Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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¿Mala memoria o buen olvido?

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   La alarma del celular, recordatorios en la heladera, cambiarse el anillo de dedo, agenda, recursos a los que apelamos cuando queremos recordar un dato, una cita, o algo que no debemos olvidar.

   ¿Te acordás los nombres de tus compañeros de escuela? ¿Qué almorzaste un día como hoy hace un año? ¿Recordás la fecha de cumpleaños de tus vecinos?

   ¿Mala memoria o buen olvido?

   La “mala memoria” no ha sido bien vista, ha gozado de mala prensa y en ocasiones, dependiendo de “qué” se olvida también enciende una luz de alarma.

   El olvido y la memoria son las dos caras de la moneda y como reza el poema de Mario Benedetti “el olvido está lleno de memoria”. Según las Neurociencias el olvido es tan importante como el trabajo intelectual que implica recordar.

   ¿Te centrás en lo esencial? ¿Percibís los detalles? ¿Recordás con facilidad? ¿Tenés habilidad para dejar atrás ciertas cosas y que sean parte del olvido?

   La memoria, función cognitiva, no es un “mero recipiente” al que se lo llena de información cual dispositivo de almacenaje. Si bien esta concepción impregnó hasta modelos educativos pasados en los que retener datos para luego repetirlos eran sinónimos de aprendizaje, desde hace algunos años este modelo ha sido superado.

   A su vez, este paradigma sostenía que se daba una “falla” en la memoria como consecuencia de un error en el almacenamiento y recupero de la información. Así la memoria se equiparaba a una especie de “depósito estático” colmado de recuerdos e informaciones en el que perder algo de lo allí contenido significaba un problema o una deficiencia.

   En las últimas décadas, producto de investigaciones, sabemos que la función de la memoria a corto y a largo plazo es colaborar y optimizar el proceso de toma de decisiones, ya que lo que cada uno almacena deviene en experiencia.

   La computadora “funciona” casi como la mente humana; así como la memoria de un dispositivo “se llena” y cada tanto apelamos a la papelera de reciclaje, un proceso similar se da en nosotros. Al desechar información relevante, nuestro cerebro puede destinar más recursos cognitivos a la toma de decisiones haciéndolo también de una manera más rápida.

   ¿Es mejor olvidar? ¿Y Funes?

   Funes el memorioso, obra de Jorge Luis Borges, narra la historia de Ireneo Funes, quien tras caerse de un caballo y lesionarse la cabeza, adquiere el talento de recordar absolutamente todo. Investigaciones permiten asegurar que en la era del conocimiento y de la información permanente, lo del personaje de Borges se acercaría más a la desgracia que al talento.

   La “capacidad” de olvidar implica descartar datos irrelevantes, información obsoleta, “recetas” y procedimientos que en un tiempo permitieron la resolución de un conflicto y que seguramente no lo permite en la actualidad.

   El Psicoanálisis tiene su propios fundamentos sobre aquello que olvidamos, a su vez aspectos subjetivos y emociones están íntimamente relacionados con el tema en cuestión, nadie duda que hay experiencias y personas inolvidables y también otras que no merecen un mínimo recuerdo.

¡Antes que me olvide me despido hasta el mes de marzo!