Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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“Un Mundial es algo maravilloso, más si se trata de uno de rugby”, dijo Lucas Alaniz

El periodista bahiense repasó sus vivencias en Japón, donde se desempeñó como corresponsal de este medio.

Lucas Alaniz en el estadio Hanazono, donde Argentina enfrentó a Tonga. Fotos: Lucas Alaniz.

   Cubrir un Mundial de rugby era un sueño para Lucas Alaniz. Hoy puede decir "cumplido", luego de una experiencia profesional y de vida en Japón, donde el seleccionado argentino de rugby quedó eliminado en primera ronda.

   A la hora del balance, el periodista bahiense acreditado en el torneo por “La Nueva.”, optó por empezar a hablar de lo que -dijo- le resulta más sencillo: lo negativo.

   “No hubo nada malo, fue una experiencia súper positiva. Como sociedad son un primer mundo con todas las letras. Llegar a ese cambio social acá, en la Argentina, nos llevará años luz. No creo que mi generación lo vaya a ver. Como viaje personal, fue súper positivo”, dijo.

   “No acompañaron los resultados (para Argentina), eso podría agregar. Hoy el Mundial está abierto para cualquiera y hubiera sido una linda chance para Los Pumas. Pero no hay nada que reprocharles, dejaron todo”, afirmó.

   La despedida del equipo dirigido por Mario Ledesma se dio justo cuando Capocha tenía que volver a la ciudad por motivos laborales.

   “Como positivo destaco todo. Desde conocer una sociedad con todas las letras, porque me llamó la atención que (en Japón) sean civilizados y tengan el respeto como premisa. Por ejemplo, el silencio es una forma de reconocer el espacio de la otra persona. El silencio es respeto al otro. Y en base a eso construyeron toda su sociedad. La reinvención que tuvieron después de las cosas que pasaron como Hiroshima o con los fenómenos climáticos que son castigados... No obstante, todo sigue igual, con ese silencio. Maravilloso. Es algo de lo cual tenemos que aprender”, afirmó.

   “Los servicios públicos funcionan. Puede ser caro tener un auto, pero todo anda tan bien que te podés manejar sin problemas con el transporte público. Es algo ideal. Una de las grandes cosas que me sorprendió”, agregó.

   Tengamos en cuenta que Lucas, junto a sus padres Darío Alaniz y María Quevedo, tuvieron que desenvolverse en un país y en sus ciudades desconocidas.

   “Todo es accesible y está adaptado. Desde el centro a la periferia. Tiene sendas para personas con disminución visual, por ejemplo. A mí, personalmente, no me pesó tener que moverme allá con una discapacidad. Sí tuve que recorrer un poco más para encontrar los ascensores, pero estaban. Todo perfecto, las calles sin pozos... Se podría decir que casi ideal. Algún defecto tendrán, pero yo no lo encontré”, sostuvo.

El plano deportivo

   Lucas vivió como espectador el Mundial de Inglaterra 2015. En Japón cumplió con el rol de corresponsal, algo que no le impidió absorber la atmósfera de fiesta deportiva. 

   “Un Mundial es algo maravilloso. Y más si se trata de uno de rugby, porque se ve y se vive ese espíritu de compartir un partido con una persona que viste otra camiseta, diferente a la tuya. O que te felicite el equipo perdedor... Se siente esa hermandad por la guinda, como cuando ves a los escoceses con la pollera, o a un inglés, o los japoneses también, que se súper prendieron en los partidos”,dijo.

   “Y si encima tenés acceso a los jugadores del seleccionado de tu país, a las conferencias de prensa, a las salas de prensa, a los captains runs y a los partidos, es una experiencia tremenda. Estás con otros periodistas y sumás experiencia. Y sos el medio de conexión entre los jugadores y las personas", concluyó. Lucas retomó su rutina como administrativo en Dow.

   Japón es pasado. Los Juegos Olímpicos 2020, su objetivo futuro.