Claudio María Domínguez, exclusivo: La vida, el miedo a la muerte y el poder del pensamiento
La vida, el miedo a la muerte, el ego, el poder del pensamiento... Claudio María Domínguez se animó a explicar varias de las ideas de los grandes maestros. Llega a la ciudad para ofrecer una charla: "La mejor versión de uno mismo".
Franco Pignol / [email protected]
Claudio María Domínguez no se considera un maestro. Tan sólo cree que es un buen difusor de las ideas de los grandes pensadores espirituales. Hablamos de Buda, Krishnamurti, Yogananda, Sai Baba y tantos otros.
Si uno analiza los textos de muchos de ellos se da cuenta enseguida que a ninguno le gustaba que le digan maestro. Todos se corren del eje protagónico con la intención de que las luces caigan exclusivamente sobre las ideas.
Y cada uno puede utilizar esas ideas como herramientas para lograr trascender o iluminarse. También puede descartarlas, por supuesto.
Claudio María Domínguez llegará a nuestra ciudad el próximo 16 de septiembre para ofrecer la charla "Cómo lograr la mejor versión de uno mismo".
En una entrevista exclusiva le preguntamos de todo. La vida, el miedo a la muerte, el poder del pensamiento... Para responder a la pregunta sobre la vida y la muerte quizá haya que resumir 700 páginas del "Libro Tibetano de la vida y de la muerte". Sin embargo, Claudio María Domínguez se animó a responder a la criolla, con la mayor claridad posible.
--Los temores nos generan prejuicios. Los prejuicios nos condicionan en nuestra relación con los demás. ¿Cómo reconocer un miedo en una cultura donde nos enseñaron a no tenerlo?
--Lo opuesto al amor es el miedo. El odio es como un cinco por ciento de un amor desvirtuado de una telenovela que en un principio no dependía de un amor verdadero. El amor verdadero es expansión. Lo único que contrae y paraliza es el miedo. ¿De dónde viene? De la crianza, del sistema de creencias que nos colocaron en el cerebro desde que nacimos...
"El ego, por ejemplo, es un falso impostor que se hace pasar por vos. Está lleno de adhesión, de rechazo, de culpa, de ira, de miedos... Fuimos criados con la idea de la culpa, de `por mi culpa...`, miedo a la vida, miedo a la muerte. El miedo nos contrae, nos impide honrar este asunto de estar en el planeta aquí y ahora, volando. Los prejuicios, obviamente nos condicionan. El miedo de lo que alguna vez me sucedió o me dijeron que me sucedería definitivamente vuelva a ocurrir. El pasado acumulado, el miedo al futuro: `el gobierno anterior fue malo y este que pinta peor`. `Si la pareja anterior me jodió para qué me voy a enamorar de nuevo...`
Siempre la mente funciona como un limpia parabrisas de un auto abajo de la lluvia, del pasado al futuro, sin detenerse en el único momento que yo puedo ser consciente de mi vida, que es aquí y ahora".
"El miedo pertenece siempre a una realidad futura. Todo aquello que temo que me suceda, en el único momento en que no me está sucediendo es aquí y ahora. Si freno mi mente y estoy aquí, controlo mi energía vital. A su vez, paso a ser un ser que deja la ignorancia e ingresa en el autoconocimiento".
--¿Cómo reconocer el miedo?
--Con la observación. Hay un ejercicio tibetano que dice que en el momento que empieza el miedo reconozco que todo mi sistema emocional y nervioso se altera. Se dice que 10 minutos de miedo o ira equivalen a unas 8 o 10 horas de inmunosupresión. Reconociéndolo, desplomo mi energía vital y lo debilito. Si no lo observo y me convierto en el testigo de lo que sucede, el miedo me debilita a mi. Hay que observar permanentemente y reconocer que es el cuerpo del ego del miedo y que no tiene nada que ver con mi verdad. Yo no soy esto, es un personaje. Mi personaje tiene miedo, mi ser no, porque es pleno.
--¿En qué me ayuda y en qué me perjudica el pensamieno a la hora de “lograr la mejor versión de mi mismo”?
