Se abrió la temporada de campamentos de la Asociación Empleados de Comercio
El jueves pasado realizaron la actividad el grupo de 8 y 9 años que acude a la Colonia Inclusiva de Verano. El próximo jueves será el turno de los niños de entre 6 y 7 años y el jueves 31 lo harán los de 11 y 12.
El jueves pasado se abrió el ciclo de campamentos en la Colonia Inclusiva de Verano de la Asociación Empleados de Comercio.
Más de 130 chicos, entre 8 y 9 años, compartieron dos días en el predio de Aldea Romana, donde desayunaron, almorzaron y cenaron en el Salón Borlenghi, realizaron distintas actividades recreativas al aire libre, disfrutaron las piletas y el parque acuático y durmieron en carpas divididas por sexo.
“Todas las temporadas hacemos un campamento por grupo de edad. Realmente lo esperan con muchas ansías. Desde el primer día que inician la colonia ya empiezan a preguntar cuándo les toca”, señaló Walter Mele, el coordinador general de todas las actividades de la colonia a la que acuden más de 700 niños.
Como cualquier día, el grupo de acampe realizó las tareas cotidianas de la escuela de verano y luego permaneció en el predio hasta el día siguiente, cuando retornó en los colectivos junto a los demás participantes.
“Se hace de todo un poco. Desde caminatas por el lugar, que realmente es hermoso, hasta la tradicional fogata de medianoche, pasando por el armado de las carpas. Y todas las comidas las realizaron en el Salón Borlenghi, porque resulta más cómodo para la organización”.
Mele se refirió a los casos de los chicos que extrañan a su familia y prefieron no dormir en el lugar.
“Inmediatamente llamamos a sus padres para que los vaya a buscar, porque no nos gusta que sufran. Preferimos que se lleven la imagen positiva del campamento hasta el momento que comenzaron a extrañar. Si la pasan mal, es probable que no quieran repetir la experiencia. Y eso no sirve. Suelen suceder casos así, por lo que tenemos experiencia para manejar la situación”.
El próximo jueves será el turno de los niños de entre 6 y 7 años y el jueves 31 lo harán los de 11 y 12.
“Todo esto lleva una logística muy grande. El apoyo del sindicato nos permite hacer todo ésto, porque realmente no nos hace faltar nada”.
Todos los profesores, que son alrededor de 25, se quedan a pasar la noche junto a los chicos.
“Excepto las profes de los más chiquitos, de 4 y 5 años, que prefiero que descansen bien para trabajar al día siguiente, todos los profesores saben que deben quedarse en los campamentos. Pero no es peso extra, sino que también lo disfrutan. A la noche se turnan para hacer guardias por si algún chiquito se despierta y se asusta. Todas estas actividades permiten que se afiance el trabajo en equipo”.
El manejo de la cocina pasa por los caseros del predio.
“La gente del campo se porta de 10, no nos hace faltar nada. Y encima cocinan como los dioses”, señaló Mele.
En caso de que el mal tiempo se haga presente, ya existe un Plan B predeterminado.
“Si llueve, nos metemos a dormir en el Salón Borlenghi con colchonetas. No es lo mismo, pero al menos no tenemos que suspender algo que los chicos esperan con muchas ansías”.
Los gastos del campamento están contemplados en la inscripción.
“Los chicos no ponen un peso. Los campamentos son parte de la escuela de verano, por lo que es gratuito. Lo implementé porque a mi me encantaban este tipo de cosas, pero mi viejo no podía pagarlos. Cuando le planteé la inquietud a Miguel (Aolita) respecto a que quizás había chicos que no podía poner plata extra, inmediatamente decidió que sea sin costo adicional”.
También toman parte los chicos con capacidades diferentes.
“Obviamente que se quedan. Esta es una escuela de verano inclusiva y ellos toman parte de todas las actividades previstas. Y puedo asegurar que los demás chicos se desviven por ayudarlos para que se sientan integrados y puedan hacer todos los juegos. Algunos se quedan con los padres, por lo que se hace todo lo posible para que se sientan cómodos y lo disfruten a pleno”.