Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

Bahía Blanca | Domingo, 06 de julio

Moreno: La calle lateral del fuerte, el camino al cementerio viejo, arquitectura que conmueve

Caminar sin prisa, saber disfrutar la pausa. Un desafío en los tiempos del movimiento, de lo efímero, del apuro. Caminar para ver. El arte público de la arquitectura.

Moreno, que es ante todo Mariano, no es una calle más de la ciudad. Su trazado se corresponde con uno de los costados del fuerte fundacional, uno de los límites de la denominada Manzana Fundacional. Pero además a lo largo del siglo XIX era el camino al cementerio, ubicado hasta 1885 en la hoy plaza Pellegrini.

Caminar hoy unas cuadras por esta calle es suficiente para encontrar una rica variedad de estilos, formas, texturas y detalles de arquitectura. La huella del tiempo, de distintas épocas, de formas de diseñar, de manifestar un tiempo distinto. La arquitectura que es la historia escrita en piedra, que es una huella y también un signo.

Un pasillo largo que baja y se pierde

“El hombre la condujo a una puerta y después a un turbio zaguán y después a una escalera tortuosa y después a un vestíbulo (en el que había una vidriera con losanges) y después a un pasillo y después a una puerta que se cerró”. Emma Zunz, JL Borges

Las casonas de principios del siglo XX tenían ese singular ordenamiento que generaba viviendas en el fondo del terreno, con su entrada individual y un largo pasillo que sugería cierto misterio. Sobre la ventana la decoración de flores y hojas.

El pasillo con su piso en damero

Una propuesta mixta para una casa chorizo, estilizada, modificada en parte pero que manifiesta claramente su acceso original a través de una galería que recorre toda la tira de piezas y habitaciones. Si se mira el detalle aparecen cuestiones del art decó, con parte del remate escalonado y unas guardas a pura geometría sobre la puerta principal.

Una fachada lisa, despojada de ornamentos, cornisas y otras cuestiones. Casi “sin estilo” sino fuera por su carpintería metálica, que con hierro y vidrio arma una propuesta también art decó, con triángulos y mucha geometría.

Vidrio, hierro, geometría.

En Viamonte y Moreno se encuentra otra propuesta art decó, obra del ingeniero Norberto Arecco y del arquitecto Herminio Manfrín, ambos con sus nombres grabados en la ochava. La vivienda tiene una historia por demás particular, que podríamos titular como “La casa verde”.

Un petit hotel para Pacífico.

Es que fue construida en 1937 por el club Pacífico como primer premio de una rifa con cuya venta se saldaría la deuda por la compra del terreno propio en Castelli y Charlone. Se la presentaba como un petit-hotel y también como una casa habitación, con comedor, living room, hall, garage y toilette en planta baja y tres dormitorios y baños en altos.

La vivienda se sorteó con la lotería de navidad de aquel año y el precio de la rifa era de apenas $ 1. A pesar de que el diseño original resolvía la esquina con un aspecto náutico, incluyendo un remate escalonado con un mástil, ese detalle no puede verse en la actualidad.

Sigue una casa difícil de definir o encuadrar, rara. Un juego de tres ventanas completamente diferentes entre sí, todas enmarcadas por una guarda de ladrillos a la vista que hacen un interesante contraste con el revoque. La puerta metálica y vidriada muestra el óxido, el paso del tiempo, cerrada y con cadenas. Sonre el dintel un abanico propio del art decó.

Un aporte a la cuadra, a su estética. Una cerámica con el número y una enredadera que asoma en la búsqueda del sol de la tarde. Frente austero y cerrado.

En Moreno 343 una vivienda inventariada como bien patrimonial. La casa Cabré, construida por la familia Cabré Salvat y sus hijos Pedro y Enrique Cabré Moré. Familia de constructores. Por cientos se puede encontrar su firma en fachadas de la ciudad. La vivienda luce su terminación en tono rosa, es una rosadita, con pilastras decoradas y molduras varias. Una ventana circular se destaca sobre la puerta de acceso y en la parte más baja aparece una pérgola sobre una terraza accesible. Una obra maravillosa, en uso y en buen estado general, casi centenaria.

