Bahía Blanca | Viernes, 17 de mayo

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Un salón al borde del KO, una cúpula herida, héroes caidos y antenas por el suelo

Deporte, política, vida social y arquitectura de sitios emblemáticos quedaron dañados tras el fenómeno climático.
 

El temporal no tuvo contemplaciones en La Falda y Cuyo. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Cada día se conocen más consecuencias materiales del temporal del pasado 16 de diciembre, algunas menores —en cuanto a que pueden ser reparadas—, otras que exigen una intervención más drástica.

Los tres casos que siguen no fueron elegidos por ser los más relevantes o importantes, sino porque representan sitios o elementos emblemáticos de la ciudad.

Uno relacionado con el primer edificio construido con fondos públicos —el Palacio Municipal—; el segundo es parte de una página grande de la historia del deporte, la política y la vida social local —el ex Salón de los Deportes— y el tercero relacionado con un sentido reconocimiento de los héroes de la guerra de Malvinas.

Vitral sobre la Salle des pas perdus

Quien alguna vez haya ingresado al Palacio Municipal de Alsina 65, recorre primero un corto y ancho pasillo que lo conduce al gran hall central, alrededor del cual se organizan algunas oficinas y, quien lo cruza, accede al sector de cocheras y a la salida por calle Belgrano.

Si bien nadie lo menciona con ese nombre, el lugar es una versión de los denominados Salle des pas perdus, espacios habituales en varios edificios públicos de Francia, cuya traducción más habitual es Salón de los Pasos Perdidos, aunque, quizá por su uso y origen, sea más adecuado nombrarlo como el Salón de los pasos que se cruzan.

La función de este tipo de espacio es la de poder reunir a un importante número de personas y servir como elemento distribuidor a las distintas áreas del edificio. También suele ser un lugar de ocasional encuentro entre personas que transitan en distintos sentidos.

La cúpula de Palacio Municipal resultó dañada por el temporal.

En el caso del Palacio Municipal, este hall está lejos de cumplir esa función, ya que los circuitos de circulación del edificio suelen ser otros.

La explicación de esta situación tiene que ver con el cambio que tuvo el proyecto original, cuando en 1906 se cuestionó la ubicación de la escalera tipo imperial que ocuparía el lugar, enfrentando a la puerta de ingreso y conduciendo al piso superior.

Las críticas eran precisamente que esa escalera impediría el funcionamiento del famoso salón. El resultado fue que la escalera se cambió de lugar —se colocaron dos tramos en el final del pasillo que corre en el sentido de la fachada del edificio— y el hall quedó libre, aunque las distintas dependencias quedaron ubicadas de acuerdo con el proyecto original, con lo cual resulta casi innecesario cruzar el salón con la asiduidad y por un importante número de personas.

La historia viene a cuento porque este espacio está cubierto por una especie de cúpula, de base cuadrada y 16 metros de lado, la cual está rematada por una estructura octogonal vidriada.

Este último componente es el que ha resultado dañado por el temporal, con la pérdida de algunos de sus vidrios y la rotura de otros. Por eso, a estas horas una cinta rodea el perímetro del hall, evitando que se transite por el lugar hasta tanto se realicen las reparaciones necesarias y sea seguro volver a utilizarlo.

Si bien esa cúpula nunca ha estado en situación de riesgo, en mayo de 1973 hubo un hecho que estableció un alerta. Ocurrió cuando Eugenio Martínez asumió el cargo de intendente municipal, en un acto realizado en el hall. Una multitud ocupó ese espacio y los pasillos de la planta alta, cantando consignas, saltando y tocando decenas de bombos.

Eugenio Martínez y un temblor inesperado, 1973

El edificio vibraba, según se indicó. Fue entonces que un funcionario se acercó a Martínez para mencionarle que existía un informe técnico donde se aseguraba que “un exceso en las vibraciones” podía hacer colapsar la cúpula, al punto que meses antes se habían retirado del lugar unas cuantas máquinas IBM que generaban una vibración. Atendiendo el comentario, el flamante jefe comunal dio por terminado el acto y se dirigió a su despacho.

Lugar para héroes

No es la primera vez que las gigantografias ubicadas en el monumento a los caídos en la Guerra de Malvinas, de La Falda y Cuyo, se derrumban.

Sin embargo, esta vez no ha sido como consecuencia del vandalismo, como en varias ocasiones anteriores, sino por el temporal, un viento menos frío, pero acaso similar al que el 2 de mayo de 1982 castigó a los tripulantes del ARA General Belgrano hundido por los ingleses en el marco del conflicto bélico.

Una de las gigantografías derribadas

El homenaje fue inaugurado en el año 2005 —una fuente, las siluetas de las Islas recortadas en una placa de metal y dos muretes con los nombres de los combatientes— y cuatro años después, en 2009, se colocaron las fotos de Edgardo Behrendt, Juan Carlos Bollo, Pedro Castro, Hugo Galliano, Néstor Gorosito, Luciano Guadagnini, Hugo Llanos, Miguel Paz, Enrique Pereyra, Isaías Quillahueque, Héctor Ragni, Omar Rupp, Pedro Vendramín, Alejandro Vergara y Carlos Zubizarreta, todos caídos en combate.

Los parantes derribados y dañados el pasado 16 de diciembre corresponden a Antonio Vergara, nacido en San Juan, 20 años; Isaías Quilahueque, nacido en Río Negro, 28 años, y el bahiense Néstor Gorosito, 21 años. Las edades mencionadas corresponden al momento del hundimiento del crucero Belgrano y el lugar de ubicación de sus restos es en el Mar Argentino.

