Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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La ventanilla de Magoya

"El tema de Vicentin puede muy bien develar el precio real al cual se liquida en mercados internacionales la exportación de trigo, soja, maíz, etcétera".

En 1984 este medio publicó dos notas mías con el título “La Argentina Contrabandista”. En ellas explicaba con detalle cómo empresas agroexportadoras, así como otras de importación de autopartes de los Macri, llevaban a cabo un  contrabando de divisas que consistía en la siguiente maniobra. 
El exportador vendía trigo a Francia en 3.000 dólares la tonelada (precio real), facturado al comprador francés, en 1.000 dólares. Esa diferencia de 2.000 dólares en negro por tonelada, el francés se lo depositaba en una cuenta a nombre de un testaferro del exportador en un Banco de París. A la Argentina solo ingresarían 1.000 dólares. Eso era -y es- contrabando por subfacturación. A la inversa se hacía con la importación de autopartes, sobrefacturando la compra, y se hacía remesa al exterior por 3.000 dólares por unidad, cuando en realidad el valor eran 1.000 dólares y el sobrante se depositaba a la orden del importador en un banco, testaferro mediante. Así, se estimaba -y siguió hasta  hoy- en una cifra de más de 500.000  millones de dólares a lo largo de 40 años. En el mercado de carnes pasaba lo mismo, y para evitarlo surgió CAP Corporación Argentina de Productores de carne, como “empresa testigo” con 60  sucursales en el mundo. No compartí la figura de la expropiación  de la agroexportadora Vicentin. Pero la veeduría o el fracasado fideicomiso suprimiendo las maniobras del Director Financiero del Directorio de la empresa en concurso sí, para evitar picardías. La venta realizada por cada Director de todos sus bienes personales en fecha anterior a la de presentación en concurso -según acaba de denunciar la Jefa de la Dirección de Personas Jurídicas de Santa Fe- amerita la denuncia penal en marcha. Si se la instruye a fondo, llegan al hoy turista en París rumbo a Suiza y a Calabria. Aquellas  publicaciones motivaron que un especialista en el tema viniera a Bahía Blanca: el Profesor Silenzi de Stagni y el Fiscal Nacional Molinas también. 
El tema de Vicentin puede muy bien develar el precio real al cual se liquida en mercados internacionales la exportación de trigo, soja, maíz, etc. Y ahí se verá que aquella maniobra denunciada por mí hace mas de 35 años se sigue haciendo por miles de millones de dólares. Otro que Báez, los bolsos del convento y los planes de los “negros engordados por peronchos”. Maniobra que ahora quedó al descubierto por la investigación y juicio de la AFIP contra Vicentin por las falsas declaraciones juradas de esta empresa por valores ínfimos respecto de los reales de exportación. Matriz contrabandista que viene desde la Colonia. En aquella época decía el Padre Castiñeiras que “en el Río de la Plata hay comerciantes contrabandistas, y el resto mujeres”. 
La lupa de la Justicia hay que ponerla sobre las agroexportadoras. La gilada que salió a las calles a defender el derecho de propiedad ignora los créditos que de mala fe pidieron y se le otorgaron a Vicentin: 18 millones al BNA; Banco Provincia: 18 millones; Ciudad: 318 millones; Hipotecario: 752 millones; Netherlandese: 9000 millones; Tokyo: 4.420 millones;  deuda con AFIP: 9.600 millones; con Productores Agropecuarios y Cooperativas: 26.000 millones. Dineros cuyos directivos fugaron a paraísos fiscales, y a la campaña electoral del Pro, y cuya quiebra inminente los obligara a hacer cola en la ventanilla inmisericorde de Magoya.