Bahía Blanca | Viernes, 03 de mayo

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La exótica fauna de los bahienses

Cada hogar bahiense puede ser un mundo habitado por inquilinos inesperados. Imagine a un mono deambulando por la cocina de su vecino, que un lagarto de tamaño considerable habite dentro de una pileta de lona en el patio de una casa cercana o que en la pecera del joven que reside a pocos pasos de su departamento pueda verse una boa.

 Cada hogar bahiense puede ser un mundo habitado por inquilinos inesperados. Imagine a un mono deambulando por la cocina de su vecino, que un lagarto de tamaño considerable habite dentro de una pileta de lona en el patio de una casa cercana o que en la pecera del joven que reside a pocos pasos de su departamento pueda verse una boa.


 Suena extraño, pero ese tipo animales, víctimas del mascotismo, forman parte de una desconocida y oculta fauna bahiense.

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 --¿Cuál fue el animal que más te sorprendió atender en Bahía?


 --Un lagarto overo que medía 1,30 metros. La primera vez que me lo trajeron llegó envuelto en unas lonas. Luego lo atendí en una casa, en la cual vivía adentro de una pileta de lona, porque por su tamaño era imposible de controlar --cuenta la veterinaria especializada Verónica Ritacco.


 Los dueños del animal pretendían reubicarlo. Devolverlo a su hábitat, pero era tarde porque había sido criado en cautiverio.


 --¿Y el más complejo o delicado?


 --El caso de un mono "carablanca" que tenía la mirada de un humano. Se había volcado una olla de agua hirviendo encima y tenía quemaduras serias. Fue una situación tremenda, porque los dueños tenían miedo de ser denunciados por su tenencia, pero si el animal no recibía atención se les moría. Finalmente sobrevivió, aunque no volví a verlo o saber nada más.

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 Monos, tortugas, loros amazónicos, erizos, hurones, iguanas, zorrinos, halcones y un sinfín de especies no convencionales para hacer de mascotas, tarde o temprano, pasan por el consultorio de Verónica, única veterinaria de la ciudad especializada en la atención de ese tipo de animales autóctonos no domésticos. O exóticos.


 "Los dueños de especies animales cuya tenencia está prohibida llaman con culpa, vergüenza, pero al mismo tiempo están angustiados porque ven que la vida de su mascota llega a su fin si no recibe atención. Quizás en ese momento toman conciencia de que es un error tener animales exóticos o autóctonos no domésticos, pero generalmente es tarde. Es casi imposible reinsertarlos en su hábitat o rehabilitarlos", cuenta Verónica.


 --¿Por qué te dedicas a la atención de estas especies?


 --Noté que existía una necesidad de atender a estos pacientes y me especialicé para poder hacerlo, aunque no avalo el comercio ni la tenencia. Sin embargo no soy policía sanitaria y la realidad es que estos animales están en las casas de muchos bahienses y requieren atención.


 --¿Qué tipo de especies exóticas o no domésticas se pueden encontrar en la ciudad?


 --Hay muchos monos. En mi caso atendí a unos 4 o 5, siempre a domicilio, pero sé que hay gente que tiene muchos más. Capuccinos, aulladores, entre otros, son los que he visto, sin contar al "carablanca", al que sólo lo conocía por fotos. También hay puercoespines, mulitas, zorrinos, todos animales autóctonos que la gente trae del campo y pretende castrar, operación que no realizo porque no estoy de acuerdo.


 --¿Qué especie es la más común?


 --Lo que más me traen son tortugas o loros amazónicos, aunque últimamente la moda entre los adolescentes es tener iguanas, erizos o hurones. Incluso han llegado halcones y una boa, aunque en este último caso la derivé a un especialista de Buenos Aires, ya que el propietario podía viajar y tenía recursos. También hay varias personas que tienen un ave llamada ara, que es como un papagallo gigante color turquesa o blanco. Son muy caros y se compran con papeles.


 --¿Y qué consecuencias se pueden ver a partir de esa tenencia?


 --Han venido muchas personas con mordeduras de iguanas, porque cuando entra en celo se pone agresiva. Cuando la gente las consigue son chiquitas, pero luego de un buen tiempo crecen y llegan a pesar entre 15 o 20 kilos. Es todo un problema para el propietario, en los animales no domésticos el instinto siempre gana.

