Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Carne de pollo: ¿por qué la vitamina B juega un rol clave?

Están involucradas en los procesos de alimentación que permiten la obtención de energía a partir de los nutrientes.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   A raíz de la pandemia por el coronavirus, el Centro de Información Nutricional de la Carne de Pollo (Cincap) ha reforzado la importancia de una alimentación saludable y equilibrada para mantener sano el sistema inmune.

   Así entonces, las vitaminas del grupo B juegan un rol clave. Se trata de ocho vitaminas distintas que están involucradas en los procesos que permiten la obtención de energía a partir de los nutrientes que se incorporan a través de los alimentos.

   La carne de pollo aporta siete de ellas.

Una porción de pollo al día (150 gramos) cubre, en promedio, el 80 % de las necesidades diarias de vitamina B3; la mitad del requerimiento de vitamina B6, y casi un cuarto de la cantidad de vitamina B12 recomendada, entre otras.

   Asimismo, cada una de las vitaminas —de acuerdo con el Cincap— cumplen funciones específicas como colaborar con el desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso; contribuir en la producción de glóbulos rojos; mantener la integridad de la piel; proteger la visión; colaborar en la curación de heridas y permitir la correcta formación del material genético de las células (ADN).

   Se pueden encontrar ampliamente distribuidas en los alimentos. Las fuentes más comunes son las carnes en general, entre ellas la de pollo, huevos, lácteos, cereales integrales, legumbres, frutos secos y algunos vegetales de hoja verde oscura.

   La carne de pollo, por su contenido de vitaminas del grupo B, junto con su aporte de otros minerales como cinc, hierro, selenio, magnesio y cobre, es un alimento importante y protector de carencias.

También potasio

   Una porción mediana de carne de pollo (muslo o media pechuga grande) cubre el 14 % de la recomendación de ingesta de potasio de la Organización Mundial de la Salud para las personas adultas.

   Equivale —también según el Cincap— a la cantidad de potasio que aporta una banana grande o una porción de brócoli.

   El micronutriente se encuentra mayormente dentro de las células. Resulta indispensable para producir proteínas permitir la correcta contracción de los músculos; mantener un crecimiento normal del cuerpo; controlar la actividad eléctrica del corazón; transmitir los impulsos nerviosos y regular la presión sanguínea.

   Su consumo adecuado puede reducir la presión arterial en personas con presión alta, mejorar la densidad mineral ósea y mitigar las consecuencias negativas del consumo de grandes cantidades de sodio.

   Por lo contrario, la baja ingesta de potasio está asociada con varias de las llamadas Enfermedades Crónicas no Transmisibles (ECNT), como la hipertensión; las enfermedades cardiovasculares (principalmente el accidente cerebrovascular, ACV); la formación de cálculos en los riñones y el debilitamiento de los huesos (osteopenia).

   La carne de pollo también tiene un bajo contenido de sodio, ya que una porción cubre, en promedio, apenas 5 % de la recomendación máxima de ingesta de la OMS, siendo así un alimento apto para todas las personas, incluidas aquellas con enfermedades cardiovasculares.