Un hacedor de la sustancia de la moda
Tijera y computadora.
Cejas También se refirió a la relación entre su especialidad y las posibilidades que ofrece la computación.
"Hay programas que permiten confeccionar moldes, aunque requieren de un ploter de dimensiones importantes para pasarlo a una escala real, lo que se torna un poco costoso. Pocas grandes empresas lo tienen, por lo que la moldería que utilizamos nosotros es manual y se aprende tijera en mano. Las máquinas todavía no crean cosas nuevas".
Dónde. Mayores detalles sobre la nueva carrera pueden requerirse en Colón 247 o comunicarse al 454-7511
Una tradición impregnada de una buena dosis de superstición sostiene que para garantizar la felicidad en un matrimonio, un novio no puede ver el vestido de novia de su prometida hasta no estar en el altar.
El porteño Miguel Angel Cejas desafió al destino: no sólo lo vio sino que, como regalo de bodas, también lo diseñó y confeccionó a la hora de casarse por segunda vez hace 14 años.
En su primer intento había observado todas las cábalas y la experiencia sólo duró tres meses.
La anécdota puede servir para reflexionar sobre la diversidad de aspectos de la vida cotidiana que se relacionan con la indumentaria. También para empezar a presentar a este prestigioso profesional argentino de 44 años, docente titular de la Universidad de Buenos Aires en la cátedra de Moldería, integrante del elenco de Utilísima Satelital y, a partir de este año, responsable de la misma materia en la carrera de Diseño y Producción de Indumentaria que se dicta en el Instituto Superior de la Bahía.
Una vez por mes, este profesional llegará a la ciudad para impartir sus conocimientos de manera intensiva.
"Hace 20 años que soy profesor y 30 que me dedico a la moda. Lo que haré en Bahía Blanca no difiere de lo que hago en Buenos Aires, aunque entiendo que las expectativas de los alumnos puede llegar a ser diferentes, porque se trata de ciudades con idiosincrasias y mercados distintos", dijo.
Según explicó, su labor consistirá en proporcionar herramientas básicas para trazar los moldes que permiten desarrollar distintas prendas de acuerdo con la especialidad en la que se desempeñe cada diseñador, ya sean confecciones industriales o aquellas otras denominadas de "alta costura".
Cejas señaló que la moldería es el pilar de una carrera como el diseño de indumentaria, ya que para llegar a cualquier prenda que se pueda imaginar, alguien tuvo que haber hecho primero un molde, así sea ropa estándar o industrial.
"La moda va creando tendencias que hacen que la moldería tenga que ir modificándose. Si no fuera así, siempre estaríamos vestidos igual", consideró.
Si bien hay una "moldería base" que debe ser aprendida como herramienta para poder trabajar, luego viene un trabajo de investigación que se nutre de "prueba y error", conjugando la creatividad con algunas fórmulas matemáticas.
"En este trabajo la transpiración y la inspiración se llevan un 50 por ciento. Algunos se acuerdan de aquellas camisas típicas de la década de 1970, con cuellos largos y puntiagudos. Es cierto, esa era la diferencia más visible, pero para poder concretarla hacía falta transformar la moldería, para lograr un quiebre distinto que hiciera que la prenda no perdiera ni calce ni apoyo", fundamentó.
Una carrera hecha y derecha. El diseñador recordó que cuando comenzó a dedicarse a la docencia, la moda no estaba tan "de moda" como ahora, aunque admitió que en este terreno, más que en ningún otro, puede aplicarse aquella sentencia que sostiene que "no hay nada nuevo, salvo lo que se ha olvidado".
"Hace 20 años no existía una carrera oficial como la que ahora hay en la UBA y sólo se aprendía corte y confección en institutos privados. Fue la demanda creó la necesidad de brindar una alternativa superadora a las tradicionales modistas de barrio", mencionó.
