Bahía Blanca | Miércoles, 30 de julio

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La salud mental en jaque

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La tragedia ocurrida días pasados en Villa Crespo abre múltiples interrogantes, variadas opiniones y nos lleva a visibilizar muchos aspectos del psiquismo/mente, relacionados con la presencia de distintas patologías, alteraciones y síntomas.

Mientras el tema siga siendo estigmatizante, significa que queda mucho por hablar, mucho camino por recorrer y mucho por deconstruir.

Generalmente se puede advertir cuando alguien no “se ve bien” y se puede identificar un trastorno mental, pero si miramos la contracara corresponde preguntarse ¿qué se entiende por salud mental?

Salud mental es un concepto complejo, y esa complejidad es lo que lleva a que no haya una única definición, pues está atravesado perspectivas biológicas, culturales, sociales y las distintas disciplinas pueden esgrimir definiciones.

En líneas generales se puede decir que la salud mental es “el estado de bienestar subjetivo en el que la persona es capaz de hacer frente a las demandas psicosociales en su vida cotidiana, es consciente de sus capacidades y a través de ellas se adapta e integra de manera efectiva en el mundo que le rodea”.

En el ámbito de la Psicología, no todos consideran útil el concepto de salud mental. En el paradigma del análisis de la conducta, se critica la tendencia a ver los problemas psicológicos como problemas de salud, fenómenos de naturaleza orgánica cuyas causas principales empiezan y terminan en el organismo. 

Desde esta postura, los problemas psicológicos son alteraciones del cuerpo, y el modelo biomédico sería el más adecuado para investigar y tratar estas formas de malestar. Por ello, el objetivo de la Psicología aplicada al bienestar no es tanto potenciar la salud mental, sino centrarse en las conductas inadecuadas y promover otras más adaptativas.

Considero que el concepto es dinámico, y está atravesado por variables económicas, sociales, culturales y obviamente políticas. Países que adhieren al individualismo extremo promueven la autonomía y la autodeterminación mientras que en aquellos donde prevalecen proyectos y concepciones colectivas se considera más sana aquella persona que es capaz de pensar en pos del grupo o la comunidad. 

Está claro que cuando una sociedad padece, sufre, siente bronca, enojo, rabia, indiferencia y frustración, impacta en su salud. Abundan investigaciones que correlacionan estados emocionales con cuadros de hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares, entre otras.

Entonces qué se entiende por salud mental tal vez sea la primera cuestión por definir. Luego habrá que empezar a entender que, se debe abordar durante todo el ciclo de vida, que deber ser parte de la agenda de gobierno, que se tienen que destinar recursos financieros y humanos, en definitiva, debe tener un lugar de relevancia dentro de las políticas públicas y estos son ítems que hay que empezar a priorizar y exigir. 

No es que falta serotonina, a veces la salud mental está en jaque cuando la jubilación es escasa, cuando el dinero no alcanza, cuando la fuente laboral peligra, cuando no se puede tener un proyecto de vida. No siempre es la química cerebral, a veces es la realidad en que vivimos, por lo tanto, mejorar, proteger y atender es también parte de los derechos que no se debieran vulnerar.