Viajó a Chile por un tratamiento de sus gemelos y ahora no tiene cómo volver
Gabriela Cuello se encuentra varada en Concepción junto a Nahuel y Franco, quienes tienen parálisis cerebral. "He tocado miles de puertas, he hablado con el Consulado, con la Embajada; parece que no entienden", contó.
Gabriela Cuello es bahiense y vive estos días de emergencia sanitaria por la propagación del coronavirus con mucha angustia y desesperación.
Se encuentra en Concepción, Chile, junto a sus dos hijos gemelos de ocho años y, por el cierre de fronteras y la situación que involucra a ambos países —y a gran parte del mundo—, se quedó sin la posibilidad de regresar a la Argentina.
"Hace aproximadamente cinco años que venimos viajando a Chile a hacer rehabilitación porque ellos tienen parálisis cerebral que afectan sus piernas", relató sobre la situación que les está tocando vivir.
"La fecha de regreso era el 2 de abril, porque hasta el 1 a la tarde teníamos rehabilitación. Con todo esto se suspendieron las terapias y estamos guardados en una casa de familia que nos recibe acá", agregó.
La bahiense asegura que "tocó miles de puertas", entre las que incluye el Consulado y la Embajada, pero que sólo obtiene como respuesta que debe esperar y que "posiblemente salga algún colectivo".
"Pero el tema es que cada día hay más contagios y el día que nos digan 'suban a un colectivo'... el miedo, la desesperación. Parece que no escuchan o que no entienden", añadió.
Gabriela le contó a La Nueva que viaja a Chile porque en Argentina no consiguió "ningún lugar que tenga rehabilitación gratuita".
"El primer viaje lo hice sin conocer a nadie", recordó y contó que ahora otra hija, de 15 años, la acompaña y la ayuda en Chile.
"Los resultados que vio el doctor Compagnoni, que es quien atiende a los nenes en Bahía, fueron buenos", narró.
Gabriela contó además que si bien "todo el tiempo están diciendo que van a buscar a lo argentinos en vuelos", cada pasaje cuesta 47.800 pesos: "Entre mis tres hijos y yo saldría casi 200.000 pesos, que no los tengo. Por eso siempre viajo en colectivo", señaló.
"Es todo un sacrificio poder hacer estos viajes de rehabilitación y hoy encontrarnos en el medio de la nada", dijo.
"Nos vinimos los primeros días de marzo porque la atención iba a comenzar el 9. Transcurrieron los días, esto se puso cada vez peor y desde el Instituto el martes pasado nos pidieron si nos podíamos volver a nuestra ciudad por el riesgo de contagio y porque saben que estoy con un solo riñón y con insuficiencia renal", lamentó.