Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Un plan en la cuerda floja

Pasan las horas, los días y los meses, y los adjudicatarios locales del plan Pro.Cre.Ar. –en su variante de crédito para la compra de un terreno donde levantar la vivienda propia- parece no encontrar una respuesta a sus necesidades, mientras los plazos para la presentación de la documentación que acredite los datos de la tierra están cada minuto más cerca de cumplirse.

Tal cual se preveía, más allá de las promesas de funcionarios municipales, provinciales y nacionales, la falta de tierras adecuadas para su compra en condiciones adecuadas –esto es, a valores cercanos al dinero que otorga el programa, con la posibilidad de ser escrituradas y la disponibilidad de servicios- es ya una cuestión que no tiene solución.

Se trata de una realidad del mercado inmobiliario que, como siempre ha sucedido, responde a cuestiones de oferta y demanda y no a algún tipo de sentimentalismo o consideración especial. En ese sentido, el Pro.Cre.Ar. apenas sirvió para poner en evidencia una situación que, en el plano local, se remonta a principios del siglo XX, cual es la escasa disponibilidad de tierras en manos de particulares y la enorme superficie que sigue siendo propiedad de entes estatales que las mantienen ociosas y sin destino por décadas.

El municipio puso en marcha un esquema de trabajo para detectar algunos terrenos que pudieran adecuarse a la operatoria, aunque se trata de una cuestión de alta complejidad, que no se resuelve en cuestión de meses. En muchos de los casos, además, ni siquiera es resorte de la comuna disponer de las condiciones de servicio necesarias.

El estado nacional, que es en rigor el responsable directo de proveer de tierras, se encontró, luego de anunciada la operatoria, con que los bienes propiedad del ejército, vialidad y ferrocarril no son de simple disponibilidad, que tienen trabas burocráticas y administrativas que exigen mucho más que buena voluntad, y que no se trata de identificarlas sino de captarlas y adecuarlas para sumarse a la traba urbana.

Lo cierto es que, así como los préstamos del Pro.Cre.Ar. conforman una excelente alternativa para miles de bahienses que han logrado en los últimos años levantar su casa, no ha sido bien diseñado para entregar dinero que permita la compra, como primer paso, de la tierra. Si bien en algunas localidades la limitación ha sido resuelta, en otros ha sido imposible.

Quizá se esté en las puertas de un plan fallido, con lo cual sería importante que el impulsor del mismo pueda desarrollar otra propuesta para las miles de familias que se ilusionaron con la casa propia.