Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Loco Montenegro: entre la selva amazónica, el dengue y la teoría de una pandemia "armada"

Frontal y polémico, el exbasquetbolista bahiense tocó varios temas. La búsqueda permanente de nuevas experiencias. Cómo influye hoy en su cuarentena la experiencia en la jungla peruana. Sus certezas sobre la pandemia: “Es una manipulación pensada y creada por las potencias”. El inminente debut en el espectáculo virtual.

"Mi motivo es vivir la mayor cantidad de vidas posibles en una misma vida", dice El Loco. Fotos: gentileza Hernán Montenegro y Centro Situlli.

Por Ricardo Sbrana - rsbrana@lanueva.com

(Nota de la edición impresa)

   En las afueras de Buenos Aires, en un lugar tranquilo según comentó, Hernán Montenegro se fuma un pucho y se dispone a responder un interrogante: de qué modo la experiencia en la selva amazónica hace dos años le dio herramientas para afrontar hoy la cuarentena.

   El bahiense, de 54 años y una de las leyendas vivientes del básquetbol argentino, no necesita mucha presentación. Tampoco demasiadas preguntas. De hecho hoy el monólogo es una vía de ingresos y el próximo miércoles 14 de octubre se subirá al espectáculo virtual con “Aprendiz de loco”, obra que se vende por Ticketek y es producida por Pablo Pérez Iglesias (productor de Pilar Sordo y Jorge Bucay, entre otros).

   Ya son días de mayor tranquilidad, a pesar que no la viene pasando bien. A fines de febrero contrajo dengue en Paraguay, donde se radicó durante seis meses por trabajo. Y toda esta historia de la pandemia, afirma, es una conspiración multinacional orquestada por potencias y laboratorios. Como siempre, polémico.

   -Empecemos por el dengue.

   -Me agarró en los últimos diez días antes de volverme. La pasé mal… Ahora estoy bien porque no me agarró el dengue complicado, pero fueron ocho o nueve días de mucho dolor de huesos. Con todo esto del covid acá no se habla del tema, pero el dengue ha crecido bastante en Argentina. Tengo la cuarentena más larga de mi vida, porque después de cumplirla allá por el dengue, cuando llegué la impusieron acá por el Covid.

Región de la selva amazónica peruana, con el río Huallaga.

   -¿La vivencia en el Amazonas peruano te sirvió para pararte de otra manera frente esta situación de pandemia global? ¿Cómo te llevás con la cuarentena hoy?

   -Los que me conocen saben que soy muy raro en todos los sentidos. Nunca me quedé con ese moldecito que es la vida, entendés. Desde muy chico percibí cosas, me pareció que era un mundo muy pequeño para ser tan real. Siempre estuve detrás de búsquedas, desde hace años. Desde mi época de viajar muchas veces a la montaña, a Uritorco, que fue una etapa muy grande de mi vida con el tema extraterrestre y en lo cual sigo creyendo. Cada día más. En fin, desde ese momento hace 30 años o más a esta parte, siempre que tenga oportunidad de expandirme, aprender y vivir cosas que me saquen de lo cotidiano, lo haré.

   -Así llegaste a la selva peruana.

   -Tengo un amigo, Diego Castellón, que es un artística plástico, escultor y pintor rosarino que conocí haciendo el TEDx, creo que en 2014. Me hice muy amigo. Un tipazo, que hoy vive en Uruguay. En una charla informal me contó que se iba al Amazonas a vivir una experiencia muy personal, mística, con un chamán. Su primera experiencia con ayahuasca (NdR: bebida medicinal en base a una planta del mismo nombre, muy utilizada en la selva amazónica), algo sobre lo que siempre venía leyendo, escuchando y viendo. Y dije guauu... Para él fue un antes y un después en muchas cosas de su vida. A partir de ahí hablamos muchísimo y siempre me quedó pendiente el tema. Estando en Buenos Aires llegó un momento en el que me sentí muy ahogado con la vida que llevaba, que por otra parte es muy típico en mí, siempre cansarme de las cosas. Un día se lo comenté a mi socio Sergio Levinton y me dio vía libre. Me contacté con el chamán para ir a ese lugar que queda al norte de Perú, en un lugar cercano a Tarapoto, la última ciudad importante de esa zona. Y así fui. Un viaje alucinante. Primero viajás en avión, después en moto, un trecho en canoa porque vas subiendo por el Amazonas, con lo cual ya ahí no hay más señal de celular, vas con lo puesto y caminas muchísimo hasta llegar al Centro Situlli, un lugar alucinante.