Resaltó que estos estudios ya no pueden ser afrontados como un pasatiempo "por señoras que no tienen otra cosa que hacer", y que hay que "ponerse las pilas" y estudiar muchas horas.
"Esa es la única manera de aspirar a alcanzar una salida laboral: ya sea contratado por una empresa o instalando una maison por cuenta propia, entre otras posibilidades dentro de un campo de acción muy amplio", opinó.
Ropas y estilos.
En otro orden, pese a que no descartó que alguna próxima innovación pueda devolver auge a prendas parecidas a las que se utilizaron en el siglo pasado, Cejas destacó que la practicidad y la comodidad son dos atributos que parecen haber llegado para quedarse a la hora de vestir.
"A partir de 1960, se empezó a usar la minifalda. En el mundo ya no se utiliza tanto, pero a la mujer argentina no se le puede sacar. En 1980 se usaban pantalones de cintura muy alta y ahora son hiperbajos y no se encuentran mujeres que se pongan algo por encima de la segunda cadera", enumeró.
Del mismo modo, citó el caso de las hombreras, desechadas por la juventud y muy utilizadas por mujeres mayores de 50 o 60 años, por haber marcado una tendencia con la que en algún momento se sintieron identificadas.
DESGLOSES:
Moldería por televisión
Miguel Cejas tiene un espacio televisivo dedicado a la moldería que se emite por Utilisima satelital los martes de 9.30 a 10 y de 16 a 16.30.
"Es más bien básico, porque está dirigido a las señoras que quieren hacerse algo en su casa. No apunto tanto a lo creativo, aunque a veces, por una cuestión de gusto personal, me permito jugar y desafiar a las televidentes con algunas propuestas audaces", comentó.
Un traje para lucir bajo las aguas
Además de la enseñanza, Cejas se siente atraído por aplicar sus conocimientos en ciertos proyectos innovadores más que por aceptar las propuestas que regularmente le hacen llegar empresarios de la talla de Roberto Piazza, Elsa Serrano o Gino Bogani, entre otros.
"Hace cosa de seis meses me interesaron para participar en el desarrollo de un traje de buceo seco que pueda ser utilizado en condiciones extremas, como pueden ser las aguas frías de las profundidades", reveló.
Tras una ardua investigación, el diseñador desarrolló un prototipo que fue aceptado y que saldrá al mercado en los próximos meses.
"Un traje de buzo no deja de ser una indumentaria", señaló.
Cejas reconoció que no suele aplicar sus conocimientos para hacer él mismo alguna prenda, más allá del ya citado "vestido de novia" que diseñó para su actual mujer. También admitió que es bastante puntilloso a la hora de salir a comprar ropa.
"Soy muy vueltero. No me puedo desligar de mi trabajo. Por caso, ir a comprar algo con mi mujer. Ella mira un pantalón que le gusta y yo le digo que tiene tal defecto, pero se lo pone igual. Sale del probador y me odia con toda su alma", confesó sonriente.
Marcas y publicidad
--Si tuviese dinero ¿qué ropa se compraría?
--La de Armani, aunque hoy es inaccesible para los argentinos. Me gusta descubrir a nuevos diseñadores que hacen las cosas bien.
--¿La publicidad avanza sobre la verdadera calidad?
--Si, una mujer con un cuerpo escultural vende más que el trabajo de un equipo de moldeadores eximios. Hoy todo pasa por la imagen. Se cree que un pantalón es bueno en tanto y en cuanto marca más la cola. Eso tiene que ver con una cultura impuesta. El márketing es más fuerte que la calidad, aunque los alumnos de esta carrera, aprenden a diferenciar muy bien cada cosa.
PERSONAL
* Miguel Angel Cejas tiene 44 años, está casado y es padre de una hija de 12 años.
* Aunque trabaja en Buenos Aires, eligió vivir en Zárate, por una cuestión de tranquilidad.
* Entre sus muchos maestros, cita a Paco Rabanne, junto a quien tuvo la chance de trabajar en Buenos Aires.