Bahía Blanca | Martes, 01 de julio

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¿Se podrán recuperar las aves afectadas por la caída de más de 14.000 árboles?

“Ya había pasado el momento crítico de la temporada. No se trata de un daño del cual no se puedan recuperar”, dijo el biólogo y ornitólogo Lucas Verniere.

Una calandria, en una imagen de la última semana, en medio de la escenografía del temporal del 16D. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva y Gentileza Lucas Verniere

“Hubo alguna mortandad, pero se podrá recuperar. El temporal no tomó a las aves en un momento crítico de la temporada y muchos ejemplares ya se habían criado”.

Lo dijo Lucas C. Verniere, biólogo y ornitólogo de campo, a propósito del trágico fenómeno climático sucedido en la ciudad el último 16 de diciembre, que se llevó la vida de 13 personas, dejó numerosos heridos, provocó la caída de más de 14.000 árboles, innumerables destrozos en viviendas, sedes de entidades sociales y deportivas y diferentes empresas, así como pérdidas multimillonarias.

“Es decir, no les causó un efecto del cual no se puedan recuperar rápido. Habrá que ver la disponibilidad que tienen para hacer sus nidos, pero entiendo que se aprovecharán los árboles que quedaron”, añadió.

También dijo que la mortalidad se apreció por la pérdida de nidos, pero que no fue algo generalizado ni relevante en ninguna de las especies analizadas.

“No vimos mortandad de grupos, ni siquiera cuando encontramos nidos de loros caídos. Tampoco hallamos muerte de adultos”, aseguró.

En el momento del fenómeno, la mayoría de las especies ya había obtenido la primera camada. No obstante que la sequía desdibujó la primavera, los horneros ya tenían tandas de pichones.

Lucas C. Verniere, biólogo y ornitólogo de campo.

Hace más de 20 años que Verniere difunde la observación de aves con talleres, cursos y salidas de avistaje.

En esta ocasión, el relevamiento fue especial y se contó con información de gente que recorrió los lugares afectados por el temporal del 16D.

Ejemplar de pájaro carpintero en el parque de Mayo.

“En realidad, a muchas personas les llamó más la atención ver palomas muertas en el centro de la ciudad, pero tampoco era un número grande. También se preocuparon por los nidos grandes de cotorras”, comentó.

Verniere —en diálogo con La Nueva.— sostuvo que los ejemplares adultos comenzaron a reconstruir nidos al día siguiente del temporal, ya que se vio a benteveos, horneros y palomas reuniendo material para recuperar la temporada.

Muchas parejas de horneros comenzaron a construir nidos nuevos por la abundante disponibilidad de barro tras la tormenta. / Foto: Lucas Verniere.

“Entiendo que alguno de ellos debía tener alguna tanda de pichones y por eso había premura para seguir con la etapa de reproducción”, agregó.

En tal sentido, el especialista dijo que en la época de primavera-verano es donde la mayoría de las aves nidifican y las palomas, si tienen alimentos, lo hacen durante todo el año, aunque con un ritmo más lento cuando hace frío.

Una pareja de tordos músicos continúa alimentando a sus pichones entre las ramas de un árbol caído. / Foto: Agustín Alvarez.

“Por ejemplo, los nidos de horneros y de benteveos son más elaborados y los vemos en los árboles; a ellos (hacerlos) les puede llevar una semana”, dijo.

“En algunos casos tienen problemas y los deben volver a elaborar; lo que pasa es que ahora les sucedió a todos a la vez. Y está el esfuerzo de construir el nido, poner los huevos, incubarlos y atravesar un mes. Y luego que nacen los pichones hacen lo posible para llevar adelante esas crías”, explicó.

Volantón de halconcito colorado. El nido se encontraba en un hueco de un árbol que cayó con la tormenta, sus padres lo siguieron alimentando y terminó de ser criado con éxito. / Foto: Agustín Alvarez.

“Es por eso que, por ejemplo, los tordos músicos aparecen con comida entre ramas de árboles caídos porque tienen pichones y se salvaron, pero los deben alimentar para no perder la temporada. Ellos tienen un tiempo invertido y mientras haya posibilidad de continuar con la cría lo van a hacer”, indicó Verniere.

“¿Si siempre es así? Siempre. Por todos los medios van a tratar de terminar con la crianza; no los dejarán ante ninguna circunstancia”, aseguró.

Una paloma picazuró anidando en los árboles. / Foto: Lucas Verniere.

Respecto de la afectación de futuras poblaciones como consecuencia de la pérdida de más de 14.000 árboles, Verniere señaló que, si bien no hay certeza de la utilización de las aves de todos los ejemplares, está claro de que habrá una menor disponibilidad.

“Muchas especies van a competir por esos lugares; eso se verá en la primavera venidera y deberemos ver cómo se resuelve”, expresó.

Otro pájaro carpintero.

“Estamos prestándole atención a la nidificación, porque hay estorninos pinto que no sabemos dónde van a nidificar. Es una especie invasora, que hace una década llegó a Bahía. Hacen nidos en huecos, sobre todo en árboles maduros, y compiten con carpinteros, lechuzas, halconcitos y pájaros chicos. El tema es que les gana y por eso estamos muy atentos a ese proceso”, describió.

Respecto de los loros del parque de Mayo, el experto dijo que la afectación no ha sido significativa, al menos por lo analizado en los primeros relevamientos.

Más allá del radio céntrico

“Tengo experiencia sobre aves en el arbustal costero y allí, las tormentas, como las sudestadas, son más frecuentes y con fuertes vientos que afectan la dinámica de los ejemplares”, dijo Verniere.

“Cuando en el invierno, o en esta etapa, hay una sudestada, al día siguiente aparecen pocos ejemplares porque se escapan hacia sitios continentales de menores vientos”, sostuvo.

Los trabajos de remoción aún continúan en el parque de Mayo.

“Durante la primavera, quienes están haciendo nidos en el arbustal pasan allí la tormenta, ya que los hacen en sitios más protegidos. Son cerrados y resisten el clima inhóspito. Y un detalle: ahí no existen árboles”, aclaró el especialista.