Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Mostrar para ser envidiado

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   “Dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces” es un viaje refrán que con la diversidad de redes sociales y plataformas no solo cobra vigencia sino que está en su máximo esplendor.

   No se trata de cerrar todas las redes, el desafío es otro y las preguntas son diversas: ¿cómo comunicar? ¿dónde está el límite entre compartir y ostentar? ¿para qué muestro lo que muestro? ¿el objetivo es despertar envidia?

   La gran mayoría tiene redes sociales y seguramente con diferentes fines. Mostrar, compartir, contar logros y decepciones, alegrías y tristezas, nacimientos y muertes, casamientos y divorcios, ascensos laborales y solicitudes de empleo, son parte del abanico que vemos en el entramado virtual.

   En mayor o menor medida todos interactuamos en el mundo virtual pero la cuestión es cómo lo hacemos y para qué lo hacemos de forma tal que no se convierta en boomerang que en lugar de construir una red y ser parte de ella nos termine expulsando.

   Columna especial merece la cantidad y calidad de seguidores, no es lo mismo, cien, mil o millones, la cuenta de Messi o la de mi vecino o la propia, sino que la reflexión gira en torno a lo que se quiere despertar en los otro con cada publicación, cada foto.

   Es hasta divertido el ejercicio de observar qué se publica pero especialmente cómo o para qué y el resultado es asombroso.

   Las redes se convirtieron en un espacio de catarsis y también un lugar donde compartimos estados y vivencias que respaldan los estados emocionales que cualquier persona atraviesa y en líneas generales no habría conflicto en ello.

   Distinto es cuando se comparte una publicación para despertar envidia, celos y en el que el objetivo es comunicar “tengo esto que vos no tenés”; allí el resultado es negativo, disfuncional y sucede con muchísima frecuencia.

   Realizar el ejercicio de observar publicaciones con sentido crítico, atento a detectar qué se quiere comunicar, para qué y qué información se brinda es sorprendente. Investigaciones en Psicología demuestran que presumir se relaciona con rasgos negativos como escasa empatía, nula amabilidad, inseguridad y narcisismo.

   La trampa es que quién presume genera atracción en seguidores con ciertas características generándose un circuito de retroalimentación obviamente negativa, pero en una red en la que el éxito se mide por cantidad de seguidores y “me gusta” tener un séquito virtual habilita contenidos poco cuidados.

   Estudios demuestran que quién presume y alardea suele tener una visión despectiva de los otros. Pensar y elegir la forma en que se va a comunicar es una forma de valorar a los destinatarios y no subestimarlos.

   Lo que se publica habla y muestra rasgos de quien publica, por eso no está de más buscar asesoramiento de un Community Manager para conocer el objetivo de cada red, qué comunicar, para qué y especialmente cómo. Tampoco está de más buscar un experto en conducta humana y desentrañar a necesidad de publicar contenidos para ser envidiado, a veces ciertas estupideces aunque demanden tiempo, son reversibles.