Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Lo llevaron al Olimpo

Sus nombres se encuentran alojados en lo más profundo del universo Olimpo. Son de esos que se lanzan instantáneamente al tiempo de rememorar en charlas de café. Esos que, por méritos propios, se ganaron la categorización de ídolos representativos de la institución. Individualmente, de una u otra manera, aportaron lo suyo para que el básquet aurinegro obtenga identidad propia, se haga escuchar y gane en reconocimiento aquí y un poco más allá.

 Sus nombres se encuentran alojados en lo más profundo del universo Olimpo. Son de esos que se lanzan instantáneamente al tiempo de rememorar en charlas de café. Esos que, por méritos propios, se ganaron la categorización de ídolos representativos de la institución.


 Individualmente, de una u otra manera, aportaron lo suyo para que el básquet aurinegro obtenga identidad propia, se haga escuchar y gane en reconocimiento aquí y un poco más allá.


 ¿Le suena Atilio José Fruet? Sí, Lito... El del inagotable apetito triunfal que comandó la andanada de títulos olimpienses entre 1960 y 1975. Su exitosa performance sedujo y atrajo miles de seguidores en lo que, por aquel entonces, se trataba de una disciplina de segundo orden para la entidad.


 ¿Y qué sobre Rubén Ariel Scolari? El lungo, claro... Que se integró a la familia aurinegra siendo apenas un adolescente, formó parte del plantel que estuvo a nada de la hazaña en el `86 y que por estos días, con 44 años, continúa transpirando la casaca amarilla y negra en los parquet de nuestra ciudad.

Fueron bienvenidos




 Una sucesión de hechos fortuitos encaminaron a Fruet hacia la esquina de Colón y Angel Brunel.


 "Y pensar que el primer club que pisé fue Estudiantes...", reconoce y se sonríe, años después de conspirar contra toda intensión ganadora del albo que lideraba el inolvidable Alberto Pedro Cabrera.


 "Como no tenía lugar, me fui a Independiente, donde el básquet recién comenzaba. No tenía chances de no jugar...", añadió.


 "En 1959 salí campeón con Independiente y al año siguiente, llegué a Olimpo, que por ese entonces, militaba en Segunda. El contacto fue obra del Cholo Rancagno, Roque Guarnaccia y Mariano Vidal. Olimpo quería crecer y no sólo me llevó a mí, sino que también acercó a Oscar Cúperman y Julio Serrano, y ya estaban `Carlitos' Cerdeyra, (Carlos) Tomás, (Mario) Moggia y (Luis) Spigariol. Para la categoría, formamos un grupo competitivo.


 "El paso fue fundamental porque me convenía desde varios puntos de vista; Olimpo era un equipo grande y económicamente sentí la diferencia. Era lo que tenía que hacer, habida cuenta de que en Independiente tuve inconvenientes, a pesar de que allí conocí a varias de mis actuales amistades", admitió Lito, de admirable memoria a sus 69 años.


 En el caso de Scolari, su llegaba requirió de una mayor movilización. Siendo estudiante, el platense por DNI ("ahora voy y me siento un extranjero. No me conoce nadie y no conozco a nadie") tomó riesgos y viajó mochila al hombro.


 "Llegué en el '84 por intermedio de `Juanqui' Alonso, quien era el entrenador de menores y ya me había dirigido en la selección argentina de Cadetes y Juveniles. Fue él quien hizo sonar mi nombre en el club, que en aquel tiempo se estaba armando para jugar lo que hoy es la Liga Nacional.


 "En esa época, Lito era dirigente junto a Andrés Ruesga, el `Gallego' Gómez y Carlitos Lemos. Ellos asumieron el reto de intentar colocar a Olimpo en los primeros planos. Si bien tenía ofrecimientos de otros clubes capitalinos, venir a Bahía me tentó por sobre todas las cosas. Sacrifiqué un montón de cosas, y hoy en día no me arrepiento en lo más mínimo", reconoció Scooby.

Tiempo de gloria




 Una decena de campeonatos en primera división del básquetbol bahiense con Olimpo (también se coronó en una ocasión con Independiente), no antes sin hacerlo ascender en 1960, fortalecieron la mancomunión entre Fruet, el hincha y la institución.