--El pensamiento es un aliado perfecto, es un instrumento de trabajo. El tema es que lo que uno piensa es la vida que va a tener. Por eso hay que educarlo. Cuando el chico nace es territorio virgen, con una inocencia perfecta. Lo que le metas en el hipotálamo, en el chip cerebral como esa necesidad de pertenencia al shopping, al zapping de turno o a cumplir los roles y los mandatos programados ancestralmente es lo que define la vida de cada uno. Entonces, sabiendo que nadie puede vivir por mi (no soy el actor de reparto triste de la película de otros, si no el protagonista de mi propia historia) me va a permitir maniobrar mi pensamiento.
"Cuando mi pensamiento, acostumbrado a años de negatividad aflore todo el tiempo, puedo aplicar técnicas rápidas para ir hacia lo opuesto. El pensamiento es subjetivo sobre las situaciones. Yo tengo que valorar y bendecir el aprendizaje diario de estar respirando, amando y viviendo y dejar de enfocarme en la crítica, en la queja, en maldecir..."
"En las escuelas y también en las cárceles siempre digo que cada vez que te hagas más el pobrecito, el universo te va a dar limosnita. ¿Dónde aparece el héroe, el luminoso? Hay que reeducar el pensamiento y llevarlo a lograr la mejor versión de mi mismo".
--¿La mejor versión de uno mismo se logra de manera independiente o se completa con nuestra relación con los demás?
--Hay una cosa inexorable: mientras se produce nuestro paso por el planeta estamos en interacción con los otros egos. Nadie se ilumina en la ermita del Himalaya o abandonando su familia para irse por los campos a comer semillas y granos. No. El trabajo es en la familia, en la sociedad, pagando cuentas, criando hijos, cambiando pañales, teniendo relaciones. Todo eso no deja de ser una proyección de tu estado interior de conciencia. Quien está con una conciencia elevada hace que su vida en el plano mundano sea adorable. Es una ilusión, pero mientras dura, puede ser fantástica. Lo que los tibetanos llaman la maia o la maya.
"Hay gente que ni siquiera capta lo ilusorio y cree que la vida es exclusivamente la vida que está teniendo ahí afuera y es tan feliz o infeliz de acuerdo a lo que las otras relaciones le hagan. Eso es no tener ni el más mínimo despertar de conciencia, es vivir una vida minusválida y periférica. Un actor de reparto de tu propia vida: "¿cómo querés que sea feliz con lo que me han hecho?, ¿cómo querés que sea feliz con la familia que tengo? y bla bla bla. Debo saber quién soy de una vez por todas para mejorar mis relaciones. Pero elegir con quién quiero vivir en un nivel más íntimo. El resto son compañeros de aventuras causales e interesantísimos, pero que no tallan en el momento de la conciencia en estado puro.
Nadie se ilumina en la ermita del Himalaya o abandonando su familia para irse por los campos a comer semillas y granos. No. El trabajo es en la familia, en la sociedad, pagando cuentas, criando hijos".
--Te describo una imagen y te doy tres opciones para elegir: Vas caminando y ves un pájaro cantando sobre la rama de un árbol, en el medio de un amanecer calmo y apacible. A) ¿Sonreís y seguís caminando? B) ¿Lo disfrutás tan sólo contemplándolo, sin los enredos del pensamiento? C) Lo tomás como un detalle más dentro de la rutina.
--El secreto es la contemplación. Me quedo contemplándolo el tiempo que mi calma o mi calidad mental me lo permitan. El tiempo que uno quiere, sin tener en cuenta al pensamiento. Me quedo observándolo y trato de fundirme en él. Me convierto en ese pájaro, en la copa del árbol que se mece, en la luna, en el sol, en una hormiga que va caminando, en el rostro de mi hijo. La observación es fundirse, fusionarse con lo otro que es otra parte tuya.
El pensamiento va a contratacar. Te va a decir: ¿ya lo miraste bastante? ¿qué hora es? ¿qué hacemos de comer? Me pica, me duele... Con humor hay que sonreír de los vericuetos de mi mente y seguir caminando con gratitud para observar lo próximo que se me presente en el aquí y ahora".
--Somos mortales y nos aterra. El tiempo pasa y nos da miedo. ¿Qué hacemos mientras tanto con nuestros sentimientos?
--El gran miedo que engloba a todos los miedos. El miedo a la muerte y no saber a dónde va el cuerpo una vez que nos vamos de la zona de confort conocido. Hay distintas maneras de verlo. La primera ayuda es la búsqueda espiritual, la indagación sobre algo más para evitar la finitud de la materia.
