El mago Fu-Manchú
Hace 55 años, en septiembre de 1959, se presentó en la ciudad el mítico ilusionista Fu-Manchú, con su show La butaca de la muerte, desarrollado en la sala del teatro Rossini, de Mitre 225.
Por las características de su show, aquella actuación se tituló “el mago detective”. Participaron también Reina Ortiz, Pinky Joe, Bob Robert y Los Guttemberg (fantasistas musicales), en una “obra cómica de magia policial”.
El primer acto constaba de “Desfile de los místicos”, “Novedades de un periódico chino”, “El bazar de la magia” y (atención) “Esqueletos sepulcrados”. En la segunda parte se destacaba “la triple fuga”, presentada como “el espectáculo más fantástico del mundo”, cargado de “emoción, suspenso e intriga”.
Fu Manchú, bautizado David Bamberg al nacer en Derby, Inglaterra, en 1904, era de la sexta generación de una familia de magos. Muy joven se incorporó a la compañía del mago Raymond, con la cual visitó Sudamérica. Fue en nuestro país que decidió independizarse, debutando en el Teatro San Martín en 1929.
A nuestra ciudad llegó por primera vez en noviembre de aquel año, actuando en el Politeama Verdi, de Alsina 129, donde se lo anunció como “el famoso mandarín chino, de los templos de los lamas del Tíbet”. Su actuación incluyó el “vuelo invisible”, las “sombras chinescas” y “una casa encantada”. En 1935 recorrió Europa y México, donde alcanzó tal éxito que filmó seis películas, entre ellas La mujer sin cabeza (1944) y El espectro de la novia (1943).
En 1964 dejó la magia para dedicarse a la docencia, abriendo escuelas que alcanzaron renombre mundial. La muerte lo sorprendió en agosto de 1974. Al cumplirse un siglo de su nacimiento, el Círculo Mágico Argentino descubrió una placa en su escuela de Riobamba 143, ocasión en que se lo mencionó como “el mago más completo de todos los tiempos”.