Casa Cabré, bien patrimonial. Moreno al 300.

No se ve bien sino con el corazón

“Grato es vivir en la amistad oscura/de un zaguán, de una parra y de un aljibe”. Jorge Luis Borges

Para mirar y encontrar detalles se dice que es necesario “hacerlo hacia arriba”. Eso es cierto, porque muchas veces las plantas bajas han sido intervenidas y modificadas y el verdadero estilo aparece en la parte alta. Pero esa mirada tampoco es suficiente. Hay que hacerlo también a la altura de los ojos, en profundidad, en recorrido, en detenerse un momento a ser parte de esa fachada, de involucrarse y prestar atención. Así “aparece” a la vista lo que siempre estuvo y nunca descubrimos.

Blacón y balaustradas

Paredones, esquinas cercanas, mosaicos de colores

“Atravesé el patio de baldosa, el corredorcito; llegué al segundo patio. Había una parra; la oscuridad pudo parecerme total”. JL Borges, Funes el memorioso.

Belleza única la de los paredones que sobre la línea municipal daban cuenta de la presencia de una casa chorizo, con su patio en el frente, algún limonero y una enredadera. Ese muro tratado de manera especial, muchas veces abierto en parte y resuelto con la colocación de balaustres y los pilares más altos que señalan el acceso.

Otra tipología. Casa de altos con un balcón corrido y trabajado de manera singular con unos rombos que lo alivianan. Son viviendas apareadas, con entradas independientes, organizaciones espaciales de otros tiempos.

Una categoría particular de la ciudad, la casa angosta, de frente por demás angosto, de 5 metros o menos, que en este caso ensaya una ventana ciega sobre la puerta de entrada y presenta molduras y cornisas en el remate.

Casa náutica, modesta pero del estilo. Enrolada en el art decó, su línea curva evoca a las embarcaciones, al igual que el particular diseño de sus ventanas. La puerta, con su geometría y barras cromadas refuerza ese estilo.

La paz del yoga, las caras de los dioses, las esquinas con historia

“La ciudad, a las siete de la mañana, no había perdido ese aire de casa vieja que le infunde la noche; las calles eran como largos zaguanes, las plazas como patios”. JL Borges, El sur

Otra vivienda distinta, Moreno 231, con una planta alta de aires barrocos, paredes curvas que se adelantan al plano y dos llamativos remates con pináculos. Cuando salió a remate en 1923 se la describía en dos plantas, la baja con zaguán, sala, cocina, despensa y siete dormitorios. La alta, también con zaguán y sala, más cuatro piezas y baños.

Hoy en el lugar funciona una escuela de Yoga –Aroué—que más allá de algunas adecuaciones interiores, ha mantenido los pisos de pinotea, las columnas de la galería y hasta las coloridas vidrieras de algunas de sus puertas.

La casona en su estado original.

Llegando a la esquina con Saavedra aparece esa verdadera mansión, propiedad de renta como se las llamaba en su época, con varias viviendas y oficinas para alquilar. Lo particular de esta vivienda está arriba, con las cuatro caras de atlas o dioses o simplemente hombres de corte griego o romano, el perfil de los filósofos y los matemáticos de la época clásica.

Estatua clásica, modelo de inspiración

La sede del club Español, una casona de 1915 que no se puede describir. Moreno al 100, hay que pasar, mirarla, disfrutar cada detalle, la herrería, las molduras, la madera, los balcones.

Un punto crucial de este recorrido: Vieytes y Moreno, esquina en diagonal. Por un lado, la Escuela Nº 2, inaugurada en 1928, cercada desde hace más de cinco años debido a su pésimo estado, un cerco preventivo, sin obra a la vista. Una de las peores imágenes que puede ofrecer la ciudad.

