No estuvo muerto quien peleó
“Junior” le acertó 3 balazos a Pablo Saldías Kloster: uno en la zona del corazón, otro debajo de la tetilla derecha y el último cerca del riñón izquierdo.
Ese día se iba a sentar con su amigo Federico Ponce, uno de los que murió en el tiroteo.
“Sabía que le había pegado a Fede porque lo escuché quejarse al lado mío. Gritaba y gritaba. Pero no me acuerdo el momento en el que no gritó más”, dice.
“Pablo estaba arriba de Federico –cuenta el preceptor Juan Pablo González- y cuando lo toco me doy cuenta de que tenía pulso; poco, pero tenía. Y lo pude reanimar.”
Estuvo a punto de no contarla, Pablo; incluso, algunos medios lo dieron por muerto.
“Escuché que alguien dijo ‘¡Este está vivo, este está vivo!’”, recuerda.
—¡Sálvenme, por favor! -–gritó en la ambulancia.
—Quedate tranquilo que sos muy fuerte. Aguantá, aguantá, aguantá…
El cirujano Oscar Lozano Gutiérrez lo atendió en el hospital Ecay de Patagones.
“Entré en el quirófano y vi un chiquito con una palidez cadavérica –dice el médico-. Era un loquero, una cosa terrible, un caos”.
—No me dejes morir… --le rogó Pablo.
“Fue el impacto emocional más terrible de mi larga carrera”, asegura el cirujano.
La primera operación duró unas 4 horas. Y como en Patagones no había terapia intensiva, tuvieron que trasladarlo a Viedma dándole oxígeno con una bolsa.
“En un momento sentí que lo perdía –dice Claudia, la mamá de Pablo-. En las radios decían ‘Ya está el cuarto muerto' y el que pedía pista era el mío.”
Tras 15 días Pablo finalmente despertó en el hospital, vio a Claudia y dijo:
—¡Ay, mamá! Pasó algo que no lo vas a poder creer...
“No puede ser un día más”
—El 28 de septiembre no puede ser un día más –cree Pablo-. Es una fecha muy importante como para pasarla de largo y taparla con otras cosas.
Ahora con 25 años, vive en Bahía Blanca, vende ropa en un negocio y se recibió de visitador médico.
Mira el techo un rato. Y dice:
—Es algo que no pasó nunca en este país. Fue tremendo, y va a seguir siendo tremendo toda la vida. Me gustaría que quede una marca. Si no quieren hacer un feriado, está todo bien. Pero tiene que haber algo: un acto, un minuto de silencio… algo para que los chicos de todas las escuelas sepan.
Mirá el especial multimedia sobre los 10 años de la masacre de Patagones.