olimpo no puedo ser del todo objetivo. Estuve un ratito allí con la antigua dirigencia y no pude realizar casi nada de lo que me hubiera gustado hacer. Lo único bueno que me quedó, y fue un orgullo, es haberle podido hacer un homenaje a aquellos referentes del plantel del ´88-´89 que ascendieron a la B Nacional. Se sintieron tan agradecidos, que dijeron que en los 30 años que pasaron de aquel hecho era la primera vez que el club los homenajeaba. Le deseo lo mejor a Olimpo. Pero los problemas venían de antes, no los generó la comisión que tuvo Mauro Altieri”.

   10. “Me gustaría ver que haya más trabajo, más fábricas e industrias, que se generen talleres. Mi suegro se jubiló de carpintero-ebanista y ofreció un curso gratuito para chicos, y no fue ninguno. Su hermano, un herrero de primera, se cansó de invitar a chicos a aprender el oficio y ocurrió lo mismo. Ojalá resuciten las escuelas técnicas y la cultura del esfuerzo, que es lo que luego brinda la posibilidad de vivir con dignidad”.

   Vos también podés proponer un líder para entrevistar en nuestros próximos episodios. Escribí un correo a contenidos@lanueva.com con el asunto LÍDERES o utilizá el hashtag #UnLíderEnBahíaEs en las redes sociales junto al nombre del candidato.