El gobierno asegura que no hay fisuras con la Iglesia
BUENOS AIRES (DyN y Télam) -- En un intento por bajar la fuerte tensión diplomática surgida con el Vaticano por la decisión presidencial de sacar del obispado castrense a monseñor Antonio Baseotto, el canciller Rafael Bielsa consideró ayer que el conflicto no aparejará consecuencias posteriores.
Más: el titular del Palacio San Martín manifestó que la relación con la Santa Sede seguirá como hasta el momento, calificándola de sin fisuras.
Bielsa debe presentarse hoy ante el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, para brindar detalles sobre el decreto firmado por Néstor Kirchner. El jefe del Estado desplazó a Baseotto de sus atribuciones de subsecretario de Estado y le quitó su remuneración de 5.000 pesos mensuales. El puesto, momentáneamente, quedó vacante.
"El tiene toda la libertad del mundo como la tengo yo o muchísima gente; lo que se cuestiona no es su posición sobre el aborto sino que proponga atar una piedra al cuello del ministro de Salud, Ginés González García", manifestó.
"No hay un problema ni con la Iglesia ni con Baseotto; una persona que dice eso no puede seguir siendo ordinario militar", añadió.
Bielsa explicó que se notificará por escrito --será una nota con copia del decreto-- al nuncio Bernardini sobre la decisión presidencial que retrotrae la designación de Baseotto y su dependencia de la estructura del Estado.
La determinación gubernamental no le quita su categoría de obispo castrense, que fue concedida por el Vaticano, sino que deroga la relación de dependencia con el Estado argentino que le pagó un sueldo de 5.000 pesos mensuales, por su rango equiparable al de subsecretario.
Bielsa fue muy puntilloso al aclarar que la determinación sobre Baseotto no afecta su libertad pastoral, como había afirmado el vocero papal, Joaquín Navarro Valls, y confió en que se designe un reemplazante.
La Santa Sede dijo estar a la espera de una comunicación oficial.
"El decreto con rango para el obispo castrense está suspendido hasta que se designe a un reemplazante. La posición es que, hacia adelante, continúe la relación mantenida hasta el momento: impecable y sin fisuras", subrayó el canciller.
"Esta situación no es asimilable a otras; no hay un conflicto previo con la Iglesia. Se trató de una expresión inadmisible para el cargo que tenía monseñor Baseotto, que no tiene antecedentes de disputas entre la Iglesia y el gobierno y no tendrá correlato posterior", insistió seguidamente.
También remarcó que se trató de una decisión administrativa, en sintonía con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien apuntó que Kirchner habría tomado una decisión similar con cualquiera de sus colaboradores.
Las palabras de Baseotto que detonaron el caso estuvieron dirigidas a González García por su postura favorable a la legalización del aborto, pero, sobre todo, su referencia a una frase bíblica: "Atar una piedra de molino al cuello y arrojar al mar a quienes escandalicen a los pequeños".
"Ese es un concepto inaceptable; en función de eso, se resolvió la remoción de monseñor Baseotto como ordinario militar, no como obispo", aclaró Bielsa y señaló que cuando la Iglesia contesta que no hay razones de derecho canónico para tomar la medida se incurre en mala interpretación.
"Es lo mismo que si preguntara la hora y le contestaran que hoy es domingo (por ayer). Nadie pidió la remoción como obispo, sino que se trata de confundir una decisión administrativa con un debate que la sociedad, en algún momento, deberá dar", enfatizó.
"Es una falacia que el gobierno cuestione la posición de Baseotto sobre el aborto. Nada tiene que ver. La Iglesia lo hace a diario y no pasa nada porque tiene toda la libertad del mundo de opinar", abundó.
La Conferencia Episcopal Argentina también se había pronunciado en tono crítico. Esa premisa fue ratificada por el vocero del organismo, Jorge Oesterheld, al calificar la determinación de sorpresiva e innecesaria.
"Se actuó con apresuramiento, pero confío que no sea más que un episodio y se siga manejando la relación con diálogo", expresó.