Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Salud, dinero y un hisopado para funcionarios en acción

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en La Plata.

   La Provincia avanza en punta de pie y el gobernador Axel Kicillof reclama paciencia para dar cumplimiento de ciertas promesas a intendentes “propios y extraños”. En rigor, los jefes comunales golpeados por el impacto económico del aislamiento están mucho más inquietos por conseguir recursos para pagar salarios y mantener los servicios básicos municipales que por “encapsular” la cuarentena -como ofreció el presidente Alberto Fernández- para “ablandar” actividades y rubros comerciales muy puntuales para comenzar a sacar del parate a la economía.

   En esa misión de “salvataje municipal financiero” trabaja el ministro de Hacienda y Finanzas, Pablo López. Es lógico, ningún alcalde parece dispuesto a asumir el “costo político” de flexibilizar el aslamiento social y que esa medida termina generando la propagación del virus.

   Pero también existe un pedido puntual de extremar la prudencia del comité de epidemiólogos y expertos que asesora a la Provincia. Que la utilización del barbijo casero o tapabocas sea obligatorio es una señal en tal sentido. El territorio bonaerense ya se ubica primero en la lista de las provincias con más infectados3. Y también creció el número de muertes por casos de coronavirus.

   No hay demasiado margen de maniobra opinan dentro de la Gobernación. La idea oficial es mantener con “candado” las puertas de entrada al conurbano y ciudades con mayores niveles poblacionales como La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca, para evitar aumentar los números de contagios y así llegar a enfrentar el pico de la pandemia que algunos especialistas esperan dentro del almanaque de mayo.

   La denuncia gremial sobre el caso de más de una decena de trabajadores de la salud de un hospital de San Martin con diagnóstico confirmado de coronavirus, disparó la alarma gubernamental en calle 6. Es que, Kicillof recorió el viernes de la semana pasada los trabajos de ampliación en ese centro de salud, todavia sin usar barbijo.

  Los casos de contagios de profesionales sanitarios empiezan a multiplicarse. No sólo se confirmaron en San Martín sino que también se replica en hospitales de La Plata y un sanatorio privado de Bahía Blanca, por ejemplo.

   Velozmente desde la Gobernación se apuraron en aclarar que el mandamás bonaerense "no tiene síntomas". Pero igual que intendentes, ministros, legisladores y funcionarios bonaerenses, Kicillof es “firme candidato” a un hisopado para despejar cualquier duda.

   Hasta ahora el gobernador pasó gran parte de la cuarentena en la residencia oficial. Y si bien no está dentro del grupo considerado de riesgo ni había presentado síntomas de Covid-19 cumple sin embargo, con un exhaustivo protocolo de higienización. 

  Más allá de todo, la situación sanitaria debe ser un llamado de atención para Kicillof y para todos los funcionarios que, por estos días y por sus funciones, al igual que el personal catalogado como esencial, no pueden aplicar el aislamiento total.

   Hoy el mapa político se reconfiguró con esta nueva realidad de cuarentena, y tanto el oficialismo peronista del Frente de Todos como la oposición vuelven a la lucha, con nuevas reglas, pero con las estratagemas de siempre.

   En ese contexto, la oposición busca ganar un lugar en el ring. Actualmente está fuera de escena, observando como el Gobierno nacional se pone al frente de la lucha, y de paso marca el ritmo de la agenda política y mediática sin ningún tipo de condicionamientos.

   En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, el escenario ideal que la oposición de Juntos por el Cambio puede utilizar para pararse frente al gobierno de Kicillof es la Legislatura. Un ámbito ideal porque allí tiene una clara mayoría en el Senado, lo que lo coloca como un actor indispensable para la gobernabilidad.

   Esa mayoría que le permitió esbozar una suerte de scrum legislativo con el tratamiento de las leyes de emergencia e impositiva, y que daba la impresión de colocar en una encerrona al Gobernador, se vio rápidamente licuada por la llegada de la pandemia.

   Es por eso que desde hace un par de semanas, desde distintos sectores del arco opositor vienen pidiendo que la Legislatura comience a sesionar en forma presencial, con los recaudos pertinentes, o por el sistema de vídeoconferencia.

   La puesta en funcionamiento de las cámaras legislativas es la tribuna política que los partidarios de Juntos por el Cambio están necesitando. “Durante la gestión de María Eugenia Vidal paralizaron la Legislatura por casi un año, para no transformar los recintos en un campo de batalla electoral, y ahora se preocupan por sesionar en medio de una pandemia sin precedentes”, reflexionan desde el peronismo K.

   Si bien es cierto que el oficialismo viene dando pocas muestras de interés para que la Legislatura vuelva a sesionar, por ahora diputados y senadores se mantienen en contacto a través de la tecnología. Una suerte de reuniones virtuales para analizar el impacto del Covid-19 en los municipios.

   Por ejemplo, el bloque de senadores del Frente de Todos reportó a la vicegobernadora Verónica Magario, trazando un mapa de las urgencias y “zonas calientes” de cada una de las secciones electorales. Pero en la carpeta de los legisladores oficialistas hay proyectos que promueve con cierta sutileza el Ejecutivo. “No podemos permitir que se cierre una sola fuente de trabajo”, dice Kicillof.

   Los casos de despidos laborales decididos unilateralmente por reconocidos empresarios también alentó a la Gobernación a involucrarse en el asunto.

   La pareja del ministro de Seguridad, Sergio Berni, Agustina Propato, actual senadora peronista, propuso que las empresas que despidan trabajadores durante la emergencia sean excluidas del Registro de Licitadores de obra pública en el ámbito bonaerense.