Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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El bienestar animal y los beneficios para el productor

El mal trato sobre la hacienda tiene incidencia en el precio que recibe el ganadero. Marcos Giménez Zapiola advirtió que los cuidados deben iniciarse en el propio campo. Las pérdidas en el animal faenado es del 3%.
Se imponen cuidados elementales para que la hacienda no sufra durante los traslados. Estas diferencias se reconocen en el momento de pago por parte de los frigoríficos.

Por Norman Fernández / nfernandez@lanueva.com

Entre los rubros que inciden en los costos de la producción ganadera figura el del bienestar animal, aspecto que, si es descuidado, se traduce en pérdidas económicas para los productores.

Esta cuestión fue abordada por el doctor Marcos Giménez Zapiola, al disertar en el reciente seminario del Instituto de Producción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) celebrado en nuestra ciudad.

Se estima entre el 2,5 y el 3 por ciento la merma de lo que ingresa el ganadero por la comercialización de su hacienda, como consecuencia del maltrato de las cabezas negociadas. Obviamente, se trata de sumas importantes que justifican las acciones recomendadas para respetar normas elementales en el movimiento de las tropas.

“Es cierto que hay algún nivel de maltrato inevitable, porque tenemos que subir los animales al camión, y eso conlleva un grado de sufrimiento, que se extiende al tiempo del traslado, a la bajada en el frigorífico y a lo que ocurre en esta planta”, dijo.

“Hay que tratar de que todo se haga con un mínimo de sufrimiento para el animal”, indicó.

También en oportunidad de la vacunación se somete al animal a incomodidades que debieran atenuarse.

“El buen trato empieza por casa y el principal beneficiario es el ganadero”, señaló Giménez Zapiola, quien destacó que los mercados internacionales exigen un mínimo de bienestar animal y rechazan tratos brutales que, a veces, se registran en determinadas etapas del proceso.

Al insistir en los cuidados que debiera observar el ganadero, explicó que así dejará de tener pérdidas nada despreciables. “Si vende animales para faena, quizás la primera vez no note que le pagan más, pero con el tiempo, si sus animales son bien tratados y tienen mayor calidad, recibirá un precio mejor”, sostuvo.

En cuanto al consumidor, señaló que, en general, los machucones no llegan al plato, pero si el animal estuvo estresado, el Ph es alto y la carne está algo más gomosa. “Entonces el consumidor nota que hay algo raro”, alertó.

“Si un productor manda una jaula con 40 cabezas y todas llegan bien al frigorífico, eso representa un aporte a su prestigio. En cambio, si pretende meter 3 o 4 animales más, pueden aparecer varios con machucones, que desmerecen su envío, porque algunos se caen y resulta difícil levantarlos por falta de espacio”, comentó.