Depresión posparto: una herida invisible que afecta a miles de mujeres
Aunque muchas veces pasa desapercibida, esta condición atraviesa a una gran cantidad de madres, generando un impacto profundo en su bienestar emocional y en la relación con sus bebés.
Periodista y técnica en Comunicación Digital. Desde 2022, integra el equipo de redacción de La Nueva., donde cubre eventos sociales y políticos a nivel local, regional y nacional para la edición impresa y digital.
En el imaginario colectivo, la llegada de un bebé está inevitablemente asociada a la felicidad. Pero detrás de esa postal idealizada, muchas mujeres atraviesan una realidad distinta: se sienten tristes, solas, desbordadas. A veces, incluso "rotas". Aunque cueste ponerlo en palabras, la depresión posparto existe. Y no es poco frecuente.
Se trata de un trastorno del estado de ánimo que puede aparecer en las primeras semanas tras el parto y extenderse hasta un año después. Según algunos estudios, afecta hasta al 20 % de las mujeres, especialmente a aquellas que enfrentan altos niveles de estrés, antecedentes de depresión o una red de apoyo débil o inexistente.
"La depresión posparto se caracteriza por una tristeza profunda y persistente, desesperanza, dificultades para vincularse con el bebé, pérdida de interés en actividades, insomnio grave, e incluso pensamientos de hacerse daño a sí misma o al niño", explicó la licenciada bahiense Daniela Gastaldi, especialista en Psicología Perinatal.
"No hay que confundirla con la 'tristeza posparto' o 'baby blues', que es transitoria y suele durar unos días", aclaró.
El peso de los mandatos y la soledad
Uno de los factores de riesgo más importantes es la falta de apoyo social y emocional.
"Las mujeres que no reciben un acompañamiento adecuado tienen mayor probabilidad de desarrollar depresión posparto. Cuando el entorno minimiza o romantiza el sufrimiento, se dificulta la búsqueda de ayuda, se perpetúan los síntomas y se incrementan el aislamiento y la culpa", advirtió Gastaldi.
Pero además, muchas veces ese sufrimiento se profundiza por la presión cultural. Una presión que exige estar felices, plenas, listas para criar, amar, trabajar y, además —por qué no— recuperar la figura en tiempo récord.
"Abundan los imperativos de la 'supermadre': hacer todo bien, adaptarse rápido, no quejarse. Ese ideal agobia, frustra y enferma", afirmó la psicóloga, directora del Instituto Interdisciplinario de Educación a Distancia: "Psicología Perinatal Argentina".
Lejos de acompañar, esa exigencia empuja al silencio.
"Muchas mujeres temen ser juzgadas como malas madres. Sienten culpa, vergüenza, miedo a no estar a la altura. Esa presión social retrasa la consulta y agrava el malestar", señaló la especialista.
La salud mental materna sigue siendo un tema tabú. Y a la falta de visibilidad se le suma la falta de formación específica en el sistema sanitario.
"Todavía hay muchos profesionales que desconocen las características psicoemocionales de este período. No saben cómo acompañar y, muchas veces, no dan lugar para hablar de estas dificultades", indicó Gastaldi, en diálogo con La Nueva.
Además, hay aspectos poco visibilizados: los varones también pueden atravesar una depresión posparto, aunque es un tema que casi no se menciona.
"Es fundamental implementar herramientas de detección precoz como la Escala de Depresión Posparto de Edimburgo y formar a los futuros profesionales con una mirada integral, empática y sin juicio", propuso.
Hablar, pedir ayuda, acompañar
Ante los primeros síntomas, el primer paso es hablar. Aunque cueste.
"Lo recomendable es que la mujer se anime a compartir cómo se siente con alguien de confianza y busque apoyo profesional, preferentemente con formación en perinatalidad", recomendó la especialista. Puede empezar por su obstetra, pediatra o cualquier profesional de referencia que pueda orientarla y derivarla.
También existen grupos de apoyo de otras madres —incluso virtuales— que hoy funcionan como una red de contención valiosa en Argentina.
El abordaje debe ser interdisciplinario, con psicólogos y psiquiatras especializados en perinatalidad, capaces de acompañar sin imponer, respetando decisiones como la lactancia y evitando indicaciones generalistas que pueden hacer más daño que bien.
"Acompañar a madres con depresión requiere una mirada especial, atenta y amorosa", subrayó Gastaldi.
La depresión posparto es una de las problemáticas de salud materna más comunes, pero también una de las más invisibles. Y si el embarazo y los primeros años de vida son el inicio de todo, también deberían ser el foco de las políticas públicas.
"Urge crear espacios de atención a la salud mental durante todo el período perinatal. Las familias necesitan ser acompañadas desde el origen para poder criar con salud y armonía", afirmó.
La licenciada señala que la psicología perinatal se encarga justamente de eso: de comprender a la persona gestante como un ser bio-psico-socio-espiritual, inmersa en un entramado de vínculos, emociones, duelos, miedos y esperanzas. De acompañar desde el deseo de ser madre hasta los primeros pasos de la crianza. De cuidar, en definitiva, lo que muchas veces nadie ve.
Porque maternar no debería ser un acto de supervivencia. Y porque hablar de salud mental en la maternidad es también una forma de cuidar la vida.
Para más información o recursos sobre salud mental perinatal, se puede seguir a la licenciada Daniela Gastaldi en Instagram (@psicologiaperinatal.arg), visitar su web www.psicologiaperinatalargentina.com.ar o su canal de YouTube: Psicología Perinatal Argentina.