Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Peligrosa publicidad que inventa mujeres perfectas

A través del Photoshop y otros programas de "retoque", los anuncios crean mujeres ideales, tan increíbles como irreales. Tal como revela la doctora en Educación Jean Kilbourne , a través de su documental "Matándonos suavemente", las consecuencias pueden ser fatales.

"La publicidad hace mucho más que vender productos, nos dice quiénes somos y quiénes deberíamos ser. En el caso de las mujeres, nos dice que lo más importante es cómo lucimos”.

La frase pertenece a Jean Kilbourne, autora de la serie de documentales Matándonos suavemente –disponibles en Youtube-- en los que analiza esta doctora en Educación el uso de la imagen de las mujeres en los anuncios publicitarios y revela su impacto y consecuencias en la psiquis femenina y en la sociedad en general.

La documentalista denuncia el malestar que provoca en las mujeres el no poder alcanzar jamás ese ideal que propone la sociedad de consumo --y que inventa-- a través de los anuncios en los medios masivos de comunicación.

Kilbourne acusa a la industria de la publicidad de exigir a la mujer un físico increíble, tan increíble como irreal, ya que las imágenes están manipuladas a través de la tecnología con técnicas como el Photoshop.

Basta encender la televisión u hojear cualquier revista para observar que los anuncios no promueven modelos de mujeres sanas y saludables; todo lo contrario, se las muestra como un objeto de deseo con un cuerpo naturalmente imposible.

Frustradas por este ideal que creen que deben alcanzar para ser queridas y deseadas, las mujeres corremos a las tiendas a consumir productos antiage, anticelulitis, anti lo que sea y realizamos crueles y peligrosas dietas y tratamientos para lograr algo que es imposible.

Así también aparecen los trastornos de la alimentación como la bulimia y la anorexia que tantas vidas han cobrado.

“Las mujeres aprendemos desde una edad muy temprana que debemos gastar enormes cantidades de tiempo, energía y dinero tratando de alcanzar el ideal de belleza y sentimos que fracasamos si no lo logramos”, advirtió la autora.

“El fracaso es inevitable porque el ideal se basa en la impecabilidad absoluta. Ella –la mujer de la publicidad manipulada por Photoshop-- jamás tiene líneas ni arrugas; tampoco cicatrices ni manchas, de hecho carece de poros”, expresa.

La publicidad incita a las mujeres a cambiar su cuerpo para ser ya no bellas, sino perfectas.

De este modo, se convierte en un objeto de placer para alguien más, es decir, para el hombre.

La escritora observa que considerar a la mujer como un objeto es el primer paso para justificar el uso de la violencia contra un ser que -a decir de gran parte de la publicidad- no es completamente humano.

No al Photoshop

Por suerte, aunque obviamente no sea suficiente para modificar el estado de cosas, cada vez más modelos y celebrities expresan públicamente su rechazo a esta herramienta de retoque digital de la cual ellas mismas han sido víctimas.

La actriz Kate Winslet (protagonista de "Titanic") se mostró indignada luego de que una revista femenina redujera sus piernas a un tercio de su tamaño real.

"Esa no soy yo, ni quiero serlo. Estoy muy conforme con mi imagen", dijo.

La cantante Britney Spears no solo dio su consentimiento para que utilizasen imágenes suyas sin retocar en una campaña, sino que los incentivó a que realizaran una comparación entre la imagen real y la ‘mejorada’ con Photoshop, que fue usada en una campaña llevada a cabo por el Ministerio de Igualdad.

La modelo internacional Gisele Bündchen y la actriz Julia Roberts son otras de las famosas antiPhotoshop.

Las marcas, por su parte, también están empezando a tomar nota: Aerie, la línea de lencería de American Eagle, anunció que no volverá a utilizar esta herramienta y la marca Dove, ya utiliza, desde hace algún tiempo, en sus campañas mujeres “reales”.

Matándonos suavemente

La autora de Killing Us Softly (Matándonos suavemente) Jean Kilbourne es reconocida internacionalmente por ser pionera en el estudio de la imagen de la mujer en publicidad y explorar la representación estereotipada en los anuncios.

Kilbourne, quien se doctoró en Ciencias de la Educación en Boston es autora de varios documentales a través de los cuales intentó crear conciencia en los consumidores y ayudarlos a relacionar la publicidad con enfermedades sociales como el tabaquismo, los desórdenes alimenticios, la violencia contra las mujeres y las adicciones.