Bahía Blanca | Viernes, 17 de mayo

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Pablo Gil: "No puedo masticar por tres meses"

La batahola generada el viernes 7 en el "Maxi" estadio de Olavarría, en otra edición del clásico marplatense, derivó en la quita de cuatro puntos para Peñarol y tres para Quilmes. Ello generó disconformidad de ambos bandos por la pena establecida. Aunque, al margen de ello, uno de los más damnificados sin dudas resultó Pablo Gil, siendo víctima de un golpe artero y cobarde.

 MAR DEL PLATA (Enviado especial) -- La batahola generada el viernes 7 en el "Maxi" estadio de Olavarría, en otra edición del clásico marplatense, derivó en la quita de cuatro puntos para Peñarol y tres para Quilmes. Ello generó disconformidad de ambos bandos por la pena establecida. Aunque, al margen de ello, uno de los más damnificados sin dudas resultó Pablo Gil, siendo víctima de un golpe artero y cobarde.


 El bahiense explicó lo vivido y su presente, en la previa al choque con el albo, en Once Unidos.


 --¿Cómo estás?


 --Me acomodaron los dientes.


 --¿En Olavarría?


 --No, en realidad, el odontólogo que me atendió en Olavarría era un desastre. Sí, porque no me hizo nada. Cuando vine a Mar del Plata, el que me atendió me dijo que si en Olavarría me los hubieran acomodado bien, hubiera sido mucho mejor y no habría tenido problemas a futuro. De todas formas, acá (en Mar del Plata) me pusieron un pegamento, pero no puedo masticar por tres meses. También me hicieron un protector especial para jugar.


 --¿Te sacaron las dos paletas de adelante?


 --Los cuatro dientes de adelante, las dos paletas y los dos colmillos. Supuestamente, en un mes o un mes y pico, se tendrían que volver a solidificar con el hueso. Por eso no puedo morder nada, tengo que cortar y pinchar la comida para comer y, menos que menos, masticar algo como una hamburguesa, por ejemplo.


 --¿Cómo fue que te dieron la trompada? ¿Se te apareció por detrás?


 --Sí, estaba parado y me pegó de atrás. Pero no me acuerdo más nada porque me desvanecí y me desperté en el vestuario, aunque ahí tampoco recordaba bien lo que había sucedido.


 --Por lo que pudo observarse en el video, saliste en defensa de un hincha quilmeño, ¿no?


 --Sí. Le estaban pegando a un hincha a un metro mío y el de Peñarol que le pegaba es conocido mío, por lo que sabía que si me metía no me iba a hacer nada. Por eso, lo empujé y le dejaron de pegar. Después me volví para atrás, para el lado de la gente de Quilmes y ahí fue cuando apareció uno y me pegó de atrás.


 --¿De ahora en más esto puede causarte problemas en tu vida cotidiana en Mar del Plata?


 --No. Ya se sabe quien es el agresor. Aparte, donde vivo yo nunca tuve problemas. Esas son cosas que pasan en los clásicos. De todas maneras me gustaría cruzarmelo a este muchacho, pero ya está, son cosas que pasaron y hay que olvidarse, a pesar de que todos saben quién es y lo conozco por ser uno de la barra de Peñarol.


 --¿Vas a tomar alguna medida de ahora en más?


 --No, pero ya hace tiempo que no dejo ir a ningún familiar a los clásicos. Una vez en el Polideportivo empezaron a tirar las plateas de plástico y mi mujer estaba en la cancha y embarazada. Entonces, ese día les dije que no quería que vayan más. Imagináte que uno está jugando, con la cabeza en el partido y pensando en qué puede llegar a pasar. No es sano ni para mí ni para ellos.


 --Una locura, porque en vez de vivirse como una fiesta del básquetbol en la ciudad, se llega a tomar decisiones como las que decís.


 --Una barbaridad, por el marco de público y porque, dentro de todo, el Polideportivo es un estadio seguro y que pasan esas cosas... Esto que pasó en Olavarría no es culpa ni de uno ni de otro, sino de los dos, más allá de que la policía tampoco estuvo muy fina en el tema. Porque no hay que olvidarse que si la gente de Peñarol hizo lo que hizo fue porque los de Quilmes los incentivaron. Las culpas son compartidas.