 "Cuando se hace el equipo para Segunda, se dudaba sobre lo que podía dar. Es que sin entrar en comparaciones, la Segunda de aquel tiempo era dificilísima. Tuvimos la suerte de ascender inmediatamente, y a partir de ahí ingresamos en el lote de los mejores cinco equipos, peleando mano a mano con Estudiantes. Como en todos los aspectos de mi vida, al básquet le puse una energía particular y bajo ningún punto de vista quería perder. Lo odiaba. Ahí fue nacimiento ese mito que me relacionó con la victoria, y todas esas cosas (sic)...


 Para el, por entonces, pibe Scolari, siete temporadas consecutivas con Olimpo en el máximo nivel del básquet nacional le resultó suficiente para codearse con la gloria. Todo comenzó en 1984...


 "Año en el que hicimos una proeza en la llamada Liga de Transición (NdR: actual TNA). Había equipos que se habían reforzado con extranjeros cuando nosotros lo afrontamos con totalidad de nacionales. Fue un torneo asperísimo que contó con 36 equipos divididos por zonas. Terminamos jugando por el ascenso con Asociación Española (Córdoba), ganamos la serie y en ese momento ni nosotros mismos le dimos el valor que cobró después, cuando se tornó dificilísimo ascender.


 Dos años después llegó la tan recordada puja con Ferro, de donde la Liga Nacional obtendría su campeón.


 "Mi gran deuda fue ganar la Liga con Olimpo. En el '86 estuvimos muy cerca, ya que nos llevamos un partido de Buenos Aires y luego perdimos los dos juegos acá ante un auténtico equipazo. El tercer punto era clave y lo perdimos en suplementario. Acariciamos el título teniendo un plantel muy falto de experiencia. Hernán (Montenegro), el Gallo (Pérez) y yo teníamos 20 años, de hecho, los extranjeros (Tim Ruff y Eric Boyd) también eran jóvenes".

Misión cumplida




 De no tenerse en cuenta, el pique de la naranja comenzó a sonar fuerte en Olimpo.


 Lito: --Fue una gran satisfacción. Desde los 60' hasta los 80', fue una lucha constante para introducir al básquet en lo que era únicamente un club de fútbol. Afortunadamente, el equipo que integré fue haciendo fuerte a Olimpo desde otra perspectiva no solamente en la ciudad, sino también a nivel provincial, nacional e internacional. Comenzó otra etapa para la institución que se llamó básquetbol, acompañado por dirigentes importantísimos. Desde mi punto de vista, el hombre base para que Olimpo llegue a la Liga Nacional fue Carlos Lemos.


 Scooby: --Cuando vine a Bahía era consciente de la mística de la ciudad y de Olimpo específicamente. Como decía Lito, siempre fue un club difícil para meter el básquet, porque todo era fútbol, fútbol y más fútbol. En esa época, en el diario salía más veces el básquet de Olimpo que cualquier otro deporte. En nuestro caso, mientras nosotros jugábamos Liga Nacional el fútbol estaba en el torneo local y aún así, seguía siendo un club mayoritariamente futbolero. Por suerte, luego se formó la subcomisión de básquet para darle un lugar más preponderante.

Pasado y futuro




 --¿Qué logro o partido disfrutaron más?


 L: --El partido en el que me retiré. Salir campeón contra Estudiantes, en su cancha, metiendo el último doble y robando la pelota del final fue demasiado como para seguir en actividad. Quería disfrutar de mi familia y mejor despedida que esa no podía tener.


 --Scooby, ¿estás esperando algo similar para colgar las zapatillas?


 --Si llegamos a depender de que yo meta el doble final estamos al horno (risas). El retiro no sé cuándo va a llegar, mientras tenga ganas y piernas seguiré jugando. Y lo que más disfruté en el club, que me quedó grabado en la retina, fue cada título que obtuvimos. Hacés un esfuerzo enorme durante todo el año para ser el mejor, y cuando finalmente lográs colgarte la red decís `ya está'.


 --¿A qué se le debe apuntar de aquí en más?


 L:--Mi mensaje es simple: que no se pierda el básquet, que se mantenga la gente que trabaja actualmente más allá de los resultados y que se preste especial atención a las divisiones menores. En síntesis, que la llama del básquet que alguna vez encendimos perdure en el tiempo.


 S:--A lo que dijo Lito le agrego sumar, ganar. La mística de Olimpo te invoca a ganar. A los chicos que vienen de afuera les digo que Olimpo es el Boca del fútbol. O sea, te ponés la camiseta del club y tenés que apuntar a ganar. El objetivo siempre tiene que ser salir campeón, teniendo un buen equipo o no. En un futuro, sería un honor poder ver a Olimpo en la Liga Nacional.

Mariano Arribas/Especial para "La Nueva Provincia"