El tinglado de calle Soler

Durante casi cuatro décadas nuestra ciudad contó con su propio Luna Park (en referencia al mítico estadio porteño), ubicado en calle Soler 444.

El Salón en pleno funcionamiento

Fundado en 1944, se lo llamó El Salón de los Deportes y, en 1947, construyó su monumental estadio, el primero cubierto que tuvo Bahía Blanca. El uso inicial y fundacional fue brindar espectáculos boxísticos; de hecho, hasta hoy la asociación inmediata del lugar se relaciona con esa práctica.

Viernes de Boxeo en Soler 444, un clásico de la ciudad

En el centro del edificio se ubicaba el ring, las sillas del ring side y, sobre las tres paredes perimetrales, tribunas de estructura metálica y tablones de madera.

El muro de frente del ex Salón de los Deportes quebrado de una manera irrecuperable.

Por el sitio pasaron púgiles de la talla de Horacio Accavallo, Archie Moore, Andrés Selpa, José María Gatica, Pascual Pérez, Oscar (Ringo) Bonavena, Carlos María Giménez, Alfredo Prada y Luis Federico Thompson, entre tantos otros.

Pero el Salón fue un espacio polifuncional. Bastaba desarmar el ring para disponer de una pista amplia y libre. En el lugar se organizaban importantes partidos de básquet, se realizaban mitines y encuentros políticos, eran exitosísimos sus bailes de fin de semana y, sobre todo, los realizados en los días de carnaval.

El Salón de los Deportes cerró en 1975 y reabrió, con otros dueños y suerte diversa, en dos o tres ocasiones. En 1998 fue finalmente adquirido y ocupado por una congregación religiosa.

Lamentablemente, el histórico edificio no salió inmune del temporal. Si bien su estado de conservación es muy bueno y la cubierta resistió los embates del viento, no corrió la misma suerte la pared de frente, la que está retirada de la línea municipal pero se ve desde la calle, distintiva por su terminación curva y sus ventanales.

El muro se quebró de una manera muy particular, a unos diez metros de alto, siguiendo una línea horizontal. La parte superior de la pared quedó fuera de plano, volcada hacia adelante.

Profesionales de la ingeniería —que evaluaron su estado— mencionan que la estabilidad del frente es, desde el punto de vista estructural, “precario”, perdió su integridad y hay un riesgo cierto de derrumbe. Es decir, no queda otro camino que el de la demolición.

No hay precisiones de cuándo se llevará a cargo esa intervención. Hay que considerar que es factible reconstruirla siguiendo los lineamientos originales, aunque entre tanto el lugar quedaría abierto, lo cual suponer que debería hacerse el cierre nuevo en el menor tiempo posible.

Mientras tanto, el lugar ha quedado cerrado y, en caso de verificarse una caída de mampostería, la misma caería sobre el patio delantero, sin riesgo para un ocasional caminante por la vereda.

Las antenas, ese detalle

Al menos dos elevadas torres metálicas que sostenían antenas cayeron por el empuje del viento y otras tantas quedaron afectadas en su estabilidad.

No deja de ser una rareza esos derrumbes, o al menos una consecuencia inesperada. Porque ese tipo de estructuras de hierro son de alguna manera “huecas”; es decir, que ofrecen muy poca resistencia al empuje del viento.

Ese es el secreto, por ejemplo, de la mítica torre Eiffel de París que, con sus 300 metros de altura y una oscilación promedio de 6 centímetros ante los fuertes vientos, se mantiene en pie —más allá de una muy estudiada cimentación— porque ofrece poca superficie al empuje, el viento la atraviesa, no la empuja.

Las caídas de las antenas de LU2 Radio Bahía Blanca, Radio Nacional y la inestabilidad de la utilizada por Canal 7 dan cuenta entonces de la fuerza del fenómeno, no sólo de las velocidades alcanzadas por sus ráfagas sino de la variabilidad de direcciones que tuvieron, lo cual generó para esas estructuras una exigencia que superó toda su capacidad de resistencia, al punto que no sólo pudo vencer a la cimentación de este tipo de obra sino también superar los amarres y los tensores propios de este tipo de estructura. Si algo no debería caerse eran estas torres. El temporal pudo y da cuenta no sólo de su magnitud sino de su singularidad.

La torre y antena de Radio Nacional

Curiosamente, la que sí soportó el temporal fue la histórica torre montada en 1965 sobre la azotea del edificio Caviglia, en Zelarrayán y Sarmiento, donde se colocó la antena de TeleNueva Canal 9, que todavía sigue de pie y que fuera una postal de la ciudad durante décadas.

La torre sobre el edificio Caviglia, soportó el temporal

También logró sobrevivir una curiosa antena natural, un ejemplar de Araucaria heterophylla, una conífera de particular geometría, cuyo tronco emite ramas casi horizontales, en número de cinco, formando pisos a diferentes niveles y achicando su diámetro en altura.

El remate final es, en su forma y apariencia, una pequeña antena, natural y verde.

Final

Si bien con el paso de las semanas se ha tomado clara dimensión de los efectos del temporal del pasado 16 de diciembre, son tantos los daños causados en todo el ámbito urbano que, día a día, se suman nuevas historias.

Cuando se tenga un resumen global de todas esas consecuencias, sin dudas se tendrá una certeza concreta, clara y contundente de lo extraordinario de un fenómeno sin precedentes en la historia de la ciudad.

Las huellas de lo ocurrido, a cada paso