Una fachada que sale a escena con todas sus galas
La puesta en valor del frente del edificio que fue el Palacio del Cine --Chiclana 174-- mejora el paisaje urbano de la cuadra y sugiere un camino para mejorar su entorno.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Se levantó el telón y esta vez el espectáculo fue gratificante. Apenas un par de semanas después de quedar cubierta por un gran paño negro, quedó a la vista la renovada fachada del ex Palacio del Cine, en calle Chiclana 174, uno de los exponentes art decó más relevante de la ciudad, que desde hace décadas lucía un estado penoso y derruido.
Los trabajos que lleva adelante la firma local Galak-Wasserman incluyen, además de la puesta en valor del frente, la completa recuperación interior, la cual alojará, antes de terminar el año, la sucursal de una cadena de Tiendas oriunda de Uruguay.
No es un hecho menor que a media cuadra de la plaza se recupere un edificio que está inventariado como bien patrimonial y que desde el cierre del cine, en 1991, fue reconvertido en locales comerciales, al frente, ocupando lo que era el hall, mientras que la sala propiamente dicha fue dividida, parte como depósito de los mencionados locales, parte reconvertida en cochera, a la cual se accedía ingresando desde calle Belgrano y accediendo por una abertura ubicada en lo que era el escenario, descendiendo por una rampa y ocupando el espacio donde supo haber 1.500 butacas.
El área que hasta hace poco ocuparon distintos comercios fue originalmente el hall del cine, una maravilla de diseño art decó, considerando que este estilo no sólo abarcaba a la arquitectura sino que también se utilizaba en el diseño de artefactos de iluminación, decorisado de pisos, detalles de ornamentación, todo con una fuerte presencia geométrica.
Un paisaje distinto
La recuperación del frente en particular es un valioso aporte para la cuadra y una mejora sustancial para el maltratado paisaje urbano que suele mostrar la ciudad. Porque además la completa falta de mantenimiento iba agravando el estado general del edificio, ocupado además su frente por ciento de palomas.
Hay un mérito también en esta intervención en la participación de la municipalidad que a través de la Comisión Asesora en cuestiones patrimoniales –integrada por colegios profesionales, universidades y varias entidades— fue orientando el proyecto de modo de respetar de la mejor manera posible los lineamientos originales. Incluso se acordó con el futuro ocupante para establecer una cartelería medida y privilegiar, por caso, las dos columnas vidriadas del frente.
Otro detalle no menor se puede detectar en el interior, que tiene ahora una única espacialidad y que han recuperado y puesto en valor la guarda que rodeaba el escenario original, la cual aparece restaurada y pintada de color dorado, un valioso guiño al uso original del lugar, a su historia y a su arte.
Cinema
El Palacio del cine comenzó su historia en noviembre de 1928, ocupando el que fuera el edificio del banco Anglo Sudamericano. En 1932 fue completamente modificado, a partir de una fachada art decó, símbolo de modernidad, elegido por Hollywood en sus escenografías, por Miami para sus casinos, hoteles, cines y teatros, y por Nueva York para rascacielos como el Empire State y el Crhysler.
La sala se ubicó entre las más importantes de la provincia e incluso contaba en su primer piso con un bar estilo Richmond, con meses circulares pequeñas de mármol veteado.
Fueron seis décadas de funcionamiento, con lo cual resulta imposible resumir su historia. Además de películas, supo ofrecer una variada cartelera de actuaciones en vivo, incluyendo a Luis Sandrini, Carlos Gardel, Astor Piazzola y Libertad Lamarque, entre otros cientos.
La capacidad del Palacio del Cine era de 2.000 butacas y era habitual, al menos hasta mediados de los 60, que cada función fuese a sala llena. Eso explica que a veces, entre una y otra, se interrumpiera el paso vehicular de la calle: eran cerca de 4 mil personas en movimiento frente al edificio.
El ejemplo
La recuperación del frente del edificio tiene un efecto adicional interesante que es poner en evidencia el mal estado o la inadecuada estética de los edificios vecinos, con lo cual resultaría por demás satisfactorio que sus propietarios u ocupantes también adoptaran un criterio adecuado en cuanto a como presentar sus comercios a la calle.
Hay que considerar la importancia que adquiere el paisaje urbano. Esquinas amplias, fachadas activas, vidrieras o bancos construyen un entorno que invita a caminar. así como la presencia de arbolado y sombra mejoran la confortabilidad.
Un entorno cuidado, con edificios de calidad, arte urbano o espacios verdes genera placer estético y reducción del estrés. Por el contrario, zonas deterioradas pueden generar desinterés, apatía o sensación de opresión.
Un paisaje urbano atractivo está asociado con el gusto por caminar y, por lo tanto, mejor salud física y mental. Influye de manera directa —muchas veces inconsciente— en la experiencia de quienes recorren la ciudad, influencia que se manifiesta en aspectos emocionales y perceptivos. No se trata de la ciudad atractiva porque sí. Es mucho más.
Esta cuadra de Chiclana, por caso, con una de sus veredas más ancha y árboles, modificaría por completo el lugar y devolvería al caminante el protagonismo que en algún momento le fe cedido al automóvil.