Bahía Blanca | Sabado, 12 de julio

Bahía Blanca | Sabado, 12 de julio

Bahía Blanca | Sabado, 12 de julio

El detrás de escena de los robos de bicicletas en la ciudad

En enero de este año se produjo una sustracción cada dos días (15 en total), de las cuales se encontraron 8, pero hay muchos damnificados que no realizan la denuncia formal. Descartan que exista un mercado organizado.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Pablo Andrés Alvarez / [email protected]

   “Fue en menos de 5 minutos. Até la bici al poste de luz, subí al departamento de mi novia a buscar una llave y cuando bajé, ya no estaba”.

   El testimonio de Julián, a quien le robaron una playera en Fitz Roy al 100, se reproduce en distintos puntos del micro y macrocentro de la ciudad, donde se suceden la mayor parte de los hechos delictivos que tienen como eje las bicicletas.

   Durante 2019, según datos estadísticos, se denunció el robo de 156 bicicletas, de las cuales se recuperaron 92 en distintos procedimientos.

   En enero de este año se produjo una sustracción cada dos días (15 en total), de las cuales se encontraron 8.

   Pero en esta modalidad existe una gran “cifra negra”. Hay muchos más casos que no se denuncian.

   “En mi caso, una noche la dejé encadenada a un árbol en Zelarrayan al 300. Cuando volví, había un pibe intentando cortarle la cadena, mientras otro lo esperaba en una moto”, señaló Pedro, un estudiante universitario llegado de Coronel Suárez.

   Precisamente, el bajo de nivel de denuncias (en ninguno de los dos casos mencionados se realizó la exposición en sede policial) y los inconvenientes para acreditar la propiedad de esos rodados impiden cuantificar daños y desarrollar un efectivo plan para combatirlo, aseguran expertos en seguridad.

   El comisario Claudio Petrizán, jefe de la Departamental de Bahía Blanca, dijo estar seguro de que, a diferencia de otras ciudades del país, en la nuestra no existe un mercado organizado alrededor de este tipo de hechos, sino que son adolescentes “oportunistas”.

   Sin embargo, hay otras versiones que recorren los barrios: desde que hay varios lugares en la periferia que se dedican a despintarlas y cambiarles los colores y los accesorios para despistar a los verdaderos dueños y poder venderlas por redes sociales; hasta que existe una casa cercana al paraje El Cholo donde juntan varias por mes para que se las lleven camioneros hacia el sur.

   “No es un delito que haya crecido. Es más frecuente que se sustraigan motos que bicicletas, pero en este último caso es una realidad que la gente ya ni las denuncia, excepto las que se pueden identificar con el grabado del cuadro y que generalmente son las más caras”, admitió Petrizán.

   Según manifestó el jefe de la Departamental, las veces que han desbaratado episodios se han encontrado con menores, de entre 14 y 17 años.

   “La mayor cantidad de casos se da en el macrocentro, por el número de gente que va al trabajo en este medio de transporte. Estos chicos están dando vueltas y cuando encuentran la oportunidad, actúan”.

   A veces solos, utilizando una tijera, tipo alicate, fabricada en China, que se consigue por poco más de 1.500 pesos.

   “Esa herramienta sirve para cortar candados y cables de acero, es liviana y mide alrededor de 40 centímetros, por lo cual le cabe en una mochila”, contó Petrizán.

   En otras ocasiones lo hacen con “un campana”, una compañía que lo alerta de movimientos cercanos o que lo espera en una moto a pocos metros por si algo sale mal.

   “Nosotros aconsejamos a quienes supervisan las cámaras de seguridad que le presten mucha atención a aquellos que deambulan con mochilas y se agachan cerca de las bicicletas o motos, porque seguramente sacarán una tijera. De ese modo, en un trabajo en conjunto, hemos podido desbaratar varios intentos”, dijo el comisario.

   Y añadió: “En muchos allanamientos encontramos bicicletas, pero al no haber denuncias es muy difícil encontrar al dueño para demostrar que era robada”.

¿Cómo lo hacen?

   Una vez logrado el objetivo de sustracción, según indicaron algunas fuentes que prefirieron no identificarse, la bicicleta sigue dos objetivos: es vendida rápidamente en barrios de la periferia a un precio muy bajo (suelen convencer al comprador de que necesitan dinero por alguna urgencia familiar) o inicia un proceso de remodelación.