El sector de ingreso al Centro Situlli.

   -¿De qué se trata?

   -Estás en la selva experimentando una limpieza, que básicamente es una dieta desintoxicante. En lo físico, corporal, mental y espiritual. Es irte de todo y abrazar a la Madre naturaleza. Vivir en el medio de la selva en una choza. Estuve dos semanas y me desintoxiqué de todo, que de eso se trataba. A mi cuerpo lo castigué muchísimo y necesitaba hacerlo respirar. Y nada, vivir la experiencia espiritual. Llegás al lugar y te asignan una choza. Una vez por semana te reunís con el chamán a hacer lo de la ayahuasca, pero básicamente esas dos semanas consisten en mucho ayuno, eliminar sales, azúcares y todo tipo de comida nociva. Y reposar, porque por el tema energético no se permite andar mucho. El lugar es increíble. Vivís en medio de la selva, entre animales. No hay luz artificial. Es ir a descansar, disfrutar, reencontrarte con vos mismo. Pega fuerte. No es para cualquiera.

   -¿Te levantabas y qué hacías?

   -Arrancaba a las seis de la mañana, cuando abría el sol aunque bueno, en mi caso y para variar, agarré época de monzón, con lo cual llovió y llovió los quince días que estuve. Si bien no hace frío, el agua se pone insoportable. Adentro de la choza no ves el sol por la arboleda. Y te traen el desayuno, que consiste en plantas medicinales, agua, legumbres... Es pasar el día en tu cama paraguaya. Y hacer un inside. Meterte dentro tuyo y conectar con la naturaleza, la parte más loca. Ahí te das cuenta de todo lo que brinda Dios al ser humano. Desde el olfato hasta la visión en el sentido del grotesco, porque en la vida diaria a uno se le pasan cosas por alto. Y entre el tiempo que te sobra y la belleza del lugar, interactuás con el medio y con uno mismo, lo más importante. Durante el día transitás momentos difíciles, duros, porque sos vos con la selva. Pero ahí ya no hay más excusas. No hay más la culpa del otro, lo dejo para mañana…

Choza similar a la que sirvió de techo para Hernán Montenegro, durante las dos semanas en el Centro.

   -¿Esa distancia con el mundo material, cómo aplica hoy en tu cuarentena?

   -En primer lugar lo veo y lo digo: noto que la mayoría de la gente, el ser humano, tiene miedo a morir. Pero después de mi viaje confirmé algo que siempre dije: yo nunca tuve miedo a morir, yo tenía miedo a vivir. Lo complicado es vivir. Morir es pum, ya está. Es lo más pequeño que te podría pasar y lo digo con todo respeto ante quien tenga creencias diferentes. Siempre lo sentí así, pero ahora lo confirmé. El tema es el trayecto. Mi motivo es vivir la mayor cantidad de vidas posibles en una misma vida. El motivo por el cual sigo respirando. El mejor motivo, que es muy distinto a la motivación o a estar motivado. Se motivan los boludos, entendés. Yo tengo motivos para vivir. Y mi motivo fundamental es seguir siendo protagonista de mi película. Por eso este viaje me ayudó para entender esta parte que se vive hoy, para no sufrirla tanto...

