Cine París, antes que el Astral
Fue parte de una breve historia para una sala histórica



Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 91 años, en junio de 1933, abrió sus puertas el cine París, ocupando la sala que hasta entonces era del Palace Theatre.
Pocos teatros de nuestra ciudad tuvieron tantos cambios de propietarios y de nombres como el ubicado en Brown 162, donde hoy funcionan canchas de Bowling.
Su historia comenzó en 1908, con el teatro “El Coliseo”, mencionado como “el teatrito de la calle Brown”. Un año después fue adquirido por Agustín López Camelo, quien lo amplió con palcos, plateas y tertulia, con capacidad para unas 400 personas.


En 1922 pasó a manos del empresario porteño Max Glucksman, propietario de una cadena de cines en todo el país, quien le agregó calefacción, ventilación artificial y “piso en pendiente, con lo cual responde a nuestra moderna sociedad”.
Lo rebautizó Palace Theatre y lo estrenó con el filme Los enredos de Anatolie. En 1924 en su escenario se presentó Carlos Gardel junto a José Razzano, artistas que Glucksman representaba a través de su sello Odeón.
El Palace Theatre fue vendido en 1928 a Miranda Bini y Ru. Llegamos así a 1933, cuando reabrió con el nombre de Cine París, “debidamente reformado” y con la propuesta del cine continuado. Abrió su historia con el conjunto “Los Rezagos de la Pampa”, que despertó el entusiasmo patrio de los concurrentes, sobresaliendo la interpretación del Viejo Vizcacha.
En 1936 el edificio pasó a manos de Enrique Andrenacci y rebautizado con el nombre de Cine Astral, el cual fue finalmente adquirido por Samuel Scheines en 1943.
A principios de la década del 60, Scheines reacondicionó la sala, renovó las butacas, colocó una “adecuada calefacción” y contrató, para la función inicial, a Los Cantores del Alba.
La historia del Astral como sala de espectáculos terminó el 17 de diciembre de 1967, como consecuencia de una serie de de factores, entre ellos la llegada de la televisión.
Fue la cuarta sala en cerrar en la época, luego del Odeón, el Gloria y el Rossini, y anterior al cierre del Ocean, el Palacio del Cine, el Grand Splendid, el Bahía y el Unión.
Lo hizo con el film The Vikings, protagonizada por Kirk Douglas y Tony Curtis, como parte de una función continuada de 14 a 24.