   Para la segunda opción utilizan un soplete para quemar la pintura original y las calcomanías que podrían facilitar la identificación del propietario. Luego la pintan de un color diferente e intercambian los accesorios (pedales, luces y asientos) con otras obtenidas de la misma manera.

   Según comentan, en los barrios hay chapistas de autos que realizan ese tipo de trabajos sin efectuar demasiadas preguntas al respecto.

   “Nada indica que exista en la ciudad una organización dedicada al robo de bicicletas, sino que son simples oportunistas que obtienen rédito fácil y rápido”, señaló, sin embargo, Petrizán.

   Otro miembro de la fuerza dio algunos detalles de los procedimientos de estos “oportunistas”.

   “Al darse a conocer varios operativos realizados a partir de ofertas realizadas a través de las redes sociales, estas personas se aseguran, antes de sacarlas a la venta, de que la bicicleta original no se asemeje en nada a la que ofrecen. Pero, generalmente, se las sacan de encima rápido, haciéndole creer al potencial comprador que necesitan dinero. Aunque ganan menos dinero, porque la oferta tiene que ser muy tentadora, no invierten en pintura ni en accesorios nuevos”.

   Y agregó: “Nadie vende las bicis por piezas; pierden demasiado tiempo y esfuerzo. Prefieren menos dinero, pero más rápido”.

   Los ciclistas indefensos acuden a páginas de Internet para describir el rodado que les sustrajeron o alertar sobre las zonas más peligrosas. Pero eso no alcanza...

   “Los miembros de la fuerza que recorren la ciudad suelen recibir denuncias verbales por el robo de bicicletas, pero esa misma cantidad no se traduce en denuncias formales, porque es muy difícil demostrar la propiedad, debido a que no guardaron la factura de compra o porque no tenían marcado el cuadro, y también porque no quieren perder tiempo en la comisaría”, señaló el uniformado.

   En este sentido, el robo de bicicletas en la provincia adopta varias modalidades: por un descuido del dueño que deja el rodado a la vista y con escasas medidas de seguridad; vulnerando las cadenas o candados de las bicicletas estacionadas en la vía pública; o directamente a través del asalto armado, que muchas veces se torna violento y en modo "piraña", con uno o varios delincuentes amenazando y golpeando a la víctima para arrebatarle el rodado.

   De los dos primeros ya hubo casos en la ciudad, mientras que por ahora no se reportaron con uso de violencia hacia las personas.

¿Qué se puede hacer?

   Guillermo Liverotti, miembro de la ONG Plataforma Crecimiento Integral Infantil, que alienta el uso de la bicicleta como modo de movilidad sustentable,  señaló que, una forma de combatir el robo, es que se ponga en práctica la Ordenanza 16.723, en la que se contempla puntualmente la instalación de equipamiento urbano adecuado para estacionamiento de bicicletas y que fue promulgada en 2012.

   Fue confeccionada por Elisa Quartucci, actualmente funcionaria del Ejecutivo.

   “El año pasado, haciendo uso de la Banca 25, solicitamos que se empiece a cumplir esa ordenanza, porque creemos que, entre otros beneficios, se puede evitar el robo de bicicletas”, dijo.

   Y amplió: “Básicamente pedimos que estos estacionamientos se ubiquen cerca de cámaras de seguridad o en lugares que tengan buena iluminación. Así como hay sectores delimitados para motos, que también los haya para bicicletas”.

   La intención es que, al estar atadas todas juntas, al delincuente se le va a complicar un poco más cortar un candado o una cadena, y además quedaría más en evidencia porque seguramente habrá más gente por ese sector.

   “Hoy, las bicicletas son atadas en cualquier lado y quedan muy expuestas. Hay mucha gente que las deja en árboles o en postes de luz, de día y de noche. En una ciudad en la que se está hablando de ampliar y favorecer la utilización de ciclovías, es necesario contemplar este punto. Porque muchos ciclistas, al no contar con un lugar seguro para dejarlas, directamente no las utiliza y usa otros medios”.

   Liverotti reconoció que en el ambiente ciclístico hay preocupación por los hechos recientes, que cobraron estado público.

   “Comentarios de robos hay muchos, pero son muy pocos los que hacen la denuncia formal. Nosotros recomendamos que la hagan. Hay muchas bicicletas que, debajo del cuadro, tienen impreso el número y la marca. Y también, si no lo tienen, se pueden marcar”.