--¿En qué creés vos?
--En un paso más trascendente, en el mismo que los grandes maestros espirituales de la historia traen: el alma usa el cuerpo como el cuerpo usa la ropa. Es decir, cuando la ropa queda descartada por haberla usado durante mucho tiempo la energía vital, el morador interno del cuerpo continúa siempre vivo, sólo que no está adherido a un ropaje, a un atuendo que lo mantiene circunscripto. Recuerdo un diálogo con Sai Baba...
-- Sai Baba: Despierten, despierten rápido.
-- CDM: ¿Por qué rápido? ¿Se termina todo? ¿alguna profecía?
-- Sai Baba: No, no queda tiempo significa que en el único momento que pueden despertar una conciencia superior es aquí y ahora. Saber entonces que la última gran mentira de la mente es que se van a morir. La muerte como tal no existe, es un reciclaje energético.
--¿Cómo seguiría el proceso cuando ya no contamos más al cuerpo?
--La primera respuesta rápida: estaremos tan bien o tan mal como hemos vivido en este plano porque el cuerpo físico ya no estará, pero continuará el mental y emocional. Las personas que hayan despertado a una visión diferente de las cosas, que no se quedó solamente en el mero cumplimiento de lo material, no confundió "ganarse una vida" con "tener una vida", cuando abandone el cuerpo se multiplicarán todas las capacidades adquiridas.
--¿Esto es verdad?
--Es lo que usted perciba. En mi corazón me cierra como tal. Jesús, Buda, Krishna, Moisés y muchos más hablan del paso de plano de continuidad. Como que nos vamos de una escuela densa y pasamos a un viaje de egresados mucho más interesante. Salimos de un cuarto oscuro de gritos y adicciones a un jardín en donde uno dice: "me volvió el alma al cuerpo".
--¿Sos consciente de lo bien que le hace a mucha gente escucharte? ¿Cómo manejás el vértigo de la responsabilidad sobre los demás?
--Lo percibo por ejemplo cuando hago una transmisión por YouTube y un tiempo después uno de los técnicos me pregunta si soy consciente de que a ese video lo vieron 4.000.000 de personas. Una locura total. Es una maravilla. Lejos de darme ego, me da alegría. Porque le llega a quien le tiene que llegar. La teoría de los tercios: un tercio lo amará y lo pondrá en practica, un tercio dirá que es fuerte y difícil y otro tercio que quedará deslumbrado y luego será indiferente al cambio.
"Muchos medios nos ayudan y nos difunden porque soy un personaje atractivo a nivel de rating. Quizás no capten en profundidad lo que digo, pero lo utilizamos con humildad, gratitud, con mucha solidaridad y servicio. Bendiciendo la situación: lo que uno agradece se multiplica, lo que no, lo termina perdiendo.
--¿Cómo describirías a Buda, Madre Teresa, Martin L. King, Ghandi, Jiddu Krishnamurti, Sai Baba, Paramahansa Yogananda?
--Son todos grandes difusores espirituales. Tesoros que llegan a quienes tienen que llegar. A todos aquellos que están en la misma frecuencia y abren corazones y consciencias. Cuando el alumno está preparado aparece el maestro. Ellos son todos maestros. Yo creo que soy un difusor de los maestros.
--Si te preguntan qué religión tenés ¿qué respondés?
--Ninguna, pero soy respetuoso de todas. Ojalá le hagas caso a estos maestros creas en vos mismo. El católico es el mejor católico, el judío es el mejor judío, el hindú el mejor hindú y el ateo la mejor persona del mundo.
--¿Y si te pregunto sobre Dios?
--Dios como tal, sin nombre ni forma, la energía creadora. No creo que ningún ser con nombre y forma sea Dios. En un punto, todos lo somos. Somos energías creadoras con la misma capacidad del todo. Sólo que estamos siendo dioses adormecidos, avatares dormidos que buscamos que otros de afuera nos toque y nos sane, en lugar de recuperar tu energía extraordinaria divina. Todos los dioses que uno anda buscando siempre te andan buscando a vos hace rato. Todos los maestros que uno quiere encontrar siempre estuvieron dentro tuyo.