Subsidio a la ciencia: “En investigación todos cuidan qué comparten y qué no"
Recientemente ganador de un premio para su grupo de trabajo del Conicet, el doctor en Bioquímica Jeremías Corradi habló sobre los objetivos de su estudio pero también sobre la parte no tan conocida de la carrera de investigador.
Federico Moreno/ [email protected]
Hace pocos días el doctor Jeremías Corradi, investigador de la UNS y el Conicet, obtuvo uno de los “Early Career Awards Program”, un subsidio para investigación de 5 mil euros otorgado por la mayor organización mundial de neurociencias para dar apoyo a jóvenes investigadores que desarrollen temas de interés en el campo de las neurociencias de distintas regiones del mundo.
Su trabajo de investigación, que el propio Corradi destacó que se hace en equipo y no es un logro individual, consiste en el estudio de los receptores de serotonina, que son muy importantes a nivel cognitivo y fisiológico, porque gobiernan desde funciones gastrointestinales hasta desórdenes neurológicos.
--¿Cuáles son los objetivos del grupo?
--A corto plazo mejorar el modelo que generamos y nos permite medir con más precisión las corrientes eléctricas generadas por las proteínas que estudiamos. Tamién poder expresar todas las proteínas que están en el humano, que por ejemplo hace diez años se descubrieron cuatro nuevas que pertenecen a la misma familia que las que estudiamos nosotros y todavía no se sabe cómo funcionan.
--¿Y a mediano plazo?
–Si pudiéramos lograr expresar las distintas proteínas, se podría diseñar fármacos con especificidad, es decir que actúen sobre una proteína y no sobre otra. Este es uno de los objetivos fundamentales de la farmacología, que el fármaco no genere otros problemas, o evitar las famosas reacciones adversas que se dan por actuar sobre blancos distintos a los que uno quiere atacar.
--Cuando hay un hallazgo científico, ¿se comparte inmediatamente con una red mundial de investigadores?
--Un poco y un poco. La realidad es que en un país –-sin entrar en cuestiones políticas-- en el que vamos en bicicleta mientras que en el mundo otros van en Ferrari, uno cuida lo suyo. Recordemos que esto es una carrera de investigador, y como lo dice la palabra, estamos corriendo una carrera y la idea es llegar a la meta antes que los demás.
Entonces uno a veces se persigue, entra en juego el ego del científico y siempre está la idea de que hay otros robando ideas.
A raíz de todo eso, ciertas informaciones se comparten, si es que no son críticas en el desarrollo del trabajo de uno y para llegar a la meta, sobre todo cuando ya tenemos certeza de que seremos los primeros en publicarlo. Y otras informaciones se esconden, no se miente, pero se esconde. Sobre todo porque una idea nuestra que con los recursos con los que contamos, desarrollarla nos puede demorar tres años, en otro país con más recursos la pueden hacer en seis meses, y hoy las ideas no sobran.
--¿Cómo es un día en el laboratorio?
--Si la gente se imagina el estereotipo del científico con las gafas y el guardapolvo, por acá no lo va a ver tanto. Andamos más con ropa de todos los días y si bien tenemos un sector con material de vidrio y otro con equipos muy sofisticados, la mayor parte del tiempo estamos en la computadora leyendo, escribiendo, analizando, interpretando, volviendo a leer y volviendo a escribir.
--¿El premio económico hace la diferencia?
--Es un subsidio único de 5.000 euros, que no sirve para arrancar un trabajo de cero, pero sí para dar un apoyo, un empujón a laboratorios que ya tienen una base formada, como el nuestro. A nosotros desde ya que nos representa un gran aporte, estábamos en vías de completar nuestro equipamiento y esto significa una avance para la concreción del sistema.
Además de Jeremías Corradi, integran el grupo de investigación los becarios doctorales Albano Mazzarini Dimarco y Noelia Rodriguez Araujo (farmacéuticos) y la bióloga Camila Fabiani.
Estudiar neuronas sin utilizar neuronas
Ante la imposibilidad de trabajar con neuronas humanas, por su costo y porque mueren al poco tiempo de ser extraídas del cerebro, Corradi y equipo trabajan con células comerciales y un modelo experimental in vitro.
“Modificamos las células, les incorporamos el gen de la proteína que queremos estudiar y de esa forma logramos que expresen las proteínas que nosotros queremos estudiar. La ventaja de estas células es que son fáciles de mantener, no se mueren y no tenemos que sacarle neuronas a nadie”, explicó el bioquímico.
“La proteína que logramos es la que termina llegando a la superficie de la célula y funciona generando esas corrientes eléctricas que podemos medir y que para nosotros son tan importantes”.
Además, el neuquino de 40 años, egresado de grado y de doctorado en la Universidad Nacional del Sur, explicó que “el sector privado no financia las investigaciones, aunque sería importante que así fuera, en países del primer mundo es muy común. Conicet desde hace unos años ha iniciado tratativas para acercar al investigador y la industria, pero por ahora son solo proyectos”.