   Dijo que, pese a que no se observan operativos específicos para controlar bicicletas, sí se pueden recuperar en caso de allanamientos por otras causas.

   “Otra buena idea sería que las cocheras privadas dejen un espacio para bicicletas. Obviamente que con un costo. Sería muy positivo que sea reglamentado y que se les exija a los propietarios de esos estacionamientos, tener contemplado este espacio y regular el costo. En Buenos Aires se hizo y dio muy buenos resultados”.

   Liverotti, además, recomendó no comprar rodados de los que no se conozca fehacientemente su procedencia, porque caso contrario se estaría alentando el robo.

   “Nosotros aconsejamos que, a la hora de comprar una bicicleta, se realice en comercios habilitados y no se caiga en el mercado alternativo o ilegal. O al menos que pidan facturas de adquisición”.

   Y añadió: “Hay bicicletas que valen más de 30 mil pesos, por lo que son verdaderas tentaciones, porque las venden rápido”.

   En las bicicleterías de la ciudad recomiendan no dejarlas siempre en el mismo lugar y atarlas aunque el tiempo que estarán en la vereda sea mínimo.

   “Y si así fuera, utilizar cadenas gruesas, envueltas en goma y con candados grandes para que sean más difíciles de cortar. Son menos estéticos que los cables de acero, pero son más eficaces”, señaló un empleado de un comercio ubicado en el macrocentro.

   Otro sugiere no utilizar cadena, porque, a su entender, son demasiado fáciles de cortar.

   “En lo personal, aconsejo que utilicen un candado de horquilla pequeño en las ruedas delantera y trasera. Los candados de horquilla duros son difíciles de cortar porque van a necesitar el ángulo correcto para tener suficiente fuerza para cerrar las tenazas. Además, nadie va a intentar robar una bicicleta si tiene que cortar dos candados. Cuanto más complicado vean el asunto, mejor es”, explicó.

El mercado

   En la Argentina se venden un millón y medio de bicicletas por año en unos 3.500 comercios, según la Cámara Industrial de la Motocicleta, Bicicleta, Rodados y Afines (Cimbra).

   En el territorio bonaerense está radicado el 90 por ciento de los fabricantes y partistas y es donde se produce el mayor volumen de ventas.

   Las bicicletas se utilizan principalmente como medio de transporte y para actividades recreativas.

   "El cuadro es el único componente que no puede separarse, por lo que numerarlo sería muy útil no sólo para desalentar los robos, sino también para evitar el contrabando y la subfacturación", dijo Pedro Waisman, presidente de la Cimbra.

   Precisamente, muchos fabricantes ya comenzaron a instrumentar el número de serie en la parte baja del cuadro.

   "No desconocemos que los robos existen, pero sin denuncias es muy difícil combatirlos. Que estén identificadas ayudaría de mucho", admitió Petrizán.

  Paulatinamente han proliferado los usuarios que pagan seguros de bicicletas. Los vendedores señalan que 6 de cada 10 compras lo incluyen.

   En la actualidad, el precio de una bicicleta de gama media puede superar los $15.000, mientras que una de gama alta está por encima de los $50.000, lo cual ha contribuido al surgimiento de un mercado negro muy lucrativo para los delincuentes dedicados a este tipo de delitos.

   "Pasa algo similar a lo que sucede con los celulares. La mayoría no denuncia el robo y se compra una bici nueva, o recurre al seguro directamente", se indicó.

Proyecto que quedó en la nada

   Hace un par de años, se analizó en la provincia de Buenos Aires la creación de un Registro Provincial de Bicicletas, algo que sí impulsaron algunas municipalidades.

   El proyecto contemplaba que las personas pudieran realizar el trámite de registro de sus bicicletas de manera voluntaria y a través de internet. Quienes se registraran recibirían un número que deberían grabar en la bicicleta.

   De esta manera, en caso de sufrir un robo podrían dejar constancia de ello en el registro, sumando fotografías y características del rodado robado.

   El objetivo de ese proyecto era desalentar el mercado negro de bicicletas robadas y facilitar que los dueños pudieran recuperarlas en caso de que la Policía las encuentre en algún allanamiento.

   También serviría para que quien esté por comprar una bicicleta de segunda mano pudiera verificar en el registro si no se trata de un rodado robado.