   -¿Y cómo hacés?

   -A mí lo que único que me molesta de todo este confinamiento obligatorio que se nos quiere imponer, que no comparto en absoluto, es que me coarta la libertad en todos sus sentidos. De poder vivir como me salga de los cojones. Eso conmigo no camina. Entiendo que hubo que hacer una cuarentena como en todos los países del mundo, que hay que seguir protocolos, no tengo problema. Pero me gusta decidir qué hago a la mañana, qué hago a la tarde y qué hago a la noche. Está bien, no soy un tipo que pueda ser usado como parámetro de nada. Llevo una vida muy personal y particular y pocas cosas me conmueven. Por eso no creo nada de esta farsa. Lo tengo muy claro.

Interior de una choza para residente temporario, similar a la que usó el Loco.

   -¿Creés que la cuarentena es una farsa?

   -Esto es una manipulación creada, pensada, por potencias mundiales. Que son Estados Unidos y China. No tengo ninguna duda. Es un gran negocio de laboratorios y de patentes. Sobre todo después del cambio en la ley americana por el cual cualquier científico o empleado americano puede patentar una vacuna usando los impuestos de los ciudadanos americanos. Desgraciadamente la carrera de mucha de esa gente es tratar de alimentar virus como este teniendo la vacuna en mano para poder patentarla y hacer un gran negocio. Que es frente a lo que estamos. Y obviamente nos están haciendo un daño mucho mayor, que no tiene que ver con la enfermedad, que para mí es una gripe. Sí, tenés que tener cuidado porque afecta a personas que más expuestas están o tienen problemáticas preexistentes. Punto. Y lo confirman científicos y médicos de todo el mundo. Por eso acá el negocio es meternos miedo. Cuando a vos te meten miedo en el cuerpo, ufff, se apoderan de tu vida. Y ese es el gran negocio: meternos miedo para dominarnos, decirnos cómo tenemos que vivir. Ahora nos van a correr con esta vacuna, que tendremos que aplicarla todos porque no te van a dejar sacar un pasaporte, ni hacer un DNI ni cargar la SUBE. Se trata del famoso nuevo orden mundial del que se venía hablando hace años. Que algunos como yo veníamos escuchando con atención y para otros no era más que una película de Netflix. Por eso fui al Amazonas a curarme con plantas medicinales, no me metí en una farmacia. No soy antivacunas, lo aclaro porque algún pelotudo se va a enganchar de esa. Sólo que no soy boludo, porque me quieren meter una vacuna que todavía está en fase 3, que tiene problemas...

No hay otro medio para llegar que en canoa, a través del río Huallaga.

   -Entonces, ¿Cómo terminará todo esto?

   -No creo que tenga fin. Este es el comienzo, la punta de un iceberg que se llama tener el control. ¿Te acordás cuando daba vueltas Yabrán? Siempre recuerdo que una de las pocas cosas que dijo, cuando compró el correo, fue que quería tener el control de la información de cada individuo. Saber quién se comunicaba con quién y quién vivía en qué lugar y así. Es la misma historia del hombre, hace años. Quien maneja la información, maneja el poder. Es lo que quiere Bill Gates y todo ese tipo de hijos de puta que se las dan de filántropos y en realidad son una basura porque lo que quieren es eso. Bastante nos dominan desde el primer día en que mandás un email, ponés un nombre y un apellido y alguna data. Cagaste. No salís más. ¿Y cómo sigue esto? Vamos de menor a mayor. Pero es mi opinión. Respeto la de los demás. Pero hoy más que nunca cada quién debe pensar por sí mismo. Qué es lo que quiere para su vida dentro de las acotadas posibilidades que tendremos. Que serán mínimas cada día que pase, por estos controles. Y ahí cada uno verá cómo mierda puede hacer una pseudo vida. No será fácil. Alguien dirá que se podrá volver al viejo sistema, pero yo digo que caducó.