Una esquina que cada día tiene más problemas y riesgos
El histórico edificio que fuera hotel y Centro de Compras, está desocupado y sin destino desde hace más de una década.
Por Mario Minervino / [email protected]
Como en las películas de catástrofes, en las cuales a modo de anticipo de algún fenómeno se suele recurrir a mostrar la muerte de pájaros o su conducta inesperada como un hecho premonitorio, una situación similar parece darse en la esquina de Brown y avenida Colón, donde se ubica el histórico edificio que fuera hotel y Centro de Compras, desocupado y sin destino desde hace más de una década.
"Pasé, como siempre, por la esquina del ex hotel, y encontré una importante cantidad de palomas muertas, algunas agonizando, incluso un chimango muerto. Me resultó muy sospechoso, dado que se las suele ver muertas pero no en una cantidad llamativa, incluso algunas atropelladas".
Así comienza el correo recibido en este diario de parte de Laura Langhoff, vecina del lugar, puntualizando una circunstancia que se puede advertir todavía.
Se suma esta situación a las habituales y repetidas quejas por la suciedad existente en esa esquina, donde se acumulan las heces de las palomas, guano que puede resultar favorable usado como abono pero que en la vía pública es una amenaza a la salud humana.
La criptococosis es la enfermedad oportunista que afecta a personas con su sistema inmune debilitado o una predisposición a padecerlo. El hongo está en suelos contaminados, entra por la vía respiratoria y llega a los pulmones, donde puede generar una infección o diseminarse.
La sospecha de muchos vecinos es que alguien podría estar envenenando a las palomas, atento a la llamativa cantidad de aves muertas en veredas e incluso en la calle. Hasta se puede ver un pozo en la vereda, donde se acumula basura --botellas, latas-- y también se aprovecha para colocar aves muertas.
El otro costado
La presencia de palomas --considerada una plaga urbana-- afecta desde hace años al edificio, ya que estas aves utilizan molduras y cornisas para asentarse, siendo destructivas con sus heces y su anidamiento.
En ese aspecto el edificio es una bomba de tiempo, con sus revoques sueltos, las salientes que se van desprendiendo, el óxido de los hierros que afecta los muros e incluso plantas que se las arreglan para crecer en medio de los ladrillos.
Si un edificio merecería un cerco preventivo --al estilo de los montados en el frente de la Escuela 2 (Vieytes 51) o en el edificio de la Aduana (Colón y Estomba)--, es el de esta esquina. Por ahora, no se ha dado ese paso.
La deuda
Luego de varias intimaciones, desde la comuna confirmaron a este diario que se inició el reclamo vía judicial de la deuda que los propietarios mantienen en concepto de tasas.
La misma es de 600 mil pesos, aunque se deben agregar gastos e intereses, con lo cual ese monto es apenas referencial.
El futuro
Pocas cosas tan inciertas como el futuro de un edificio de estas características. Su carácter de bien patrimonial, a esta altura cuestionable si se considera que ha sido completamente modificado su interior, dificulta su reconversión, por caso, en locales comerciales en la planta baja.
La propuesta de construir una torre en altura no ha superado los pasos exigidos para ser considerada o discutida.
En los más de diez años que la propiedad está en venta o alquiler no ha habido más que algunas consultas que no pasaron de esa condición.
La única realidad hoy es que el inmueble conforma un riesgo para propios y ajenos, un acopio de suciedad y de elementos contaminantes.