Bochas: Emilio Mariani, el jugador que hizo feliz a Villa Serra
Se ganó un lugar en el seleccionado bahiense y lo aprovechó al máximo.
Seguramente Carla, su hermana y actual presidenta del club Talleres, debe estar orgullosa de Emilio Mariani, quien con humildad y sacrificio llegó a lo más alto del podio a nivel provincial representando a Bahía, coronándose en la categoría Segunda Individual en el reciente certamen que tuvo lugar en San Nicolás.
Las bochas lo marcaron desde muy chico, cuando comenzó a hacer sus primeras armas en su barrio de toda la vida, Villa Serra. Debutó en Primera a los 15 años con la casaca tricolor.
"Mi papá Eduardo, quien no me quiso acompañar al torneo y no me gustó mucho, aunque luego lo entendí, me llevaba a la cancha cuando él jugaba. Y también lo hizo mi abuelo materno: Juan Carlos Barros. Es un poco hereditario (risas)", señaló Emilio, quien intenta trasladarle la misma pasión a sus hijos Stefano (9 años) y Uma (7).
—¿Qué sentiste cuando te llamaron para ser parte del seleccionado bahiense?
—Una felicidad enorme. Si bien yo compito en Primera en Bahía (Tiro Federal) estoy en una categoría, como es Segunda, donde me destaco, aunque también sé que para el nivel de un seleccionado de Primera me falta.
—Sos campeón Provincial, pero no te resultó nada fácil.
—Es cierto. Ganar el selectivo en Bahía no fue nada sencillo y, luego, en el Zonal me tocó un rival durísimo. Pude elegir jugar en mi cancha, Talleres, pero iba perdiendo 10 a 3 con Roberto Schenfeld, de Carmen de Patagones, y me tenía contra las cuerdas. No sé cómo hice para ganar ese partido.
—¿Te ayudó la gente?
—Sí. Me apoyaron mucho. Fue un partido especial, en mi club, con cancha llena. Estaba muy emocionado.
—¿El Provincial fue algo nuevo?
—Al principio estaba algo nervioso, perdí 12 a 11 contra un jugador de Berazategui, pero después me recuperé clasificando por la ventana. Le gané a Coronel Pringles y me volví a cruzar con Berazategui, pero ahí me salieron todas: fue 12 a 4.
—¿En cuartos te tocó Alvear?
—Sí. (Fernando) Díaz, un jugador muy bueno. Le gané 12 a 9 jugando bien. En semifinales me tocó Rojas (Maximiliano Membriani) y le gané 15 a 10.
—¿En la final te pasó lo mismo que en el Zonal?
—Me tenía una fe terrible, era mi gran chance. Pero empecé perdiendo 7-0 y 8-2, y pese a que soy temperamental estaba bastante tranquilo. No podía arrimar ni pegar. En eso mi amigo y técnico (Sergio Casco) pidió minuto y me dijo: "Qué te pasa, estás cagado...". Y le respondí: "No puedo jugar, no me sale nada". Me tranquilizó, enfrió el partido y todo cambió.
Emilio y Sergio Casco, su DT, compañeros y amigos de la infancia.
—¿Qué pasó?
—Hice 13 tantos seguidos. No lo dejé marcar más a mi rival (Luciano Vela, de Zárate). Se derrumbó, a tal punto que las dos últimas bochas no las tuve que jugar porque las bochas de él estaban a una distancia considerable. Me da la mano y el juez me dio por ganado el partido.
"Fue una explosión de felicidad".
—¿Cuándo se juega el Argentino de Segunda?
—Me dijeron que en abril del año que viene. Todavía no se sabe la sede. Ojalá sea en Bahía Blanca (risas).
—¿Cumpliste un sueño?
—Ya lo creo. Lo soñaba de chico, a los 12 años cuando empecé a jugar. A la Selección la veía como algo lejano, pero estando ahí le ponés garra y un sentimiento terrible.
—¿Qué queda por delante?
—Mejorar, seguir representando bien a Tiro Federal y volver, porque me comprometí, a Talleres. Se lo prometí a mi hermana y a Paulo Mónaco, el anterior presidente del club.