Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Bobby Flores: el arte y la música antes que el negocio

BUENOS AIRES (Télam) -- Al cumplir la radio Rock & Pop dos décadas de existencia, su gerente artístico, el periodista Bobby Flores, recordó que los inicios de esa emisora estuvieron presididos por un sueño: "Que todas las radios terminaran pareciéndose a la nuestra". Flores, quien actualmente comanda en la emisora el ciclo Querido sordo (de lunes a viernes, de 19 a 21; y los sábados, de 22 a 24), es uno de sus fundadores, junto a otros cinco jóvenes (el más grande era el dueño, Daniel Grinbank, que por entonces tenía 28 años), responsables los seis de haber creado, casi sin proponérselo, un nuevo lenguaje en la radiofonía argentina.




 BUENOS AIRES (Télam) -- Al cumplir la radio Rock & Pop dos décadas de existencia, su gerente artístico, el periodista Bobby Flores, recordó que los inicios de esa emisora estuvieron presididos por un sueño: "Que todas las radios terminaran pareciéndose a la nuestra".


 Flores, quien actualmente comanda en la emisora el ciclo Querido sordo (de lunes a viernes, de 19 a 21; y los sábados, de 22 a 24), es uno de sus fundadores, junto a otros cinco jóvenes (el más grande era el dueño, Daniel Grinbank, que por entonces tenía 28 años), responsables los seis de haber creado, casi sin proponérselo, un nuevo lenguaje en la radiofonía argentina.


 "Eramos callejeros, éramos de la calle. No teníamos una estructura montada como para sostener algo serio, pero éramos buenos en lo nuestro. A favor no teníamos nada: ni plata, ni influencias, ni buena imagen", evocó el también conductor del ciclo televisivo Música para soñar, que emite Telefé de lunes a viernes, a la medianoche.


Crecimiento sostenido.







 -- ¿La Rock & Pop nació como una alternativa?


 -- Se convirtió en eso. Nuestro plan era hacer una radio como las que conocíamos. No teníamos referencias de un lugar así, donde se trabajara con la libertad con la que trabajamos nosotros. Los primeros tres o cuatro años, la radio era mal vista en el medio: las grabadoras nos ignoraban, las estrellas del medio nos despreciaban, la crítica nos vapuleaba.
-- ¿El crecimiento de la radio condicionó la forma de trabajo?



 -- La estructura no la condicionó, la expandió. Teníamos cierta capacidad para hacer radio. Por un lado llegábamos a la gente y por otro no aceptábamos condicionamientos: "Es esto o la nada", parecíamos decir. Nosotros fuimos marcando los límites. Si querían darnos dinero para que pasáramos discos no aceptábamos: exigíamos que pusieran una pauta publicitaria para hacerlo legal. Sabíamos que aceptar plata es lo que destruye lo artístico en la radio.

El tiempo perdido.






 -- ¿El costo personal fue grande?


 -- Nos ha quitado tiempo y me doy cuenta ahora... 20 años después. Teníamos entre 23 y 24 años y trabajábamos 16 horas por día en la radio. Mi vida era la radio y los boliches donde iba a pasar música. Por todo ello me perdí un montón de cosas, pero ese costo está bastante equiparado porque me profesionalicé bastante e hice una carrera de la nada.


 -- ¿Suele pasar la música que le gusta?


 -- Paso música que conozco. Hay cosas que me gustan pero las uso para regocijo personal, no las pongo en la radio. Hace algunos años que escucho mucho jazz y puedo meter algo en la radio, pero no comento mucho.


 -- ¿Podría decirse que es un melómano?


 -- Sí, es de lo único que entiendo. Mi viejo me inculcó mucho el gusto por el arte y la música, la diferencia entre arte y negocio. Lo que te mete en la cabeza tu papá de chiquito es fundamental y él me llevó por un buen camino.


 -- ¿Cómo es tu relación con el rock nacional?


 -- En el 83, mi primer ciclo lo hice con Luca Prodan en Radio Belgrano. El era un tano loco que hablaba de cocina. Sumo, Soda, Los Redondos, Virus: nos conocíamos todos porque íbamos a los mismos boliches, veníamos todos del mismo lugar. Ahora eso no lo veo en el rock, que ya no tiene código de tribu. El rock quiere tocar en Méjico, quiere triunfar en Miami.


 -- ¿Cómo ve la actualidad del rock?


 -- En lo artístico está muy por debajo de lo que cabe exigir a los grupos más convocantes. Algunos llenan estadios pero no tienen vuelo intelectual. Por eso el mayor cantautor sigue siendo Andrés Calamaro, que tiene mi edad. La Bersuit mejoró mucho con Santaolalla, pero en lo musical dejan que desear. Los Piojos suenan bien y tienen lindos shows, pero de ningún modo son comparables a Spinetta, Sumo o Virus.


 -- ¿Siente que todo surgió en los '80?


 -- Todo lo que se escucha ahora se generó en esa década. Acá en los '70 no hubo nada artístico porque los gobernantes se encargaron de abolir todo. Y en los '90 se nos metió el uno a uno en el corazón. Veo llegar a la tele a muchos jovencitos que cantan muy bien, que tienen muy buena voz, pero que quieren ser como Robbie Williams o Elton John, no como Lou Reed. Veo vuelo corto en esa gente, pero eso también pasa porque les achicaron los sueños.


 -- Ahora es otro el contexto.


 -- La situación actual del rock está ligada a la ignorancia operada por 10 años de cultura menemista. Igual, al principio de los '90 hubo bandas interesantes como Babasónicos, que fue el último gran pincelazo de arte y talento juntos, aunque hubo muchas que no tuvieron lugar porque River estaba ocupado por figuras como Iggy Pop y Tina Turner.