En el lugar aparece una descolorida referencia histórica, porque ese sitio era una de las esquinas de la Fortaleza Protectora Argentina, el fuerte fundacional de la ciudad.

En el otro extremo de la diagonal se encuentra el mural del colegio Don Bosco, todo un clásico de la ciudad. Fue inaugurado hace 59 años –mayo de 1965—y refleja la obra de Don Bosco en la Patagonia.

Utilizando pequeños y coloridos mosaicos, el profesor salesiano Aurelio Friedrich materializó este proyecto “con ritmos ágiles, aunando armoniosamente la estilografía del primitivo mosaico romano y la frescura del bizantino”, según explicó.

La colorida combinación de teselas forma un panel de 88 metros cuadrados. Muestra a las Misiones Salesianas en la precordillera, un estudiante, un artesano y un adolescente en el oratorio, enmarcando a Don Bosco. Es notable la calidad del trabajo que en tanto tiempo transcurrido no ha resignado ni una sola de sus cerámicas.

Una chapa enlozada, un buzón mentiroso, una casita de mis viejos

"Barrio tranquilo de mi ayer/En un triste atardecer/A tu esquina vuelvo viejo/Vuelvo más viejo/Los años me ha cambiado/Y en mi cabeza nieves grises ha dejado". La Casita de mis viejos Cadícamo-Cobián

Moreno y Güemes. Una vieja casa de esquina pudo resistir el embate inmobiliario y no ceder a la tentación de la venta como si lo hicieron sus dos vecinos linderos, en terrenos donde aparecen edificios en altura. Una intervención respetuosa del frente, un cartel azul centenario indicando el nombre de la calle, un “buzón” pintado de gris, viejo transformador de la empresa de electricidad en manos de los ingleses.

Los falson buzones bahienses, transformadores de energía
Chapa enlozada, centenaria.

Una última casa referente, tanguera y trascendente. El lugar donde vivió Juan Carlos Cobián, uno de los grandes hacedores del tango. Nacido en Pigüé, a los tres años se radicó con su familia en nuestra ciudad. Se marchó en 1913, a los 17 años de edad, a probar suerte en Buenos Aires.

Juan Carlos Cobián (1896-1953)

En 1931 Enrique Cadícamo escuchó la música de un tango compuesto por Cobián y al ponerle letra tomó en cuenta que Cobián nunca había regresado a su ciudad y se imaginó como sería ese momento, tanto tiempo después. Así nació La Casita de mis viejos, junto a Los Mareados y Nostalgias, las creaciones más destacadas de Cobián.

Una referencia histórica y una hoy descolorida baldosa da cuenta de esa vivienda que fue demolida a fines de la década del 60. Cobián recién visitó Bahía Blanca en 1937, cinco años antes de que falleciera su padre (se madre había fallecido cuando él era niño).   

La placa hoy, pisada y borrada.

Final

“Desde el coche buscaba entre la nueva edificación, la ventana de rejas, el llamador, el arco de la puerta, el zaguán, el íntimo patio”. JL Borges, El sur

Mariano Moreno murió en 1811, a sus 32 años, a bordo de la fragata que lo conducía a Londres en misión diplomática y luego de haber mantenido duros enfrentamientos con Cornelio Saavedra, ambos integrantes de la Primera Junta Patria.

Mariano Moreno, el hombre.

Esta calle que lleva su nombre se cruza con dos Juan José. Por un lado, Castelli, también integrante de aquella junta de 1810 y seguidor del morenismo. por otro, Viamonte, hombre que respondía a Saavedra.

La historia, como la arquitectura, está llena de encuentros y desencuentros, de contradicciones y aciertos. Caminar una calle es en parte aventurarse en ese mundo donde nada es completamente cierto, donde todo se puede cuestionar.