Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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"De esta Mauricio sale vivo..." (Parte dos)

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   Marcos Peña, tan vapuleado por sus enemigos internos como a la vez ratificado en su confianza por Mauricio Macri pese a las andanadas que llovían sobre su cabeza, le había dicho envalentonado a un ministro político el martes de la semana pasada, dato reflejado por esta sección: "De esta Mauricio sale vivo". Venían todos ellos, Macri incluido, de repasar los buenos sentimientos que les dejó la perfomance del presidente en el segundo debate frente a Alberto Fernández. Pero también  de relojear los datos sobre intención de voto en la recta final hacia el domingo 27, que porrazos de las encuestadoras mediante no auguraban buenas ondas para la confirmación de consignas como "milagro" o "¡vamos que lo damos vuelta!".

   Allí, prematuramente, se abrían interrogantes sobre el rol de Macri fuera de la Casa Rosada si le tocaba perder. Nadie atinaba a mechar en ese análisis, porque nadie dentro y fuera del gobierno imaginó lo que ocurriría después con una derrota muchísimo menos holgada de la que se presagiaba, la ida de un futuro político de Macri en función de la magnitud de una eventual derrota. Que finalmente sucedió pero que tuvo al Frente de Todos con el corazón en la boca durante un buen rato antes de anunciar la victoria.

   Hubo el lunes post derrota durante la reunión de catarsis que hicieron Macri y el gabinete, que se extendería por la tarde a la reunión de la Mesa de Acción Política de Cambiemos, dos miradas, y dos frases contundentes, que reflejaron el panorama que podría permitir orejear el futuro del PRO por un lado y de la coalición electoral (nunca gobernante) por el otro.

   La primera fue, precisamente, aquella ratificación de Peña sobre el estado de salud política del presidente después de su ajustada derrota frente a Fernández. Aunque esta vez el interlocutor del Jefe de Gabinete fue un ministro distinto del de aquella primera vez, y también mucho más efusivo el ánimo del sempiterno optimista y alter ego presidencial. "Me cayeron encima pero Mauricio está vivo, más vivo que nunca", le oyeron decir en voz alta. Su propia supervivencia más allá del 10 de diciembre dentro del futuro armado de Cambiemos como principal coalición opositora al Frente de Todos, pareció encajar asimismo en esa expresión. Lo que iría a contramano de los deseos del ala política que suele tomar café en el despacho de Rogelio Frigerio de una jubilación temprana para el hombre que nunca quiso mezclar el purismo amarillo con cualquier versión de "peronismo portador sano".

   La segunda expresión, reflejada por los medios tras la reunión de gabinete de ayer, la produjo el propio Macri y viene a cerrar, al menos para este lado del mostrador macrista, aquel interrogante que se abrió en la semana previa a la elección. "Nunca imagine que iba a terminar como líder de la oposición", lanzó el presidente delante de sus ministros, de diputados como Emilio Monzó y de la vicepresidente Gabriela Michetti.

   Frase sin absolutamente ninguna inocencia si las hay. Fue lanzada en momentos en que la pelea interna por la sucesión en el liderazgo de PRO pareciera lanzada ahora mismo, no solo por las reafirmadas intenciones de Horacio Rodríguez Larreta tras su espectacular victoria en primera vuelta el domingo, sino por la promesa de María Eugenia Vidal que se leyó con clara intencionalidad en los campamentos platenses la noche del palco de la derrota en Costa Salguero. "Ahora nos toca a nosotros", dijeron sus jefes de campaña cuando la escucharon afirmar que está lista para asumir el rol que le corresponda en la batalla que se viene. Y no precisamente se refería a una supuesta, y lejana, candidatura suya en la provincia en 2021.

   Macri, según Peña y otros voceros que acompañan al presidente desde su gestionen la ciudad, buscó marcar la cancha de entrada: él será el jefe de la oposición al albertismo-cristinismo, y en todo caso queda todo por conversar con sus socios fundadores de PRO y también con los ahora más que nunca levantiscos radicales, sobre "detalles secundarios" de ese nuevo liderazgo en el llano político, como por caso si habrá o no una "mesa colegiada" para coordinar especialmente la gestión de oposición responsable en el Congreso. "Pero el que lidera seguirá siendo Mauricio", insistió el lunes Peña por si algún desavisado no lo había escuchado. O no lo quería escuchar.