Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Está cerca de concretarse el primer jardín vertical en nuestra ciudad

Los desarrolladores del edificio ubicado en calle Sarmiento al 400 buscan materializar una novedosa técnica ecológica en la elevada pared medianera que se recuesta sobre el edificio de 2Museos.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   "Falta el visto bueno de una comisión del Concejo Deliberante, pero entendemos que en poco tiempo tendremos el visto bueno para avanzar con la obra".

   De esta manera se refirió la arquitecta Analía Ocampos a la propuesta realizada por los desarrolladores del edificio ubicado en calle Sarmiento al 400 que busca materializar una suerte de jardín vertical en la elevada pared medianera que se recuesta sobre el edificio de 2Museos, que agrupa a los museos de Arte Contemporáneo y de Bellas Artes.

   La idea, presentada por los desarrolladores de esta torre organizada en subsuelo, planta baja, 13 pisos y terraza, busca con esta propuesta minimizar el impacto de la medianera de 45 metros de alto y 15 de ancho.

   "Planteamos su tratamiento particularizado buscando enriquecer el impacto visual de la pared, la cual está adosada a un terreno rodeado de un parque, lo cual hace más fuerte el contraste entre el edificio y el museo, bajo y abierto".

   Por otro lado el proyecto se apoya en la idea de generar "pequeños pulmones verticales" en áreas de alta densidad.

El jardín

   A partir de un jardín vertical, Ocampos menciona beneficios como el escurrimiento del agua, tener un mejor aislamiento térmico del edificio, atenuar la polución y generar una mejor estética.

   Desde el punto de vista técnico, el proyecto genera accesibilidad para el riego de las especies elegidas --en su mayoría autóctonas-- así como la poda y el recambio.

   "Esta propuesta desmaterializa el plano de cemento de la medianera, genera una volumetría más rica y optimiza a La María Luisa" (tal el nombre de la casona que ocupa 2Museos).

   El jardín vertical se genera en los llenos y huecos, en los cuales se colocan macetas con tierra suficiente. Los dos primeros pisos son cerrados y quedarán completamente cubiertos.

Una propuesta novedosa, pero con antecedentes

   Si bien puede asumirse que los jardines verticales se han puesto de moda hace poco tiempo, la realidad es que el uso de enredaderas y trepadoras en medianeras no es una práctica novedosa en la ciudad.

   Un ejemplo contundente corresponde al Palacio Municipal de calle Alsina, cuando a poco de completarse la obra, en 1909, se advirtió que nada tenía que ver su arquitectura con las "taperas" que tenía a ambos lados, cuyas medianeras quedaban a la vista a partir del retiro que tenía el edificio.

   Ante esa situación se hizo una propuesta para "disimular la pobreza de sus alas" a partir de las paredes linderas que enseñaban "sus caras sucias".

   La misma consistía en colocar sobre ambos muros "una enredadera de yedra (sic) o cualquier planta de hoja profusa y permanente".

   Incluso cuando aparecieran nuevas obras, "ese adorno barato y lindo" podría mantenerse.

   Con el tiempo, esas superficies linderas se resolvieron de manera dispar. El banco de la Provinicia de Buenos Aires trató a la medianera con molduras, ornamentos y ventanas. El ex banco de Bahía Blanca (hoy una clínica) lo hizo de manera más austera pero respetuosa. 

En el mundo

   Desde fines de los 80 los jardines verticales van teniendo más desarrollo.

   El sistema consiste en general en una estructura portante de la piel vegetal, creando una separación entre ésta y el muro, evitando que las raíces puedan dañarlo.

   Se trata de una estructura metálica liviana, que soporta sólo las plantas, y una lámina de PVC que aporta rigidez. Sobre esta capa se adhiere un fieltro imputrescible y de alta permeabilidad, que permite a las plantas introducir sus raíces y una distribución homogénea del agua, cuyo aporte se realiza desde la parte superior del sistema, distribuyéndose por gravedad.

   El muro verde actúa como una fachada ventilada, proporcionando aislamiento térmico y acústico. A ello se suman los beneficios que proporciona en cuanto al consumo de CO2 y el aporte de oxígeno.

   El buen funcionamiento del sistema radica en la elección de la vegetación acorde a la climatología del lugar.