Días decisivos, con poder de aprobación y veto electoral
La columna semanal del corresponsal de La Nueva. en la capital de la provincia.
La estación intermedia que suponen los comicios legislativos del 7 de septiembre próximo en ámbito bonaerense bien podría ser una elección nacionalizada, que hasta podría proyectar la votación general de 2027 en la provincia de Buenos Aires como fuerte bastión del peronismo kirchnerista.
El poroteo de los armadores y negociadores partidarios ya comenzó en cada una de las ocho secciones electorales, donde oficialismo y oposición tienen que armar una lista de postulantes tanto locales como provinciales.
A una semana del sábado 19, día concluyente para definir las boletas electorales, el áspero reparto de lugares viene complicado por todas partes. “Es difícil conformar la apetencia distrital de cada socio. Algunos marineros podrían tener que bajarse del barco antes de llegar a puerto”, bromean sobre las diagonales, pronosticando cómo será el clima durante las dos semanas de receso administrativo invernal en la PBA.
La estrategia discursiva de la coalición gobernante en la Provincia será la de confrontar políticamente contra el modelo de Nación. Los mensajes en público del gobernador Axel Kicillof no dejan lugar a segundas interpretaciones, desde el momento que convocó a dejar de lado diferencias internas para ponerle límites a la motosierra de Javier Milei. Incluso, el Gobernador aprovecha su agenda institucional para contrastar la decisión política de la Provincia respecto del plan de ajuste de la Casa Rosada: “Por más que cueste, las obras públicas no se paran”, subraya.
“En ninguno de los 135 municipios me han dicho que sobran escuelas, hospitales o que no hacen falta más rutas: siempre nos piden más Estado. Ese es el camino que recorremos hace más de cinco años, brindando respuestas concretas en todos los municipios sin distinguir el color político de quien gobierne”, señaló el mandatario provincial.
A la construcción de un frente electoral unificado para evitar la dispersión del voto peronista sólo lo une el espanto al modelo económico libertario, pero podría permitirle “representar a todos los argentinos que quieren marcar que nadie votó a Milei para un desguace del Estado”, coinciden ministros y legisladores, en alusión a la reciente disolución de Vialidad -definida como sitio emblemático de corrupción K-, en momentos de paralización de trabajos de infraestructura y de falta de mantenimiento de las rutas nacionales que cruzan territorio bonaerense.
“Cada día se está un poco peor que el día anterior. Los números que se muestran sobre los índices de inflación no condicen con la realidad social y todo parece estar atado con alambre en términos económicos”, sintetizó el diputado camporista Facundo Tignanelli, jefe del bloque por el oficialismo bonaerense.
Para Kicillof el desdoblamiento electoral puede ser un punto de inflexión. Sabe que una derrota le restaría gobernabilidad teniendo una Legislatura hostil durante sus últimos 2 años de gestión. Un sentimiento similar tienen los alcaldes municipales en caso de perder mayoría en los Concejos Deliberantes.
Por eso, tal vez, la mesa política del Gobernador en reuniones poco reservadas con intendentes del PJ esbozó un Plan B por las dudas de que no haya reparto equitativo en las listas seccionales. Incluso algunos agitaron el fantasma de una ruptura doméstica en medio de precarios acuerdos. Ni la niebla pudo ocultar un itinerario repleto de teorías, sospechas de infidelidades y sugestivos silencios.
También cierto olor a decepción invadió las tribus del enredado peronismo bonaerense. Es que, utilizando la excusa del ahorro, se buscó que la Junta Electoral apruebe las boletas a una sola tinta: el trasfondo político era invisibilizar el color violeta que identifica a los libertarios. Pero, el tiro salió por la culata: el organismo que conduce la ministra de la Corte, Hilda Kogan, definió en esta ocasión que, las boletas partidarias deberán ser a color, no en blanco y negro, y tendrán que tener la imagen de los candidatos en las elecciones legislativas. Frente a ese contexto, una estrategia pendiente para la coalición gobernante pasa por intentar asegurar un buen piso de participación en las urnas.
El oficialismo tiene la necesidad de estimular que la población participe de forma activa en los comicios, pese a la sensación de desmotivación del electorado. También los intendentes con peso territorial tendrían una estrategia planificada de ir a buscar y convocar al sector más castigado por el Gobierno nacional: los jubilados y pensionados. Una tarea casi titánica pero no imposible ya que la clase pasiva aparece en el padrón aunque no tengan la obligación de concurrir a sufragar.
En definitiva, se apuran tres grandes ofertas electorales sobre la Provincia. Si bien siempre existieron tironeos y dudas dentro de la fuerza amarilla, un sector mayoritario del PRO selló un acuerdo con La Libertad Avanza para compartir una nueva alianza con el argumento de construir un frente antikirchnerista, donde además la estructura partidaria del expresidente Mauricio Macri resignará su nombre e irá bajo el rótulo de LLA, el partido de los hermanos Milei.
Mientras tanto, sus viejos aliados del radicalismo bonaerense durante la época de Juntos por el Cambio, en su intento por “una tercera vía” por peso territorial, decidieron avanzar en la construcción de un nuevo espacio de centro -junto con algunos actores díscolos del peronismo y el macrismo- que pueda ahuyentar tanto el “populismo kirchnerista” como los “malos modales” de Milei y los principales referentes de LLA.