Bahía Blanca | Miércoles, 16 de julio

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Pedro Cateriano y una mirada sobre Vargas Llosa, el genio que hizo de la política su pasión

El peruano visitó la Feria del Libro de Buenos Aires, donde presentó su flamante trabajo, inspirado en la biografía política del escritor y Premio Nobel.

Pedro Cateriano llegó a la Feria del Libro de Buenos Aires lleno de expectativas y de algo de nostalgia. Por un lado, entusiasmado con la presentación, realizada el pasado 26 de abril, de su obra basada en la biografía política del escritor y premio Nobel Mario Vargas Llosa (1936-2025), titulada: Vargas Llosa, su otra gran pasión (Planeta). 

Por otro, por el recuerdo de haber concurrido a este evento por última vez en 2011, cuando acompañó a Vargas Llosa, invitado a realizar la apertura de una Feria a la que considera hoy como “única en América”.

En entrevista exclusiva con “La Nueva.”, Cateriano, quien fuera Presidente del consejo de ministros de Perú en 2020 y ministro de defensa (2012-2015) de ese país, brinda detalles de este trabajo que recorre la vida política de Vargas Llosa, una vida intensa y comprometida, que además lo ha visto pasar de ser ferviente militante del socialismo a convertirse en adherente al liberalismo.

Un deber

“En mi juventud fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales. Defendamos la democracia liberal que, con todas sus limitaciones, sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos”. Vargas Llosa, discurso al recibir el premio Nobel de Literatura, 2010.

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Cateriano considera a su libro era una suerte de “deuda pendiente” que él tenía con Vargas Llosa, con quien lo unía una fuerte amistad. Una deuda porque durante años tuvo la idea de escribirlo pero que por distintos compromisos fue postergando una y otra vez. 

Finalmente, hace un par de años, retomó la escritura, con la particularidad de que además de indagar en muchas fuentes, incluido el archivo personal que Vargas Llosa donó a la universidad de Princenton, compartió varios meses de largas caminatas, tres veces a la semana, con Vargas Llosa, en una rutina que le resultó tan enriquecedora como extenuante. “Caminaba con él los martes, jueves y sábados. Yo preparaba unos cuestionarios; al principio parecía fácil pero cada semana sentía que daba una especie de exámenes de grado.”, señala.

Comprenderlo

Para Cateriano, su libro excede el objetivo de exponer el pensamiento político de Vargas Llosa. 

“Quizá sea prematuro juzgar en toda su magnitud su labor en el ámbito ideológico y político. El libro tiene un propósito más modesto: ayudar a comprenderlo”, indica. 

Para el autor, muchos de los escritos de Vargas Llosa recrean el ejercicio del poder, revelan los secretos de las dictaduras, muestra como envilecen a la sociedad y como sus hacedores terminan movidos por un perverso fanatismo.

Ese costado político le ha costado a Vargas Llosa un sinfín de críticas y cuestionamientos, a las que Cateriano califica de “completamente injustas”, centradas en su tránsito del socialismo al liberalismo, en su candidatura a la presidencia de Perú y en su defensa de la libertad.

“Vargas Llosa creía en un socialismo en libertad, en donde el hombre debía tener sus derechos garantizados. Si bien él adhiere fervorosamente a la Revolución cubana luego ciertos hechos van abriendo los ojos, incluso condenó la invasión soviética a Checoslovaquia cuando empezaba a crecer el culto a Fidel Castro. Se opuso a los campos de concentración en los que Cuba encerraba a los homosexuales. No pudo ignorar esas situaciones y fue teniendo un gran desencanto, el cual alcanzó un punto de máxima con las represalias de Castro contra del poeta Heberto Padilla. Es ese punto él rompe con la Revolución cubana”.

Cateriano menciona además que si bien Vargas Llosa podría haber roto su vínculo con Cuba y seguir defendiendo las ideas socialistas, el advierte la falta de libertad en todos los países donde estaba este sistema, en cada uno de los cuales se repetían hechos que atentaban claramente contra el derecho a la libertad.

“Ese cambio del socialismo al liberalismo le generó ataques permanentes, porque además era una persona que exponía sus ideas todo el tiempo. Nunca pudo entender tampoco como escritores como Pablo Neruda, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, conociendo las atrocidades del régimen cubano, no reaccionaron de la misma manera. En particular tenía una gran amistad con Cortázar, pero luego de tantísimas charlas terminó convencido de que al argentino no le interesaba la política, que sólo vivía para su mundo literario. En una carta que le escribe  el escritor mejicano Octavio Paz, que también condenó a Fidel Castro, le comenta ‘lo solo que estaban’ en ese cambio de ideología”.

Pero no fue sólo la actitud de Fidel Castro la que influye en las ideas de Vargas Llosa, también la lectura de distintos autores y su experiencia de vida de países como Inglaterra van conformando una nueva visión política. 

