Bahía Blanca | Martes, 01 de julio

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Presencia bahiense en el ganador del concurso para ampliar el Museo de Bellas Artes de Neuquén

La obra amplía un edificio existente aunque lo hace sin intervenir en el mismo al tiempo de actuar como ordenar el parque en el que se emplaza.

No era un desafío menor este concurso nacional de anteproyectos en Neuquén, destinado a ampliar la única sede que el Museo Nacional de Bellas Artes tiene en el interior del país, espacio diseñado en 2004 por el arquitecto Mario Roberto Álvarez.

De allí entonces la satisfacción de los arquitectos Bernardo Rosello (Bahía Blanca), Javier Gatica (Centenario) y Lucas Menavide (Aluminé), al ser ganadores del primero premio sobre un total de 40 propuestas, en un proyecto del que además participaron en calidad de colaboradores Agustín Moretti, Manuela Álvarez Obiol, Julián Roga, Lucia Bonelli, Sol Porte y los arquitectos Agustín Malaspina y Manuel Morón. 

El museo está ubicado en el Parque Central de Neuquén y es un referente cultural y arquitectónico de esa ciudad. La creciente demanda de actividades llevó a la decisión de aumentar su superficie, sumando una sala de auditorio y convenciones con capacidad para 600 personas.

Un edificio y su entorno

El museo y su nuevo auditorio se emplazan en un parque de 20 hectáreas que es el corazón de la vida urbana y cultural de Neuquén. En ese sitio se fueron ubicando diversos edificios, ferias e instalaciones. La propuesta ganadora buscó dar respuesta a las necesidades de la entidad y además una  unidad al parque a partir de consolidar su perímetro, ordenar sus circulaciones y los usos existentes.

Para esto propuso un paseo lineal anexo de las vías y un sistema espacial a partir del ordenamiento de la vegetación. El parque se relaciona con la nueva sala, abriendo el museo al entorno natural.

El volumen de la ampliación se emplaza al norte del edificio existente, al cual se optó por no intervenir por su simbolismo.

La nueva sala tiene un comportamiento cambiante durante el día. Dependiendo de su actividad se percibe como un pabellón traslúcido o como un volumen cerrado.

Desde el punto de vista constructivo, se optó por la menor variedad de materiales, metal, vidrio y hormigón.

El jurado

La crítica del jurado al primer premio menciona la condición de que la nueva sala mantiene una independencia con la existente, permitiendo el funcionamiento del Museo durante su construcción. Valoró además la decisión de construirla con piezas producidas en taller, ensambladas y de montaje en seco.

El equipo ganador ya trabaja en el proyecto ejecutivo de la obra, atento a la intención del municipio de Neuquén de comenzar los trabajos en el menor plazo posible.

 

Arquitecto Bernardo Roselló (*)

“Construir un edificio es un modo de hacer urbanismo,

un edificio puede desbordarse y hacer buena ciudad”

Habitual protagonista en los concursos, el arquitecto Roselló brinda algunas lecturas particulares del proyecto para la ampliación de la sede del Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén.  

          

¿Siempre te ha interesado el tema de los concursos?

Si, he participado de varios concursos, incluso viviendo en Italia y España. Instalado en Bahía Blanca participé en varios, aunque de apoco empezó a pesar la actividad laboral.

El concurso es un trabajo a riesgo que me gusta porque es un modo de acceder a temas, programas y complejidades que en la práctica habitual no se tiene. También es una excusa para investigar, tanto en lo proyectual, como en lo tecnológico y en la planificación urbana.

Es una práctica interesante, imperfecta porque hay muchas variables subjetivas, pero que como mecánica de contratación de obras hay que potenciar, considerarla como el canal adecuado para contratar obras y proyectos porque es el más democrático, puede garantizar calidad en las obras y ser un mecanismo participativo cultural. Para los entes públicos es una posibilidad para que las grandes obras o las simbólicas se puedan debatir, es un ámbito de discusión intelectual y enriquecedor de un proyecto.

¿Fue un desafío particular el concurso del Museo de Neuquén?

Es la única sede interior del museo más importante del país. En eso es una responsabilidad importante. Después, no ofreció dificultades puntuales, siempre consideramos los mismos temas: la arquitectura, la mayor solvencia posible y, en este caso, una agenda apretada de tiempo.

¿Pusieron énfasis la relación del edificio con el parque en el que se emplaza?

Si. Es una relación interesante, a pesar que las bases establecían que las ideas que se aporten para el parque no son vinculantes. Es un parque muy fragmentado, con estratos a lo largo de décadas, sin mucho criterio. Nosotros aprovechamos este concurso para hacer una revisión de ese estado. Consideramos que construir un edificio es un modo de hacer urbanismo y ciudad, un edificio puede desbordarse y hacer buena ciudad. Considero que no siempre el mejor modo de hacer ciudad sea el de un planificador que baja de escala, creo que la fuerza de estos edificios puede derramar ciudad, de esta interrelación surge la propuesta.

¿El museo pasa a ser una pieza importante para ordenar lo existente?

No queríamos hacer simplemente una ampliación, proyectar un edificio clave en el sitio no surge solo de una lógica funcional edilicia. Tiene que ver con el parque existente y nuestra propuesta de un paseo de un kilómetro que vincula de las obras fragmentadas y pasa a ser la primera pieza de ese paseo público para la escala regional y la centralidad.

¿Se puede definir el estilo en que resolvieron el edificio?

Se trata de un sistema de relaciones, no de un estilo. Nuestras obras se posicionan desde la continuidad histórica fundamentada en el modernismo y en las vanguardias de principios del siglo pasado. A partir de ellas se estableció un nuevo lenguaje, un sistema compositivo que fue evolucionando hasta hoy. Nosotros nos sumamos a la evolución de la arquitectura moderna, que no es una arquitectura estilística, que no se puede como resumir en determinado patrones. Puede haber buena arquitectura moderna resuelta en madera o ser High tech.

Hubo una valoración por parte del jurado del sistema constructivo

La obra utiliza tecnologías locales. Neuquén tiene una gran oferta metálica industrializada que sirve para obras civiles. La lógica de prefabricación, de piezas de montaje, hace que el impacto en el lugar sea menor y se puede circunscribir la obra a un perímetro, garantizando el funcionamiento del museo existente mientras la obra se realiza.

¿Qué destacan ustedes como significativo o destacado de su propuesta?

Creo que se trata de una obra posible, de fácil construcción, realizable y, a juzgar por los otros proyectos premiados, con mucho menos intervencionismo en la obra preexistente. El otro tema es la reciprocidad de escala arquitectónica y escala urbana. Para mí es clave y es lo más importante: este edificio funciona vinculado al masterplan del lugar.

(*) BRA - Bernardo Rosello Arquitectura 
Bernardo Rosello ha residido casi una década en Roma, Italia, donde ejerció su práctica profesional. En el presente dirige su estudio con sede en Bahía Blanca, con el que ha obtenido distinciones en concursos y premios a la obra construida, tanto a nivel nacional como internacional. Obtiene su título de arquitecto por la Universidad Nacional de la Plata y actualmente se encuentra en la redacción de tesis de la Maestría en Proyecto Arquitectónico y Urbano (MAPAU) de la FAU UNLP. Ejerció la docencia en la FADU-UBA, en la FAU-UNLP, y en la FRBB-UTN. Desde el 2018 es profesor de la materia Taller de Arquitectura en la Universidad Nacional del Sur