Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Columnas que caen, protocolos que no existen

Son muchos los casos de ramas, maderas y otros elementos que caen sobre personas en circunstancias que de antemano parecen imposibles.

 

   Una columna de alumbrado de la plaza Rivadavia cayó de repente, jalada (en principio) por un pasacalle que había sido atado a su estructura de hierro y al cual el viento embolsó en varias ocasiones.
   Si bien el hecho ganó lugar en los portales informativos, unos pocos metros hicieron que no tuviera ribetes de tragedia. 
   Porque la pesada columna de hierro cayó sobre una de las veredas de la plaza, demasiado cerca de un ocasional transeúnte.
   Pero se sabe que, cuando esos centímetros -que en esta ocasión separaron al objeto caído de una persona- no son suficientes, las consecuencias son fatales. 
   Bahía Blanca tiene varios casos de ramas, maderas y otros elementos que caen y golpean a personas, en circunstancias que en los papeles parecen imposibles.
   Nuestra ciudad tiene en este aspecto, a partir de esos elementos que pueden caer desde lo alto, una vulnerabilidad manifiesta y preocupante. Porque es una ciudad de vientos constantes que no cuenta con reglamentaciones estrictas que consideren su particularidad climática.
    Un día de ráfagas importantes, que no son la excepción sino lo habitual, tanto árboles, como carteles de publicidad, postes, cosas sueltas en obras en construcción y elementos de la vía pública se convierten en elementos de riesgo.
    La columna de iluminación mencionada data de 1927. Lleva casi un siglo en el principal paseo de la ciudad. Sin dudas, todas y cada una de las existentes exige una revisión, un control, una verificación de su estado.
    Pero no debiera esa acción responder a esta circunstancial caída o una rotura. Es necesario disponer de un protocolo que atienda este tipo de situaciones. El estado general de decenas de elementos que están en la vía pública es malo, muchos de ellos colocados sin cumplir las normas mínimas de seguridad, otros con las consecuencias propias del paso del tiempo.
    Tampoco se puede convocar a universidades y especialistas cada vez que algo se cae para terminar "reforzando", a veces de manera inadecuada, todo lo que existe. Cuidar, mantener, atender, intervenir es fundamental para poder mantener la seguridad en cada rincón de la ciudad.