“En París, Mario lee a Gustave Flaubert y a Raymond Aron, cuyas visiones lo hacen reflexionar, una postura propia de todo intelectual. Vargas Llosa tuvo, como muy pocos, la capacidad de rectificar y alejarse del socialismo. Otro momento clave fue su estadía en Londres, donde aprecia el capitalismo popular de Margaret Thatcher. Allí comprende algo que luego sería parte de su discurso permanente: la libertad es una sola en su contenido político y económico”.

Vargas Llosa presidente

“Su inmensa batalla a favor de la cultura de la libertad y hacia un camino democrático, libre y moderno, con pleno respeto de los derechos humanos, ha influido en muchísimas personas, no solo en sus lectores y seguidores políticos. Esa es su gran e invalorable contribución”. Vargas Llosa, su otra gran pasión, Pedro Cateriano.

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No hay acaso un punto más singular en la vida política de Vargas Llosa que su candidatura de 1990 a la presidencia de Perú, un país por entonces en llamas, caótico, con hiperinflación, un terrorismo en aumento y una moneda destrozada.

“En ese contexto decide pelear la presidencia, demostrando su compromiso cívico con el Perú. Él tomó la campaña como un compromiso de defensa del país, no como una ambición personal. Pero en ese proceso sufrió todo tipo de destrato, de seguimiento político, escuchas telefónicas, todo un esquema de inteligencia para bloquear sus acciones. Eso es algo que recién se conoce ahora. Como observador de la realidad social y política del Perú, supo que la corrupción era un cáncer en el país”.

Por eso Cateriano insiste en señalar que su libro buscar “dar claridad” a lo ocurrido en esa época, “para que los historiadores lo tengan en cuenta, porque cuando la democracia está amenazada uno no puede ser neutral, quedarse callado o pedir el voto en blanco”

Cateriano no puede ser preciso en cuánto pueden haber afectado a Vargas Llosa escritor sus ideas políticas. 

“No vamos a encontrar unanimidad en eso, pero no hay duda de que estamos ante un peruano universal”, acota, al tiempo de mencionar que con al recibir el premio Nobel quedó en claro que su obra literaria es extraordinaria así como sus convicciones a favor de la libertad.

Milei, honesto

Cuando Javier Milei llevaba adelante la campaña que lo llevaría a la presidencia de nuestro país, recibió el apoyo de Vargas Llosa. Ese respaldo respondió, según explica Cateriano, “a la honestidad que Milei expuso a cuanto a la necesidad de ajustes y cambios en la forma de gobierno”.

“El comportamiento de Milei puede calificarse de distintas maneras, pero ha dicho lo que ha pensado, no ha mentido. Generalmente los candidatos en América Latina mienten. 

Vargas Llosa también dijo la verdad cuando fue candidato a la presidencia de Perú y propuso un ajuste económico luego del colapso económico del modelo estatista popular de Alan García. La diferencia es que no ganó diciendo la verdad”.

 Vargas Llosa fue además crítico del peronismo. “Hay un flagelo que se imponen los propios argentinos y que se llama peronismo. No es el único caso en la Historia: los alemanes con Hitler hicieron una cosa parecida y por lo menos han salido de eso. La tragedia de Argentina es que nunca ha salido de eso”, supo decir. 

Fue además un crítico del matrimonio Kirchner, sobre todo de su aptitud para multiplicar el patrimonio familiar “por vías poco ortodoxas”.

Finalmente, Cateriano señala que a través de su obra literaria Vargas Llosa realizó “una gran tarea pedagógica”. 

“Lo importante es que después de su fallecimiento ha tenido un enorme reconocimiento internacional, lo cual deja en claro su relevancia. Y si su labor literaria es innegable, su ideario político sigue teniendo críticas, aunque el tiempo le ha dado la razón en muchas de sus predicciones sobre la izquierda latinoamericana y sobre muchos gobiernos que terminado siendo escandalosos y fraudulentos”.

Borges en su ataúd

Pedro Cateriano no tiene en claro quien dispuso que en el ataúd de Vargas Llosa hubiese un libro de Jorge Luis Borges. Pero no tiene dudas del porqué. “Puede haber sido una disposición del propio Mario, porque él era admirador por excelencia de Borges, al que ha definido como “una fuente inagotable de placer intelectual” y ha hablado más de una vez de “la inteligencia y belleza del mundo literario que Borges creó”. Así que no me sorprende esa decisión”, señala.

Lo curioso de la relación entre Vargas Llosa y Borges es que el escritor argentino nunca le perdonó que, en una entrevista que el peruano le hiciera en Buenos Aires, haya querido ilustrar la sencillez de ese lugar donde Borges vivía mencionando la existencia de una gotera en el cielorraso. Borges se sintió tan ofendido con esa mención que habló de haber sido entrevistado por “una persona que trabaja en una inmobiliaria” y no ha tenido además pudor en decir que “no lo conocía” cuando le preguntaban sobre la obra de Vargas Llosa y aseguraba y “no haberlo leído”. Vargas Llosa, aun conociendo esos comentarios, lo quiso como compañía en su sueño eterno.