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 "El tráfico de animales es el tercero en importancia en el mundo, luego de la droga y la venta de armas. Tal vez una de estas especies se compra por menos de 100 pesos en el norte del país y en el sur se vende a 1.000. Las ganancias que dejan son abultadas", cuenta Guillermo Fidalgo, coordinador de la Fundación Aquamarina.


 No obstante, asegura que en nuestra ciudad ese tipo de comercio ilegal no está organizado.


 --¿Cómo llegan esas especies a Bahía Blanca?


 --Generalmente las traen los camioneros que realizan viajes a Brasil o al norte. Los chicos de esos lugares venden monos u otras especies en la ruta y se consiguen por precios accesibles. Después existe toda una cadena de complicidad que avala la tenencia. Lo grave es que, por ejemplo, por cada mono que llega a una familia se calcula que mueren cinco, entre ellos la madre de la cría capturada.


 --¿Y en el caso de las autóctonas?


 --La gente las encuentra en la ruta, cuando va a Sierra de la Ventana o a cualquier otra parte. En muchos casos las levanta y se los trae como mascota, esa es la conducta más común. Incluso en las revistas de clasificados he visto avisos que promocionan la venta de guanacos o ñandúes.


 --¿Qué animales silvestres se pueden encontrar en la ciudad?


 --Monos, zorros, pumas, víboras... hace algún tiempo apareció un gato montés en un gallinero en la calle Corrientes al 700. También guacamayos, iguanas y loros brasileños. Incluso una vez un camionero trajo una cría de oso hormiguero que se había encontrado en la ruta. Eso fue lo más extraño que vi. También hay gente que tiene víboras constrictoras como boas o pitones. El problema es que esos animales comen ratones o conejos vivos, que el dueño les tiene que dar para que la víbora los mate. Muchos se arrepienten de tenerlas y las terminan liberando en cualquier lugar.



Zoológicos, cerrar o no cerrar








 --¿Cuáles son las consecuencias más importantes de todo este problema?, se le preguntó al titular de la Fundación Aquamarina, Guillermo Fidalgo. "Creo que con este panorama pensar que el zoológico municipal va a cerrar es una utopía, porque mientras sigan apareciendo estas especies vamos a tener que atenderlas, darles un lugar. Si a mí me dijeran que van a cerrar todos los zoológicos porque el problema del tráfico está solucionado, lo aceptaría de inmediato. Pero ante el panorama actual, los bahienses nunca dejarán de ver animales en las jaulas del parque".

El caso del puma






 El jueves 6 de este mes un vecino del barrio Stella Maris encontró a un puma en el garage de su casa. Un operativo permitió acorralarlo y sedarlo, aunque el animal logró escapar y moverse por los patios de viviendas cercanas hasta que finalmente se lo atrapó. Otro vecino, aparentemente dueño del felino, al que tenía como mascota, se entrometió en las tareas y terminó ahorcándolo. El operativo de la comuna y las fuerzas de seguridad fue severamente cuestionado.


Los peligros y la ausencia de controles







 "Quizás por un amor mal orientado hacia los animales, el hombre ha intentado domesticar o convivir con especies silvestres, pero ignora el daño que causa a esos animales y los peligros que representan para su entorno o para él mismo", explica la veterinaria del zoológico municipal, Marita Gentili.


 --¿Por qué motivos la gente no debería tener esas mascotas en sus casas?


 --En primer término porque son transmisores de enfermedades contagiosas como tuberculosis o toxoplasmosis, entre otras. Además, la conducta de esos animales es impredecible y cualquier situación desconocida para ellos puede generar un comportamiento agresivo.


 --¿Es decir que por más que se intente tenerlos como mascotas, nunca van a terminar de adaptarse?


 --El lugar ideal para esos animales es su hábitat natural y por mucho cariño que se les brinde la gente debe saber que se les está negando la posibilidad de reproducirse y, por lo tanto, subsistir.


 --¿Cuál es el organismo responsable de recibir denuncias por tenencia de especies no permitidas?


 --En realidad la gente se comunica con el zoológico del Parque Independencia, pero la responsabilidad de controlar la tenencia es de la Dirección de Flora y Fauna de la Provincia de Buenos Aires, que es hacia donde derivamos las denuncias.


 --¿Se realizan controles u operativos?


 --Desconozco cómo se manejan. En nuestra ciudad, esa cartera no tiene ninguna oficina. Sólo vienen inspectores una vez al año para hacer controles en el zoológico municipal.