Bahía Blanca | Sabado, 19 de julio

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Complicaciones de la confluencia política

La columna semanal del corresponsal de La Nueva. en la capital de la provincia.

A menos de 100 días para concurrir a las urnas, la desconexión entre el discurso político y la realidad cotidiana parece estar en su punto máximo. En líneas generales, la población sigue con mucho más interés las subas de precios y las fluctuaciones del dólar que la disputa electoral bonaerense.

La coalición gobernante en la provincia busca alcanzar una alternativa unificada que incluya un mensaje renovador del peronismo como respuesta al discurso del presidente Javier Milei y, de esa manera, evitar que la casi segura fusión electoral entre LLA y el PRO traiga más ajuste, aseguran voces oficialistas en las diagonales.

Por su parte, el objetivo de la alianza entre violetas y amarillos pasa por consolidar un frente legislativo contra el kirchnerismo y avanzar con transformaciones estructurales en sintonía con las reformas impulsadas desde la Casa Rosada, adelantó el jefe del bloque de diputados de La Libertad Avanza bonaerense, Agustín Romo.

En ese contexto polarizado no pocos radicales -que niegan la existencia de avanzadas charlas con armadores del mileísmo- cuestionan el clima de enfrentamiento entre libertarios y kirchneristas, al señalar que “son dos caras de una misma moneda que se retroalimentan”. 

Se trata, sin dudas, de una elección atípica en la PBA. “Acá no va a haber un ganador. Son ocho secciones electorales, son ocho elecciones distintas”, se asegura en campamentos platenses a la hora de analizar lo que viene. 

“Desde hace décadas, los municipios vienen con problemas de infraestructura. Varios intendentes ya expresaron públicamente que no cuentan con los fondos necesarios para hacer frente a sus obligaciones,  como el pago del medio aguinaldo para municipales. ¿Será cuestión de saber si el electorado piensa apoyar a un Gobierno libertario que no detiene su lógica de ajuste?”, se preguntan desde la Gobernación de calle 6.

En rigor, lo más sensato sería dar la discusión política en torno de cada una de las ocho votaciones seccionales para que el electorado analice cuánto saben los candidatos sobre la realidad territorial que pretenden representar, en caso de ser electos.

La decisión de LLA y el PRO de ir en alianza al desdoblamiento electoral tiene, en principio, un único objetivo: ganarle como sea a un peronismo K aturdido por el ruido interno que mantienen ministros, intendentes y sindicalistas enrolados en las filas del gobernador Axel Kicillof y los legisladores cristinistas agrupados en La Cámpora.

Por ahora, las dos partes  se mantienen lejos de algún tipo de acuerdo y, casi como una pareja en crisis, ambas creen que tiene la razón en todo. La metáfora, al menos por ahora, casi que da por descontado que habrá dos listas peronistas en las elecciones del 7 de septiembre. Otros creen que todavía hay margen de tiempo como para enhebrar una confluencia para resistir la avanzada de violetas y amarillos.

La indefinición partidaria enciende varias alarmas en la capital provincial. Por un lado, los armadores del Gobierno libertario ya asoman en la cancha electoral, alentados por el acierto de algunas medidas económicas, mientras el desenfocado oficialismo está lejos de ingresar a la zona de vestuarios, discutiendo cuestiones bastante alejadas de la agenda social, como las reelecciones indefinidas para legisladores e intendentes.

Días atrás, Cristina Kirchner marcó la cancha con un categórico mensaje que pareció tener como destinatarios a referentes del oficialismo bonaerense cuando pidió volver a ser "militantes en clave política" y ver más allá de los procesos electorales. También cuestionó el discurso del "Estado presente" y pidió hablar del "Estado eficiente", justamente, uno de los tips preferidos de la gestión de Kicillof en la Provincia.

Antes, varios ministros de la Gobernación habían ejecutado un llamando a la unidad pidiendo fortalecer la administración bonaerense. “Si siguen raspando al gobernador, podemos perder la Provincia”, señalaban tras advertir que no pocos referentes camporistas volvían a cuestionar la estrategia de desdoblar la elección bonaerense. Ese mismo sector del cristinismo es imputado desde la Gobernación por obstaculizar varias veces en recintos parlamentarios las iniciativas del Ejecutivo con ataques mediáticos en manada.

Según se pudo reconstruir después, existió una reunión chica con intendentes, cuando Cristina volvió a afirmar que fue un “error” separar la legislativa provincial de la nacional de octubre ya que sostiene que va a ser muy difícil que “la gente solo vote por su metro cuadrado”, cuando los armadores políticos de Milei van a nacionalizar el discurso haciendo una campaña muy fuerte sobre la inseguridad y la gestión de Kicillof.

Algunas horas después, el propio gobernador salió a pronosticar una campaña electoral “roñosa” para las legislativas, tras insinuar algunas “operaciones de prensa” de La Libertad Avanza sobre la inseguridad bonaerense y la utilización política de las inundaciones en contra del Ejecutivo bonaerense. De paso, volvió a apuntar contra Milei por la paralización de las obras públicas. 

“No podemos vivir en clave de asamblea permanente”, dicen en privado no pocos intendentes peronistas que adhieren al Movimiento Derecho al Futuro en detrimento de Máximo Kirchner y La Cámpora.

Con el armado de esa tribuna propia, el gobernador busca sacar musculatura en la antesala de la disputa por el cierre de listas, donde casi medio centenar de intendentes piden activa participación. “Kicillof demostró que ha gobernado para los 135 municipios sin distinción política”, argumentan jefes comunales con fuerte presencia territorial.