Bahía Blanca | Sabado, 19 de julio

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Primeros pasos para recuperar un valioso vitral que pocos recuerdan

Se trata del que estaba ubicado en el hall central del banco Nación y que se destruyó con el incendio de julio de 2018. 

El banco Nación contrató a una especialista con formación y internacional para diseñar el vitral que nuevamente lucirá en su parte superior el hall central del edificio de Estomba y Moreno, cuya pieza original fue destruida por el incendio que afectó al bien en julio de 2018.

Así lo hizo saber a este medio el arquitecto Rafael Cayol, perteneciente al área de Patrimonio arquitectónico de la oficina de infraestructura edilicia del banco, quien destaca además la voluntad de la entidad de respetar y atender el valor patrimonial del edificio a la hora de decidir este tipo de intervenciones.

El vitral --de 5,85 metros por 12 metros--, estaba organizado en tres paneles, uno central principal y dos extremos de menor superficie, sostenido por una estructura metálica. 

Lo curioso de la situación es que el propio banco posee muy pocas fotografías del vitral, lo cual suponía un escollo al momento de plantear su reconstrucción. A pesar de esa limitación, la entidad dio ahora un primer paso convocando a especialistas en ese oficio artesanal y milenario, de modo de disponer de un diseño que permita reconstruirlo de la mejor manera. 

Finalmente, se encomendó a María Paula Farina Ruiz la elaboración del proyecto y de la documentación que permita su posterior construcción. 

Farina Ruiz es especialista en la restauración de vitrales, egresada del Instituto Superior de la Catedral de La Plata y con estudios relacionados en la ciudad de Chartres, París, uno de los mejores lugares de formación del mundo. Fue la primera extranjera en ser aceptada en el Centre Internacional du Vitral. Hoy se desempeña como coordinadora de las Formaciones del Centre Internacional du Vitrail de Chartres.

La profesional ha restaurado decenas de vitrales, entre ellos los de la Casa Rosada y del Congreso de la Nación, además de los de las confiterías porteñas El Molino y Las Violetas y del Círculo Militar y la estación del ferrocarril Mitre.

Un símbolo

Uno de los desafíos iniciales que enfrentó Farina Ruiz fue disponer de documentación acorde para la reconstrucción pretendida por la entidad.

“La búsqueda histórico es clave para este tipo de intervención y, en el caso del banco Nación, hace al respeto por mantener las características más representativas del antiguo vitral como así también sus colores”, detalló. 

La situación mejoró cuando en esa búsqueda apareció en escena la firma Servicios Bautista SRL, con oficinas en nuestra ciudad, la cual se encargaba del mantenimiento del vitral. Gracias a esos trabajos y a la disponibilidad de la empresa se pudo disponer de fotografías que permiten tener detalles de cómo era la obra. 

“Los limpiábamos y reparábamos cada año. Incluso lo habíamos hecho un mes antes del incendio”, explicó a La Nueva Leonardo Bautista, titular de esa empresa.  

El tipo de vitral que coronaba el hall del banco era típico en las obras de época y cumplía un papel que excedía la cuestión estética.  

“Los vitrales, especialmente en edificios bancarios, no sólo tenían una función estética sino que eran un símbolo de los valores que las instituciones deseaban proyectar. En el contexto del Banco, se convertía en un elemento que reflejaba transparencia, apertura y progreso, cualidades fundamentales para una entidad que debía inspirar confianza”, señaló Paula. 

La profesional agregó que el vitral a reconstruir actuaba como un “umbral de luz”, dando la bienvenida al visitante y ofreciendo una atmósfera de seguridad. 

“La ornamentación usual incluía símbolos patrios y detalles florales, conectando a la institución con la identidad nacional y local, reafirmando el sentido de pertenencia y conservando el legado cultural del edificio. De allí entonces que su reconstrucción es la oportunidad de recuperarlo como símbolo visual y que continúe transmitiendo valores de apertura, confianza y arraigo histórico”. 

En su propuesta Farina Ruiz respetó los principios internacionales que guían la restauración de bienes culturales y aseguran que el vitral se ajuste a los principios de autenticidad, durabilidad y respeto por el contexto histórico y arquitectónico del edificio.

Sin copiar exactamente el original, prioriza un diseño “que evoca el espíritu y la estética de la época”, respetando la autenticidad del espacio. 

A nivel estructural, se considera la modularidad en los paños y el uso de técnicas tradicionales, como el emplomado, la pintura grisalla y esmaltes, que garantizan una estética coherente con el período histórico, buscando preservar características de los utilizados en edificios públicos de principios del siglo XX. 

El diseño respeta la estructura del vitral original, descrito como un conjunto de rectángulos laterales y un gran óvalo central. Estará constituido por 55 guardas en tonos verdes, con la imagen de hojas de laurel con su fruto rojo, con acentos amarillos y naranjas.

Tendrá, como el original, 70 paños centrales, y predominará el color rosado, con acentos en amarillo, verdes, rosas y celestes para las guirnaldas. Los escudos serán realizados en tonos amarrillos/anaranjados. 

Todos los paños estarán formados por piezas rectangulares, sostenidos por una rejilla de hierro modular, permitiendo que los 125 paños queden ensamblados.

Los materiales incluyen vidrio de alta calidad y piezas translúcidas en las zonas centrales, permitiendo así una iluminación natural uniforme. La pintura horneada se aplicará en guirnaldas, hojas de laurel y escudo, siguiendo la técnica medieval de grisalla.